martes, 30 de agosto de 2011

MARCOS NOVARO Y SU HISTORIA DE LA ARGENTINA



“Este es un país de fuga constante”
El historiador analiza el período comprendido entre 1955 y 2010. Toma al peronismo como eje necesario del sistema político argentino y llega hasta el surgimiento del kirchnerismo.




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 Por Cristian Vitale

El historiador esboza una sonrisa ante la ironía que escucha en el transcurso de la entrevista con Página/12: “Puede que Perón haya hecho todo lo que hizo para romperles la cabeza a ustedes, los historiadores...”. Marcos Novaro retruca, en un intento de salir del paso por la síntesis: “El problema es que se rompió la cabeza a sí mismo, porque él también terminó siendo víctima de su propia creación”. Y continúa: “Yo creo que el peor período de la Argentina es el que va de 1973 a 1980, porque Perón se rinde ante su propia obra”. El recorte navega dentro del marco mayor que implican las 318 páginas de Historia de la Argentina (1955-2010), el libro que la editorial Siglo XXI le encargó a este investigador del Conicet, profesor de Teoría Política y Contemporánea, y director del programa de historia política del Instituto Gino Germani.
Lo que Novaro se propuso no fue, claro, un ensayo holístico sobre Perón (que sólo gobernó ocho meses durante el período), sino desandar los flujos y reflujos políticos que le han inyectado a la historia moderna del país sus “intersticios, dobleces y complejidades” y que, más claro aún, tienen a Perón como actor entre actores. El intento es tratar de abstraerse de visiones “maniqueas” y “simplificaciones” y analizar, desde allí, hechos y tópicos que prendieron fuego el pasado siglo y lo que va de éste: el fracaso de la Revolución Libertadora, la fragilidad de los gobiernos de Frondizi e Illia y sus planteos ante el peronismo proscripto, el proyecto corporativo de Onganía, el ascenso de las organizaciones armadas, el programa represivo de los militares y la inconsistencia de sus políticas económicas, la esperanza que despertó Alfonsín y las dificultades que debió enfrentar, las reformas de mercado introducidas por el menemismo y el surgimiento del kirchnerismo, entre ellos.

–Un libro de historia que incluye el período kirchnerista. ¿Cómo se hace historia “hasta ayer”?
–(Risas) Bueno, es un tema: apenas lo terminé se murió Néstor Kirchner y entiendo que ese capítulo final es muy precario.

–Y difícil, se intuye, al menos para mantener el tono matizado y analítico del resto del relato.
–Sí. De todas formas, el kirchnerismo no puede entenderse fuera de esta larga historia del peronismo post régimen peronista. En este sentido, tuvo un período de auge y eficacia política, simbólica y cultural que, para mí, terminó en 2008. Creo que tuvo el proyecto de recuperar las banderas del populismo y el desarrollismo, una pretensión de síntesis interesante, incluso la recuperación de cierto liberalismo político. El kirchnerismo fue la renovación de la Corte Suprema, el abrazo con Alfonsín y su incorporación al panteón de héroes... en fin, una serie de gestos muy importantes...
–La reapertura de los juicios a las Juntas es insoslayable...
–Eso era esperable, pero los otros gestos fueron más innovadores. De todas maneras, entiendo que el proyecto político llegó a su límite porque no fue capaz de cambiar al peronismo tradicional y tampoco supo acomodarse a una etapa más complicada en términos económicos, porque uno de los problemas recurrentes en este país es que el poder central, en el marco de un sistema populista, siempre termina siendo víctima del arco de gastadores de presupuesto. Igual, hay que entender la alternativa de Kirchner, que era rendirse ante eso. También podría haber seguido el camino de las reformas, pero era costoso pelearse con los gobernadores para que los rendimientos influyeran sobre las partidas presupuestarias o para reformar el sistema impositivo.
A Novaro le toca el rol algo incómodo de tener que hablar como un analista político de la actualidad cuando lo que hizo fue escribir un libro de historia. Entre la muerte de Kirchner y hoy han pasado muchas cosas que su libro –axiomático– no pudo plasmar. De todas formas, el pantallazo sobre el período ancla con el eje propuesto, el del peronismo como centro y actor necesario del sistema político argentino. “Desde 1955 hasta hoy ha persistido la idea liberal de rediseño y corrección del país y el peronismo se ha burlado de todos ellos, incluso de los intentos de los propios peronistas”, sostiene.
–¿A qué se refiere, específicamente?
–A que los intentos de disciplinarse a sí mismos y poner en caja a ese monstruo invertebrado también han fracasado. Yo creo que la etapa contemporánea también se puede leer en esos términos. El proyecto kirchnerista tiene mucha similitud con el de Menem en la idea de hacer un peronismo definitivo, aunque de otro signo, desde la voluntad. Y eso no pudo ser, ni desde adentro ni desde afuera.

