miércoles, 17 de enero de 2018

Medios y comunicación:Des-democratización

17 de enero de 2018


Para Cecilia Díaz, las últimas decisiones del Gobierno confirman que ha sido abortado el intento de democratización de la comunicación impulsado desde la recuperación democrática por las organizaciones sociales, la academia y los trabajadores.
Tras el cierre de la TDA, el desguace de las señales de gestión estatal del Bicentenario, las fusiones en telecomunicaciones de los gigantes, la decisión política de Cambiemos en el plano de la políticas públicas de comunicación no deja lugar a dudas, ni a sorpresas. El intento de democratización de la comunicación impulsado por las organizaciones sociales, la academia y los trabajadores desde la recuperación democrática ha sido abortado. En parte, el revanchismo de llevar a un escenario prekirchnerista –pero con convergencia digital– ha signado las acciones de desmantelamiento de programas de accesibilidad, gratuidad de contenidos, regulación para la desmonopolización y pluralismo.
Todo cayó en la sospecha de corrupción o de gasto innecesario, donde lo que sobran son trabajadores y derechos de las audiencias.
Resultado de imagen para libertad de prensa mordaza 

Lejos de suponer que el panorama en 2015 era “la” comunicación democrática como algo suturado y perfecto, lo cierto es que es necesario preguntarse si en efecto las políticas del kirchnerismo no alteraron significativamente el poder hegemónico de los grandes conglomerados.0 ¿Qué hay de peligroso en esas políticas? 

La clave del interrogante se encuentra en la disputa retórica de la dimensión simbólica de esas medidas en relación con la democracia, más que en la comparación indicadores estrictamente económicos. 

Cuando se modificó por DNU la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en sus artículos más transformadores, el Jefe de Gabinete Marcos Peña no dudó en enunciar  “por decisión de Macri, se termina la guerra del Estado contra el periodismo […] comienza una política pública de comunicaciones del siglo XXI en la Argentina”. Luego, Hernán Lombardi a cargo del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos lanzó el lema “ceder la palabra” y quitó a Zamba de Tecnópolis ya que “estaba podrido por dentro”. Esta última declaración si bien refería al estado material de las estructuras de las figuras en el parque, adelantaron el fin de toda la perspectiva revisionista de la historia en los canales educativos como Encuentro y Pakapaka, que en la actualidad reproducen “latas” de documentales de animales. Ahora sí, podemos conocer a los héroes que decoran los nuevos billetes. 

Además del cierre del Instituto Manuel Dorrego y del Centro de Producción e Investigación Audiovisual (CEPIA), a cargo del Ministro de Cultura, Pablo Avelluto; la comercialización en manos de los privados de los derechos del fútbol; y el abandono del Conectar Igualdad desplazaron el rol del Estado como CEO de las corporaciones en las antípodas de la democratización. Son decisiones que no han generado atención en la población como un cercenamiento de derechos.

Sin embargo, desde los organismos internacionales defensores de  derechos humanos sí se advierte el problema porque la democratización de la comunicación es un concepto sostenido desde el plano supranacional al que Argentina adhiere en su Carta Magna. Los abordajes y apropiaciones son variadas de acuerdo a los contextos locales, donde los estados despliegan acciones u omisiones. En el caso argentino, desde la reforma del marco regulatorio en 2009, la democratización de la comunicación adquirió un sentido político particular: refundar la distribución de la palabra como eje de la discusión política a partir de un nuevo paradigma comunicacional.

En este punto se encuentra la clave de la disputa simbólica que hay en el desguace de la políticas de comunicación del anterior gobierno. Más allá de las evaluaciones que se puedan esgrimir sobre la concreción material de esas iniciativas, no es posible soslayar que surgieron y potenciaron la discusión política en los últimos años. Es que el acceso a la pluralidad de voces como al uso de la palabra son dimensiones del poder, por lo que lo que estuvo en juego fue la distribución de los bienes simbólicos. 

