En la batalla cultural, algunos lugares se
ofrecen como trinchera. O mejor, como bastión. Un refugio para resistir
los embates del enemigo, una plaza desde la que contratacar y recuperar
terreno. El Centro Cultural de la Cooperación reafirmó para sí ese rol
en su decimoquinto cumpleaños, que se celebró el miércoles en su sala
Solidaridad, repleta de artistas, intelectuales, miembros del equipo de
trabajo del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, antiguos
empleados y una cantidad –inesperada, quizás, pero más que bienvenida–
de espectadores, visitantes recurrentes y espíritus afines que se
acercaron a la celebración y a oír las palabras de quienes tomaron el
micrófono para aludir al aniversario. Además, quienes llegaron hasta el
emblemático edificio de Corrientes 1543 pudieron disfrutar de un puñado
de canciones interpretadas por Débora Infante y Virginia Innocenti.
Tras quince años abierto al público, el Centro Cultural de la
Cooperación es uno de los espacios multidisciplinarios más importantes
de la ciudad y convoca anualmente a más de 130.000 personas, explicó
Juan Carlos Junio, director del CCC, durante el discurso de apertura de
la velada. Junio destacó la misión del centro cultural en pos de generar
discursos contrahegemónicos, señaló su adhesión al ideario
cooperativista que le dio origen con el impulso de Floreal Gorini y
consideró que el camino hecho hasta el momento ayudó a “perforar la
muralla” del discurso dominante, al tiempo que llamó a seguir trabajando
“por el futuro y las utopías de siempre”.
El denominador común de todas las intervenciones fue la actualidad
social y política argentina, en la cual muchos encontraron dramáticas
similitudes con las de los orígenes del Centro Cultural, que abrió sus
puertas en noviembre de 2002, con el país aún sin recuperarse del
estallido de fines de 2001. “Hay un momento previo a estos quince años,
que fue el momento en que Gorini y el movimiento cooperativista tuvieron
la lucidez de entender que la auténtica batalla era cultural”, señaló
el periodista Eduardo Aliverti. “Cambian los dispositivos y los
soportes, pero no la batalla cultural”, advirtió contra los agoreros del
fin del periodismo y del fin de la cultura. Además, llamó a “dejar el
pesimismo para tiempos mejores”: no es cosa de dejar que “los tiempos
horribles” quiten las ganas de construir futuro, aseguró.
“Este lugar sobrevivió a quince años de historia argentina, que por
su densidad histórica, digamos, aquí en quince años pasan más cosas que
en doscientos años belgas”, intervino a su vez Atilio Borón. El
sociólogo evaluó que el retroceso de los movimientos progresistas en
América latina se debió a que las mejores sociales y económicas
construyeron consumidores, antes que ciudadanos. Sin embargo, se mostró
optimista y celebró la existencia del CCC como “uno de los pocos
espacios de amplia capacidad de convocatoria” para reunir al arco
progresista y de izquierda para conformar una resistencia ante la
embestida neoliberal.
Luisa Kuliok también tuvo su momento al micrófono, que aprovechó para
agradecer al CCC por abrirle sus puertas para hacer teatro. “Pude
confirmar todo lo que sostenía ese anhelo”, contó sobre la ilusión que
le hacía trabajar en el lugar. “Las semanas de ensayo, los meses de
funciones fueron un pequeño paraíso para mí”, confesó antes de ilustrar
su sentimiento con un antiguo cuento chino. Una colega suya se ocupó de
agradecer desde las gradas especialmente a todos los equipos técnicos
del Centro. “Este es un lugar de más unión que nunca, porque hay
políticas culturales que el gobierno no está asumiendo y que aquí
encuentran su espacio”, agregó. Ese rol como plaza de encuentro para
voces disidentes y miradas alternativas de la realidad también fue
destacado por otros oradores, como Alejandro Vaccaro (de la Asociación
Argentina de Escritores) o el dramaturgo Hugo Urquijo, además de su
director artístico, Juano Villafañe.
Otra coincidencia entre los discursos fue la necesidad de romper los
sentidos que intenta imponer el neoliberalismo. Así, Gisela Cardozo, de
la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, llamó a luchar para que
en el sentido común estén “la empatía, los derechos humanos, la
solidaridad y la justicia”. El diputado nacional Carlos Heller (FPV-NE),
a su vez, recordó los orígenes del CCC, el momento difícil que
atravesaba el país entonces y sus similitudes con la actualidad
nacional: “Hoy tenemos que ayudar a traducir el lenguaje neoliberal para
que la ciudadanía sepa lo que está pasando”.
Fuente:Pagina/12
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