–Ciertos historiadores soslayan un hecho central para comprender el peronismo, que es la identificación emocional entre un hombre y las masas.
–Bueno, no es un detalle. El peronismo hizo una revolución social, construyó una sociedad extremadamente igualitaria para los parámetros regionales y todavía uno tiene que discutir qué pasó con esa sociedad igualitaria. Y es que tiene un problema económico de base: es insostenible, porque la productividad en Argentina no alcanza para ser tan igualitarios. El país tenía que dar un salto de productividad para mantenerla y no lo pudo dar. Desde que Perón fracasó con el Congreso de la Productividad, ya no hubo forma de salvar esa sociedad. Ahora, yo pregunto, ¿si la igualdad es un principio que torna más estables a las sociedades, por qué la igualdad peronista fue tan inestable y disruptiva? Es un debate abierto y yo compartiría la tesis populista de que el problema no fue necesariamente el populismo, porque en realidad la sociedad argentina dejó de ser una sociedad populista y, sin embargo, se sigue gobernando con conflictos.

–Bien, pero pasaron cosas. Hubo una dictadura feroz, un neoliberalismo arrasador, un vaciamiento de la cultura política...
–Entiendo el argumento sobre la derrota del campo popular, pero no compartiría la idea de que hay, a partir de ese momento, un desequilibrio de poder. Está la tesis de Portantiero que dice “bueno, había un empate social y ese empate era el que generaba el conflicto, pero ese empate desapareció con la dictadura y a partir de ese momento no hay empate sino dominación”. Yo no lo comparto. Tiene una parte sugerente, sí, pero la idea de la derrota no tiene en cuenta el modo en que se autoderrotó la clase dominante con la dictadura. Y la gran conservación del poder que tuvieron actores del campo popular, principalmente los sindicatos. Más que pensar en un desempate hay que pensar en una derrota mutua: la Argentina populista implosionó y perdieron los dos. Me parece más interesante la explicación a lo
O’Donnell sobre alianza de clases. Cuando él escribe de la alianza hasta el ’76 dice que es mucho más complejo que la idea de empate. Lo que pasa del ’75 en adelante no es que hay un campo que sube y otro que baja, más bien hay un quilombo infernal en el que la derrota que infligen los sectores de poder militares y empresariales a los actores populares es un triunfo del cual no van a poder sacar provecho durante mucho tiempo. Una de las cosas importantes es que no está el empresariado. Fíjese que Alfonsín los tiene que ir a buscar para tratar de convencerlos de que dejen de fugar capitales. Para entender a Menem también hay que entender eso: dicen, “Menem se rindió ante el empresariado”, y no tenía frente a quien rendirse porque los tenía que convencer de que Argentina era viable, que dejaran de llevarse la guita. Este es un país de fuga constante, hay que entenderlo.

–¿En qué sentido entiende usted el concepto de populismo? Apela seguido a esa categoría.
–Yo creo que el populismo es un elemento bastante inevitable de todas las políticas democráticas, digamos. Los sistemas democráticos tienen una cuota de populismo que en algunas épocas es más de izquierda y en otras más de derecha. La apelación a las masas contra las instituciones o contra las jerarquías establecidas es algo muy fuerte en la política norteamericana, por ejemplo. Ahora, el populismo norteamericano convive en general con instituciones liberal-democráticas que lo canalizan. El populismo de Roosevelt, por ejemplo, encontró un freno en la Corte Suprema. ¿Fue bueno eso o no? Hay toda una discusión, porque la Corte era muy conservadora y le frenó las reformas sociales. Hay quienes piensan que eso fue un freno al reformismo.
–¿Y usted qué piensa?
–Me inclino a pensar que es un freno útil a los problemas del populismo porque éste arrasa con las instituciones y genera problemas más serios de los que resuelve. En algunas ocasiones es inevitable que arrase con las instituciones, como hizo el peronismo. Ahora, ¿por qué el reformismo de Roosevelt fue más duradero que el reformismo social del peronismo? En parte porque encontró instituciones, algunas de las cuales le hicieron frente, y en parte porque se canalizó a través de instituciones porque no podía ir por afuera. Ahora, ¿eso pasó porque las instituciones eran más permeables al cambio o porque el populismo no era tan virulento?... Tal vez por ambas cosas. En el caso argentino uno puede decir, bueno, el populismo en general ha ido por afuera de las instituciones y fue muy radical en el sentido distributivo.

