miércoles, 7 de marzo de 2012

2003-2011: Los números de la educación y su poca eficacia


-De 3,8 a 6,5% del PBI (desde el 2% en 2002)
-672% de recomposición salarial
-15% de plus por doctorado y 5% por maestría (por primera vez en la historia)
-1318 nuevas escuelas (109 en Jujuy)
-5372 obras en infraestructura
-45.000.000 de libros
-2046 instrumentos musicales
-2 millones de netbooks
-15734 juegotecas para nivel inicial
-11500 escuelas rurales con TV digital
-4000 bibliotecas nuevas
-63100 becas para formación docente
-de 3 a 4 años la carrera de magisterio
-47496 becas para estudiantes universitarios
-89988 Becas del Bicentenario
-9 nuevas universidades
-3 canales de TV dedicados a la educación
Y varias cosas más que nos llevarían varios renglones.

El post es antipático, es una búsqueda de explicación de por qué Crisitna se enojó cómo se enojó con los docentes, y amén  de lo que pueda percibirse superficialmente, el asunto no es más que frustración porque a pesar de la contundente inversión, los cambios no son los esperados. Porque la calidad educativa casi que no pasa por estos números, o si pasa, pasa muy poco. Un cuadro político que entienda y proyecte el país que necesitamos en cada aula, supera todo lo enumerado antes. El hecho educativo es casi pura responsabilidad del docente. Éste puede superar casi cualquier obstáculo que le ponga un estado desinteresado en la educación como puede desperdiciar todos los recursos que el estado disponga. La responsabilidad última es del docente. Sí ¿Es de alguna manera el culpable? Para nada, no nace de una matrizadora o de una incubadora, no son clones de Simón Rodriguez, son vecinos, miembros del pueblo al que pertenecemos, que además, se forman (todavía lo hacen a pesar de la reforma de educación superior) dentro de un sistema conservador/liberal/antipopular, como pasa en general en la educación superior en practicamente todo el mundo. Y ni siquiera es culpa de esta formación. No, es lo que los que saben de educación llaman "El muro", eso que todo poder político cuando se propone generar una verdadera revolución educativa que garantice el cambio de paradigma, el golazo en la batalla cultural, se choca, y no puede traspasar. Nunca. El huevo y la gallina. Eso percibe nuestra conductora hoy.
Ahora, si el estado puede garantizar a ese cuadro político en cada aula capaz de transmitir los conocimientos fundamentales de ese proyecto de país y su ética, la cuestión estaría subsanada. Pero eso es imposible.

Brienza el domingo hablaba de que esta es la etapa de institucionalizar los cambios, los logros, para asegurarlos en el futuro. Sin embargo, esta institucionalización es meramente formal, por lo que tan fácil es hacerlo, como deshacerlo. La institucionalización, para que perdure, debe ser emocional. Hoy la escuela, como estamos cansados de decir, además de todas las tareas que cumple, debe ser quien contrarrestre la culturización, la colonización a la que estamos expuestos cotidianamente, con la cual se hace imposible la construcción de un proyecto propio, y por ende, justo y duradero.

Bueno, mal que nos pese, esa es una lucha desigual, no es la escuela quien pueda contra ello (y casi que lo fortalece, lo promueve), ahí debe recaer el poder político. Las netbooks son una excelente herramienta de inclusión, porque prácticamente la totalidad de los hogares tendrá una compu, pero nada más. No hay mejor educación por tener o no una computadora. No nos engañemos. Una mejor educación se dará cuando el entorno cultural la favorezca, cuando la sociedad reclame ese cambio.

La memoria, la verdad y la justicia tal vez sean hoy el mejor logro educativo. Pero lo es por imposición. Hasta ahí llegamos. El individualismo impera, como la antipolítica y los prejuicios de siempre, en cuanto a diversidad sexual, étnica y cultural.

Si de imposición hablamos, tal vez una mejor inversión en educación esté justamente afuera del sistema educativo. Sigo insistiendo, el INCAA es uno de esos espacios estratégicos fundamentales que deben ser aprovechados. Y con él el resto de los medios de comunicación ley mediante. El Modelo Argentino puede ser construido desde los espacios menos priorizados.

Por último, quiero decir que omití en la lista del principio la AUH, pues sí es una variable transformadora, que no puede ser reemplazada por una educación de calidad. No al menos en le corto y el mediano plazo.

"El eurocentrismo y el colonialismo son como cebollas de múltiples capas. En diferentes momentos históricos del pensamiento social crítico latinoamericano se han develado algunas de estas capas. Posteriormente siempre ha sido posible reconocer aspectos y dimensiones (nuevas capas de ocultamiento) que no habían sido identificadas por las críticas anteriores" Edgardo Lander. 
 

lunes, 5 de marzo de 2012

El verdadero secreto del libre comercio


El libre comercio no contribuye al desarrollo de por sí. Se necesitan políticas económicas diseñadas para promover la industria nacional a un nivel en el que sea globalmente competitiva. De lo contrario, el país terminará cubriendo su déficit con deuda.