La huella del populismo kirchnerista, entonces, devela que el orden comunicacional está dislocado. Por ejemplo hay hiperconcentración y exclusiones. El carácter fundante de sus políticas interpeló a la sociedad acerca de una cuestión básica de la política: ¿cómo se quiere vivir en sociedad? Esta pregunta politizante integra la democratización, pero a sabiendas de que no va alcanzar un fin último. La peligrosidad para los poderes fácticos -históricos y solidificados- radica en el despliegue de un devenir que entrama demandas, emancipaciones en la configuración de un horizonte democrático, que viene a discutirlo todo. 

En suma, el viraje en la posición  del Estado bajo la gestión de Cambiemos revela que el establecimiento de los límites de lo pensable se vuelven concretos en el marco jurídico y represivo. 
* Docente investigadora Unlam. Doctoranda en Comunicación (UNLP).
Fuente:Pagina/12


 

miércoles, 10 de enero de 2018

Una democracia de calidad no puede basarse en el objetivo de acallar voces distintas”

“Mienten para armar una puesta en escena”
Víctor Santa María sobre los ataques del Gobierno y los grandes medios

El director del Grupo Octubre, editor de este diario, y dirigente gremial y político dijo que “una democracia de calidad no puede basarse en el objetivo de acallar voces distintas”. Alertó contra “la instalación del miedo”.
 
Presidente del Partido Justicialista porteño, diputado del Parlasur, secretario general del Sindicato Unico de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal, director del Grupo Octubre, editor de PáginaI12, entre otras funciones, Víctor Santa María reaccionó frente a lo que definió como una publicación “en cadena” de La Nación y Clarín del domingo y parte de “una andanada que se produce cada tres meses” con intervención del Gobierno.
–Yo podría decir que estoy sorprendido porque el mismo día Clarín y La Nación, y ningún medio más, hicieron eje en mi persona –afirmó Santa María a este diario–. Pero a la vez no me sorprende. Cada tres meses algunos grandes medios de comunicación, en general los mismos, se dedican a refritar versiones en función de objetivos que desconozco. Pueden ser objetivos políticos, pueden apuntar a las organizaciones gremiales o pueden buscar un efecto que cambie el mapa de los medios en la Argentina. No lo sé porque no tiene sentido juzgar intenciones ajenas. Sí tiene sentido, en cambio, analizar cuál es el efecto que producen maniobras como éstas y cuál es la naturaleza del origen desde donde salen los ataques.
–¿Por qué habla de ataques?
–Porque lo son. ¿Nos atacan porque, otra vez, creen que un medio es un obstáculo y quieren barrerlo de la superficie? ¿O están buscando condicionar a la dirigencia sindical para que no ejerza una posición libre? Ya dije varias veces que no tengo una cuenta en Suiza. ¿Por qué insisten? Mienten para armar una puesta en escena. Si no la tengo, mal podría mi madre haber blanqueado dinero en relación a esa cuenta que no existe, ¿no? Si el sindicato tiene empresarios que proveen servicios, ¿debo examinar quién entró en el blanqueo y quién no? ¿Cómo es la historia? ¿El Gobierno se obsesiona por el secreto en un caso y en otro caso permite que sectores del Estado ventilen secretos? No tengo citación judicial del fuero federal. ¿Están buscando condicionar a la Justicia justo en el momento en que además, insisto, se discute la reforma laboral?

–Son preguntas. 
–Tengo las respuestas. La realidad es que el atacado es un medio que, como sucede con PáginaI12, expresa posiciones editoriales diferentes a las posturas hegemónicas del gobierno nacional en materia de derechos humanos, garantías individuales, políticas económicas macro, derechos sociales, tarifas, inflación o endeudamiento. No se trata de pensamiento único porque el diario refleja informativamente qué hace el Gobierno, qué busca y cuál es su lógica. Se trata de investigar, de buscar información, de publicarla y de abrir el debate al pensamiento crítico. No sé cuál será el futuro. No sé cuál será la relación de cada medio con el poder económico y con el poder político, y qué buscará el poder político de los medios. Pero en la Argentina de hoy es evidente que, con excepciones individuales relacionadas más bien con posiciones profesionales de algunos periodistas, los grandes medios como Clarín y La Nación están satisfechos con el rumbo del Gobierno, lo alientan y buscan sacarle lo que para ellos pueden ser obstáculos en el camino. 