–Puede preguntarse también si las elites y las instituciones que enfrentó el peronismo fueron flexibles con los reclamos sociales como para canalizar lo que usted llama populismo radicalizado.
–Yo diría que el problema no fue tanto con las elites sino con los partidos de oposición, la prensa y los sindicalistas socialistas y comunistas. Hubo una radicalización en ese sentido. Bueno, después uno podría decir “cuando Perón llamó a la paz Frondizi le contestó con guerra...” Y sí, es cierto. Frondizi creía que se iba a llevar las cosas por delante y que tenía que liquidar al usurpador de “su revolución”, y después pensó que podía usarlo como instrumento de su estrategia de superación del peronismo. Obviamente, hubo mucha omnipotencia en el antiperonismo, mucha revancha...

Novaro es investigador del Conicet y director del programa de historia política del Instituto Gino Germani.
Imagen: Sandra Cartasso

Fuente: Diario página/12

martes, 9 de agosto de 2011

Ampliando el espectro


Siempre es importante tener distintos enfoques de la realiadad , por esti les acercamos la siguiente revista mexicana de Sociología. La mismata un tema de gran importancia y terrible que ocurre actualmente en México que es  la  violencia. Les acercamos la  revista de Sociología hacer click para acceder.



miércoles, 3 de agosto de 2011

DIALOGO CON RODOLFO TECCHI, BIOLOGO, DIRECTOR DE LA AGENCIA DE PROMOCION CIENTIFICA Y TECNOLOGICA

Silenciosas semillas cargadas de futuro


Un balance de gestión y una mirada estratégica sobre temas pendientes. En este país, donde en el pasado relativamente reciente se mandó a los científicos a lavar los platos, ahora la ciencia se sienta a la mesa de las grandes decisiones.



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 Por Leonardo Moledo

–Usted integra el directorio de la Agencia. ¿Cuál es el balance de la gestión en Ciencia y Tecnología?

–Hay dos señales muy fuertes. Al principio de la actual gestión de Cristina Fernández de Kirchner, con la creación en 2007 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT), que colocó en la agenda de los principales temas el desarrollo tecnológico, la mejora de la competitividad y la incorporación productiva del conocimiento; y ahora termina la actual gestión inaugurando Tecnópolis, una megamuestra que pone a la ciencia y la tecnología al alcance del conjunto de la sociedad.

–Y no hace demasiado, desde la cima del poder, los científicos eran mandados a lavar los platos...
–El cambio es rotundo. Se ha vuelto habitual que la ciencia esté presente en los mensajes presidenciales. Es fundacional que desde lo más alto del poder político se sostenga la necesidad de un sistema científico tecnológico renovado y activo. Por eso Tecnópolis, que es una feria de la ciencia y tecnología como nunca antes hubo en la Argentina, no es una decisión aislada, hay un esfuerzo por comunicar a toda la sociedad la importancia del desarrollo científico y tecnológico, lo cual marca uno de los principales signos de esta gestión presidencial. Esto, sin perjuicio de otras medidas como la Asignación Universal por Hijo, y otras medidas sociales que también han sido transformadoras. Esta Presidenta como ninguna otra en la historia le ha dado un lugar de privilegio a la investigación científica, y a la participación del sector privado en el desarrollo innovador.

–¿Usted diría que hubo un giro que busca más logros tecnológicos? ¿Gravitan más las aplicaciones concretas que las investigaciones básicas? La Argentina en los últimos años colocó satélites propios en órbita, exportó centrales nucleares, se crearon empresas de bioingeniería, aparece la tecnología como motor de la industria.
–Sin duda, hay avances tecnológicos y hay decisiones, que son políticas, para que sean aprovechados también por los sectores más desfavorecidos. Hay algo para destacar que pasó inadvertido en los grandes medios. Hace poco, cuando se inauguraba la nueva televisión digital en una provincia periférica como Jujuy, el gobernador Walter Barrionuevo señalaba que como nunca antes un avance tecnológico estaba llegando primero a los sectores más humildes y desprotegidos de la sociedad, rompiendo el paradigma tradicional en el cual las innovaciones científicas llegan primero a las clases sociales más acomodadas. Ese es un signo de estos tiempos.