Opinión
Vivimos en un mundo caracterizado por enormes riquezas y elevados niveles de pobreza. Ese escenario se repite en la mayoría de los países. El neoliberalismo domina el mundo. Se trata de una práctica aparentemente justificada por un conjunto de supuestos que tienen su raíz en la teoría económica convencional. Los mercados están representados por estructuras sociales óptimas y autorregulables que, si se las dejara funcionar sin restricciones, permitirían atender en forma óptima las necesidades económicas, utilizar eficientemente los recursos y generar automáticamente el pleno empleo para todas las personas que deseen trabajar. Por extensión, la globalización de los mercados sería el mejor mecanismo para extender los beneficios a todo el mundo.
La teoría y práctica del neoliberalismo generaron, con razón, una importante oposición de activistas, hacedores de política y académicos. Sin embargo, el neoliberalismo continúa siendo una importante influencia en las ciencias sociales, el sentido común y en los círculos políticos. En la práctica, las naciones poderosas y las instituciones que sostienen y difunden esta agenda fueron exitosas para expandir la ley del mercado. En consecuencia, por todo el mundo persisten enormes bolsones de pobreza y profundas desigualdades y las crisis siguen estallando. Acabamos de ingresar en la primera Gran Depresión del siglo XXI.
La base del neoliberalismo reside en la teoría ortodoxa del libre comercio, cuyo argumento central es que el libre comercio competitivo beneficiará a todas las naciones. Algunos críticos señalan que hoy en día el mundo está muy lejos de exhibir las condiciones de competitividad asumidas en la teoría económica estándar del libre comercio. Señalan que, si bien las naciones ricas predican el libre comercio, cuando ellas estaban subiendo por la escalera del desarrollo utilizaron ampliamente el proteccionismo y la intervención estatal. Incluso remarcan que ahora los países ricos ni siquiera siguen al pie de la letra sus prédicas. Los defensores del neoliberalismo ya respondieron a esas acusaciones: en el pasado no existían las condiciones de mercado competitivas que son necesarias para el libre comercio, por lo tanto el pasado no sirve como comparación. Sin embargo, argumentan que, con la ayuda de los organismos internacionales, se pueden alcanzar esas condiciones en todo el mundo. Cuando esto suceda, el libre comercio funcionará como prometieron y la pobreza mundial, el desempleo y las crisis económicas desaparecerán.
El libre comercio entre naciones funciona prácticamente de la misma manera que la competencia al interior de un país: favorece al (competitivamente) fuerte sobre el débil. Es esperable que la globalización genere daños colaterales. Esto también nos dice que los países desarrollados tenían razón al advertir, cuando estaban subiendo por la escalera, que el comercio internacional irrestricto era una amenaza a sus propios planes de desarrollo. Aquello que hoy el mundo desarrollado niega tan enérgicamente, era verdad entonces: el gran poder del mercado se utiliza mejor cuando está asociado a una agenda social más amplia.
En los libros de texto de economía, las introducciones a la teoría del libre comercio comienzan con una tergiversación deliberada. Esos manuales nos piden que analicemos a dos países como si fueran individuos que participan libremente de un trueque. Los individuos, nos dicen, entregarán lo que tienen a cambio de otra cosa solamente si cada uno considera que va a ganar algo en ese proceso. Y, si sus expectativas son correctas, efectivamente ganarán. Así, el libre comercio beneficiaría a todos los que participen de él. El resto son detalles. Pero como en cualquier truco de magia, este razonamiento incluye un engaño fundamental. En un mundo capitalista, el comercio internacional está guiado por empresas. Los exportadores locales les venden a los importadores extranjeros que luego venden esos productos a sus residentes, mientras que los importadores locales compran bienes a los exportadores y después nos los venden a nosotros. La rentabilidad es lo que motiva las decisiones empresarias en cada punto de la cadena.
La teoría del libre comercio tradicional descansa en el supuesto de que en un libre mercado financiero los flujos de dinero que surgen de un déficit comercial reducirán el precio real de la moneda del país (devaluarán el valor de la moneda). Así se achicará el déficit, ya que las exportaciones serán más baratas para el resto del mundo y las importaciones más caras, hasta que en un momento el balance comercial y la balanza de pagos encuentran el equilibrio. Un superávit comercial generaría el recorrido contrario hacia el mismo resultado.
Tanto Karl Marx como Roy Harrod ofrecen un contraargumento convincente: en un mercado financiero libre, las salidas de dinero disminuyen la liquidez y elevan las tasas de interés, mientras que el ingreso de capitales baja las tasas de interés. Ninguno de estos efectos altera el balance comercial. En cambio, inducen flujos de capitales de corto plazo que conducirán al balance de pagos a un equilibrio cubriendo un déficit comercial existente con endeudamiento externo y un superávit comercial impulsando una posición de acreedor externo. Bajo un esquema de libre comercio, un país que no es suficientemente competitivo en el mercado global terminará cubriendo su persistente déficit comercial con endeudamiento externo, terminará como un deudor internacional. A la inversa, un país muy competitivo poseerá un superávit comercial y se transformará en un acreedor internacional.
Este es el verdadero secreto del libre comercio: se necesitan políticas económicas especialmente diseñadas para desarrollar la industria de un país a un nivel donde sea globalmente competitiva. Esto explica por qué los países occidentales y luego Japón, Corea del Sur y los tigres asiáticos resistieron con tanta fuerza la teoría y las políticas del libre comercio cuando estaban subiendo por la escalera. Pero también nos permite darles sentido a las verdaderas políticas que utilizaron en su proceso de desarrollo: utilizando el acceso a los mercados internacionales, el conocimiento y los recursos como parte de una agenda social más amplia. El objetivo no debe ser equilibrar la cancha, sino más bien elevar el nivel de los jugadores desventajados. En este sentido, practicar el neoliberalismo en los lugares más pobres del mundo es un deporte cruel.
* Profesor de Economía, New School for Social Research.

Fuente: Diario Página/12