–¿PáginaI12 sería un obstáculo?
–De hecho lo ven así. Pero si ése fuera el criterio estarían cometiendo un grave error. La libertad de expresión es un valor universal. Una democracia de calidad no se basa en la persecución, el encarnizamiento y la búsqueda permanente de acallar voces distintas. Una democracia mejora en calidad cuanto mayor sea la pluralidad de voces. Es mi opinión, pero además es el fundamento jurídico de los pactos firmados por la Argentina, que en materia de derechos humanos tienen rango constitucional. Yo quiero poder seguir leyendo Clarín y La Nación. Me gustaría que los propietarios de Clarín y La Nación quisieran poder seguir leyendo PáginaI12. El 10 de diciembre último la Argentina celebró 34 años de democracia sin interrupciones. ¿Queremos más derechos o menos derechos? ¿Queremos más pluralismo o menos pluralismo? ¿Queremos discusión o queremos uniformidad? Soy dirigente sindical, dirigente político, parlamentario del Mercosur y editor. Que por favor alguien me diga cuándo cuestioné la legitimidad de la voluntad popular, así estuviera en desacuerdo o sintiera temor por el futuro del pueblo argentino. En las campañas contra mí, contra el sindicato y contra PáginaI12 veo el peligro de que termine borrada la representación social de vastos sectores. De trabajadores, de lectores, o de ambas cosas al mismo tiempo. ¿Tanto les molesta que alguien piense distinto? ¿Tanto les molesta que alguien actúe distinto? ¿A qué le tienen pánico? Digo esto porque me impresiona el grado de violencia empleado por un sector de los medios de comunicación ligados al Gobierno contra medios que tienen posiciones o líneas diferentes. Atacan con violencia.

–¿Por qué violencia es la palabra?
–Porque parece apuntar a la destrucción de lo que no es hegemónico en el Estado, el poder económico y el sector mediático más grande. Porque veo un funcionamiento en cadena. Porque observo una simultaneidad que no surge de la agenda pública. Porque hay un abuso de los verbos en potencial... Porque tal vez busquen condicionar los tiempos y los pasos del Poder Judicial. Cada dos o tres meses hay una andanada. Y da la casualidad de que las andanadas coinciden con los momentos de grandes debates de la Argentina. Venimos de la reforma previsional. Los legisladores a los que soy afín votaron en contra. El sindicato marchó pacíficamente y fue parte de las protestas multitudinarias contra el recorte de asignaciones y jubilaciones. PáginaI12 cubrió el Congreso y la calle con altísima profesionalidad periodística. Nada de esto impidió que el Gobierno reuniera el quórum y la mayoría para darle en Diputados la media sanción que ya había conseguido en el Senado. No nos gusta el resultado pero sabemos que una ley solo puede ser cambiada por otra ley y respetamos los mecanismos institucionales. Ahora se viene otra gran discusión: la reforma laboral. Somos críticos. Al atacarme, ¿quieren debilitar también a la Confederación General del Trabajo?

–¿Cómo está la CGT?
–No hay misterios. No hay homogeneidad. Uno de los signos, aunque no el único, fue la renuncia de uno de los secretarios, (Francisco) “El Barba” Gutiérrez, de los metalúrgicos. ¿Quiere meterse el Gobierno en la CGT y alinearla? ¿Alinearnos? Algunos tenemos posiciones más críticas. Otros, menos. Convivimos y debatimos, como corresponde. No queremos una reforma que intente ir para atrás respecto de los derechos de los trabajadores. 

–¿Qué sería lo peor de la reforma laboral?
–Retrocede respecto de derechos ganados en muchos años. No intenta dar mayor cobertura y mayor proyección a los más débiles o a los trabajadores. Trata de profundizar el desequilibrio entre trabajadores y empresarios. Siempre que se buscó que el Estado protegiera al más débil, no que fortalezca a los más fuertes, que son los empresarios. Habría un retroceso de las convenciones colectivas de trabajo en favor de paritarias sector por sector, en el mejor de los casos, o empresa por empresa. Disminuirá la equidad si no hay un Estado que busque proteger a los trabajadores. Se diluiría la fortaleza general en debilidades individuales. PáginaI12 viene contando ese debate. Consigna la posición del Gobierno y registra las críticas. El diario es un medio crítico con el poder en general. El periodista que investiga es su fuerte. Frente a este gobierno PáginaI12 ha desplegado una posición que refleja algunos problemas graves: hay presos políticos, hay un alto nivel de endeudamiento, hay la idea de que vuelvan, adaptadas al siglo XXI, políticas del neoliberalismo. Justo el ataque al diario se produce cuando fuerzas disímiles coincidieron en la Cámara de Diputados en votar contra la quita en jubilaciones y pensiones, o cuando dirigentes políticos se reúnen para acercar las distintas visiones opositores. Nos quieren amedrentar.

–¿Lo están consiguiendo?
–Lo intentan. Hay que tener cuidado con el uso de la psicopolítica, como escribe el autor coreano Byung-Chul Han. Recomiendo la lectura de ese libro. Cuidado con la instalación del miedo. El miedo es un instrumento selectivo. Puede haber una política de miedo dirigida hacia ciertos sectores en particular. Hacia algunos sectores de la política, por ejemplo. O hacia los sindicatos. O hacia determinados medios. Las redes sociales ayudan para obtener información. La combinación de Big Data y estrategias de miedo es muy peligrosa. 

–¿Cuál es el peligro?
–La persecución selectiva muchas veces usa la herramienta de la discriminación. Por ejemplo la pauta oficial cortada o abusivamente restringida. La discriminación es para que uno se someta a un pensamiento único. En este caso, a la idea de un Estado ausente cuando se trata de defender a los más débiles y presente en defensa de los que más tienen. Con el intento de concentrar la riqueza en unos pocos. Algunos no queremos ese país. Los números deben cerrar pero la gente debe sentirse incluida en ese proyecto de país. Son temas centrales que hacen a discutir la Argentina que queremos. Nos quieren sacar de la discusión de fondo para debatir sobre maquillajes. Me gustaría decirle al Gobierno que se dedique a gobernar.
–Contestaría, seguramente, que ya lo hace.

–Que se dedique a gobernar y deje actuar a cada uno en lo que le corresponde. A los sindicatos en defensa de los trabajadores, a los periodistas informando, a los diarios abriendo el debate e incorporando temas y enfoques a la agenda pública. Que se abstengan de hacer cadenas para atacarnos. Fueron elegidos para ejercer el Poder Ejecutivo y respetamos la legitimidad del voto. Que gobiernen y no persigan. 

Fuente:Pagina/12

sábado, 6 de enero de 2018

Masiva movilización en Mar del Plata contra el genocida Miguel Etchecolatz


"Para mantener la dignidad del pueblo"
Se desarrolla por las calles de Mar del Plata una marcha convocada por organismos de Derechos Humanos y organizaciones sociales y políticas en contra de la decisión de la justicia de otorgarle prisión domiciliaria a uno de los mayores responsables del genocidio.
Imagen: Twitter ATE Capital
Una bandera argentina con los rostros de los desaparecidos de Mar del Plata encabeza
 la movilización convocada por distintos organismos de derechos humanos en repudio a la prisión 
domiciliaria que el genocida Miguel Etchecolatz cumple en esa ciudad. 
“Para mantener la dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer
 este repudio y tienen que prontamente meterlo en la cárcel como corresponde. 
Basta de domiciliaria para los genocidas”, definió a Página/12 Nora Cortiñas.
"Si quieren, su cárcel podría ser la de Batán, que está en esa ciudad",
 añadió Cortiñas ubicada en la cabecera junto con los representantes locales 
de la Asociación de ex Detenidos y Desaparecidos, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, 
la agrupación HIJOS de desaparecidos y Familiares de Víctimas de la dictadura,
 de Mar Plata.



“La única casa para un genocida es la cárcel”, dice la bandera principal que acompaña aquella otra
 con los rostros de los desaparecidos por el terrorismo de Estado, del que Etchecolatz fue uno
 de los principales ejecutores. 
La multitud movilizada llena más de una decena de cuadras. “No vamos a permitir que semejante criminal 
sea vecino nuestro”, puntualizó Ledda Barreiro, de Abuelas de Plaza de Mar del Plata, 
quien subrayó a este diario que “el pueblo en la calle tiene un poder que el mismo pueblo todavía no conoce”.



Entre los representantes de Familiares de Desaparecidos está Lita Goitano, también la nieta recuperada 
Victoria Montenegro y Rubén López, hijo del desaparecido Julio López. Junto a ellos caminan la militante 
y ex detenida desaparecida de la ESMA Graciela Daleo y el diputado nacional Horacio Pietragalla.



"Como Madre y Abuela de Plaza de Mayo, y como marplatense, no lo quiero en mi ciudad”, sentenció
 Ángela Barilli de Tasca, integrante de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo que encabeza 
la movilización en la que también hay integrantes de Línea Fundadora, como Cortiñas y Taty Almeida.
La marcha avanzó hasta la costanera, desde donde se dirigirán hasta los monumentos a los lobos marinos. 
Los manifestante cantan “Cárcel común, perpetua y efectiva/ ni un solo genocida por las calles de Argentina”.
Fuente:Pagina /12

miércoles, 3 de enero de 2018

Persecución penal, criminalización y cárcel para el opositor

Eli Gómez Alcorta 

Para aquellos que nacimos en la década del ’70 y transitamos nuestra vida política en democracia desde la adolescencia, el concepto de presos políticos se ancló necesariamente en el terrorismo de Estado o en las distintas experiencias dictatoriales de nuestra región.
Muchos recorrimos los grises ’90 cantando a los Redondos: Si esta cárcel sigue así, todo preso es político, como acto de denuncia sobre el sistema carcelario y las condiciones infrahumanas a las que la inmensa mayoría de las personas privadas de su libertad estaban (y están) sometidas.
Para el marxismo un preso político es el que tiene conciencia política, en cambio, aquel preso enajenado es el preso común, descomprometido por haberse identificado con la burguesía y sus valores, que nunca cuestionó.
Esta doble categoría de presos implica asignarle diferencias a cada uno, tanto en términos simbólicos como políticos.
Un preso político está detenido injustamente y, por ello, se encuentra legitimado a rebelarse contra el régimen que lo quiere acallar en razón de sus ideas, de su religión, su orientación o elección sexual, su nacionalidad, su pertenencia a alguna organización o colectivo. De allí que el estatus de preso político merece una protección, atención, denuncia y defensa que se diferencian de aquel que reclaman los presos comunes.
La asignación de aquel estatus es materia de discusión, ya que involucra una serie de premisas: la persecución política, la falta de independencia del poder judicial, el resquebrajamiento del estado de derecho, entre otras. A la vez, en todos esos casos existe una actuación judicial, un hecho y un delito que se le imputan y una orden de un juez para su detención. De allí que para muchos Milagro Sala sea la primera presa política del macrismo, pero no para todos.
De igual forma podemos pensar en otros presos políticos. Por ejemplo durante el alfonsinismo con Fermín Núñez, detenido durante la dictadura cívico-militar y condenado a cadena perpetua por el ex juez federal Manlio Martínez (hoy condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad) y que recién recuperó su libertad en julio de 1989. Los militantes de Movimiento Todos por la Patria, encarcelados después de la toma del Regimiento de la Tablada, también se reivindicaban como presos políticos; Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos alzaron sus voces por la injusta detención de Fray Antonio Puigjané, que no participó del ataque. En la década de los ’90 se acusó al menemismo de la detención por más de un año de los dirigentes del MAS Alcides Christiansen y Horacio Panario y Basilio Estrada Escobar, presos políticos al igual que Raúl Castells, del Movimiento de Jubilados y Desocupados.
Durante el kirchnerismo se sostuvo —y se sostiene aún— que los petroleros de Las Heras condenados a pesar de múltiples y graves irregularidades en la investigación por el homicidio del policía Jorge Sayago integraban la lista de presos políticos,
La enumeración sólo intenta postular que desde el 16 de enero del 2016 transitamos una etapa política en la que la persecución penal, la criminalización y el encarcelamiento al oponente político dieron un salto cualitativo y cuantitativo. Ahora el delito es la oposición política al gobierno y el proceso judicial sólo procura revestirlo de una apariencia criminal.
Hace unos días se lanzó en Buenos Aires el Foro por la Democracia y la Libertad de lxs presxs politicxs. Allí se reunieron familiares directos, hijos e hijas, esposas, compañeras, hermanos de personas con filiaciones y recorridos políticos diferentes:, desde Graciela López, Mirta Shakira Guerrero, Mirta Aizama o Gladys Díaz, detenidas en el Penal del Alto Comedero en Jujuy, a Facundo Jones Huala, lonko mapuche preso en la Unidad 14 de Esquel, o el Chino Zannini, alojado en la cárcel de Ezeiza.
El variopinto panorama no llegó a incluir a varios de los detenidos en las últimas movilizaciones contra la reforma regresiva en materia previsional, que aún continúan presos por orden de Bonadío.
Resultaba tristemente acertado que en la conferencia de prensa de aquel Foro se encontraran sentadas e hicieran uso de la palabra Taty Almeida y Lita Boitano, esta última presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Cuarenta años después del secuestro de sus hijos y de la decisión de formar un organismo de derechos humanos que colaborara en la lucha colectiva de los familiares de desaparecidos y de presos políticos, allí estaba con su inagotable amor, con sus palabras sanadoras, abrazando y acariciando a cada compañera y a cada hijx que tomaba el micrófono para reclamar por su ser querido.
Hace casi dos años, muchos ensayábamos la idea de que la detención de Milagro era un “tubo de ensayo represivo”. La privación de la libertad de una dirigente social y política, en el marco de una manifestación pública y pacífica, ponía en evidencia la violencia de lo político, la violencia del Estado. La cárcel es eso: el modo más organizado —más minuciosamente pensado, burocratizado—, de aplicar la violencia estatal.
Es por eso que muchas veces, durante la historia mundial, la cárcel ha ocupado el centro de la escena política, a partir de la detención de líderes populares o intelectuales como Mandela, Gramsci, Ho Chi Min y Fidel Castro; para que finalmente el pueblo los liberase, como parte de un acto material y simbólico.
La toma de la Bastilla en París, 1789, significó la caída del Antiguo Régimen y el comienzo de la Revolución Francesa, a pesar de que sólo se custodiaba allí a siete presos. En nuestra historia singular, el Devotazo acompañó el triunfo democrático y la victoria del pueblo ante una dictadura opresora.
La historia debería enseñar al poder que la represión, y especialmente la prisión, se encuentran ligadas a las revoluciones. Por un lado porque se utilizan para frenar la lucha social y política y acabar con el oponente al poder hegemónico; pero, a la vez, porque en múltiples casos han sido aquellas detenciones y aquella violencia las que han terminado por engendrar revoluciones.
Resulta muy difícil encontrar una definición unánime del término presxs politicxs. Entre las pocas que tienen recepción legislativa cito la del Consejo Europeo de Derechos Humanos, según la cual, se incurre en un caso de prisión por motivos políticos “cuando la detención ocurrió por razones puramente políticas, no relacionadas con un delito, cuando la duración del encarcelamiento o las condiciones carcelarias por razones políticas evidentemente no están proporcionadas al delito, si la persona está en prisión por razones políticas en forma discriminatoria en comparación con otras personas o si la detención es el resultado de procesos claramente injustos y parece estar relacionada con razones políticas del gobierno”.
Fue escrita en 2012 pero parece inspirada por la Argentina de 2017.
Eli Gómez Alcorta es una militante política que trabaja de abogada.
 
Fuente:Ramble Tamble

lunes, 1 de enero de 2018

"Se están vulnerando gravemente los derechos y las garantías"






Actores reclamó la liberación de César Arakaki

La Asociación Argentina de Actores reclamó la liberación de César Arakaki, detenido durante la represión frente al Congreso del pasado 18 de diciembre. El actor y militante del Partido Obrero pasó Fin de Año en el penal de Marcos Paz.

a Asociación Argentina de Actores se sumó al reclamo por "la inmediata liberación" de César Arakaki, actor y militante del Partido Obrero, que quedó detenido la semana pasada por orden del juez Sergio Torres, a cargo de la causa por la represión policial del 18 de diciembre y por las lesiones que recibieron los uniformados por parte de los reprimidos. Torres dictó orden de prisión preventiva sobre Arakaki y lo envió al penal de Marcos Paz "sin que se haya demostrado los cargos que se le imputan" y cuando "no existe peligro de fuga", denunció la asociación de actores.  
Arakaki fue imputado por el juez Torre a raíz de una serie de fotos en las que se lo ve levantando dos palos sobre un policía que fue herido durante la represión de la manifestación contra la reforma previsional y ante el pedido de detención ordenado en su contra  "se presentó espontáneamente", recuerda el comunicado de Actores para exigir la liberación de su afiliado ante la ausencia del peligro de fuga. "Con esta medida se están vulnerando gravemente los derechos y las garantías de nuestro afiliado, y creemos que su integridad física corre peligro a partir de la decisión de despojarlo de su libertad y de trasladarlo al penal de Marcos Paz", advirtió la asociación.

Torres ordenó la detención preventiva de Arakaki y de su compañero de militancia Lucas Sauret, en el legajo que investiga las lesiones contras los uniformados; y una sola detención en la investigación por la desproporcionada represión policial: la de Dante Barisone, oficial del Grupo de Operaciones Motorizadas de la Policía Federal. Sauret fue liberado al demostrar que no participó de la movilización sino que estaba en su lugar de trabajo, pero el juez federal solo le dictó la falta de mérito, por lo que sigue procesado. En la causa por la represión, Barisone quedó detenido por arrollar con su moto Alejadro "Pipi" Rosado, un joven cartonero que trabajaba en la zona de la cacería desatada por la Policía Federal.

"Le destruyeron su carrera de actor, usaron sus fotos de Facebook incluso para inculpar a su compañero Sauret, porque militan juntos en el local de Caballito", señaló días atrás a PáginaI12 la abogada de Arakaki, Claudia Ferrero. “Niegan la libertad a una persona que estuvo a derecho todo el tiempo, es una escalada política, el juez Torres sigue los designios del gobierno y acá se acabó la independencia de poderes, el objetivo es ajusticiar a los partidos de izquierda", describió la letrada y recordó que, con otra interpretación judicial del Código Procesal,  "los condenados por la tragedia Once siguen en libertad”.

En ese sentido, el comunicado de la asociación de actores rechazó de plano "cualquier intento de criminalizar la protesta social" y advirtió que de "este modo se lesiona el estado de derechos que debe primar en una sociedad democrática y se distorsiona el rol que la Justicia a la que usted representa debe cumplir en nuestra República".


Fuente:Pagina/12