–¿Usted diría que el Estado recuperó la planificación?
–Claro. El Estado, a partir de 2003, financió proyectos y hubo un fortalecimiento institucional palpable, y sobre esa base, a partir del 2007 se inició un rumbo novedoso. Al momento de crear el MinCyT, la Presidenta buscó que ese ministerio lo liderara una persona que cumpliera dos características: un compromiso con el proyecto nacional, y un lugar destacado en la comunidad científica. Creo que encontró ese liderazgo en el doctor Lino Barañao. Seguramente un próximo esfuerzo se orientará a la comunicación social de estos avances, porque sin el respaldo de la sociedad no será posible consolidar este inédito protagonismo del sistema científico.

–Esa cuestión del respaldo social es una cosa bastante vaga, porque ¿quién puede oponerse al avance general de la ciencia? Supongo que nadie.
No lo crea. Aunque no lo expresen abiertamente, hay sectores que sostienen que tenemos que allanarnos a que los avances tecnológicos válidos son los que vienen de afuera y que no vale la pena invertir en nuestros proyectos. Cuando se habla, por ejemplo, de agregarle valor a la producción primaria, aplicando tecnología y conocimientos, no faltan los que por intereses económicos muy concretos argumentan que ese camino no es el mejor para el país sino que hay seguir con el modelo exportador de materias primas y recursos naturales del siglo pasado. Optar por mejorar la competitividad del sector productivo, a partir de conocimiento argentino apropiado, valorizado y comprendido por la sociedad, genera controversias con ciertos grupos económicos.

–Usted mencionó a Jujuy. ¿Qué me puede contar acerca de la ciencia en las provincias?
–Mucho, porque hay políticas federales y un activo funcionamiento del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología. Hay un fuerte aprovechamiento de los recursos orientados a proyectos para la solución de problemas productivos o sociales concretos. Lo que nos queda pendiente para la etapa que viene es darle mayor visibilidad a estos logros que son de gran impacto local y a partir del esfuerzo que hace el Estado. Porque detrás de cada uno de los logros tecnológicos hay mucho trabajo silencioso. En nanotecnología, por ejemplo, la inversión en tecnología como la inversión en educación no muestran sus resultados de manera inmediata sino en décadas. Para eso la ciencia tiene que dejar de ser muda.

–Recuerdo los lamentos de los científicos que no podían viajar a los congresos y que con razón se quejaban de todo. Y también aquello de que la única salida para un investigador argentino era Ezeiza...
–Ha habido una estrategia exitosa con el Programa Raíces, que es ley nacional, frente a la gran cantidad de científicos que emigraron en décadas anteriores. Y esa estrategia ha sido por un lado ofrecerles todas las posibilidades para retornar al país y seguir desarrollando sus actividades aquí. Y por otro lado, para aquellos que no tienen la posibilidad de volver porque ya se han insertado definitivamente en otros países, se los invita a integrarse al trabajo en red, articulado fuertemente con proyectos de la comunidad científica local.

–Y de aquí en adelante, ¿cuáles son los temas pendientes?
–Uno de los problemas que todavía no terminamos de resolver es que el crecimiento del sistema científico necesariamente exige una incorporación más acelerada de recursos humanos especializados, jóvenes que tengan vocación por la investigación y se incorporen a la carrera de investigador. Todavía el sistema universitario argentino no alcanza a proveer todos esos jóvenes que necesita el sistema científico. Falta terminar de consolidar la cultura del esfuerzo en el sistema educativo. Muchos jóvenes vislumbran las carreras científicas como más difíciles, donde hay que estudiar disciplinas que exigen un rigor para su comprensión más profundo y por eso mismo carreras clave como las ingenierías no tienen la matrícula necesaria. También muchos estudiantes de este tipo de carreras reciben ofertas laborales aún antes de graduarse. Por eso el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Educación sostienen un Programa de Becas de Grado para tratar de mantener y consolidar la matrícula en carreras como las de informática y las ingenierías.

–¿Y qué más puede hacer el Estado para despertar vocaciones científicas?
–Debería fortalecerse la formación de los docentes, que son quienes finalmente imparten las asignaturas relacionadas con la ciencia y la tecnología. Gran parte de los que nos dedicamos a la ciencia sabemos que la vocación se nos despertó en el secundario a través de docentes que promovían un afecto y una pasión por ciertas disciplinas. Eso se perdió y es algo que es clave recuperar.

–Además, usted coordina la Comisión Asesora de Biodiversidad y Sustentabilidad del MinCyT.
–Sí, y se formó para fortalecer la transferencia de conocimientos del sector científico a la utilización sostenible de la biodiversidad. Queremos que más grupos avancen en la utilización efectiva de esos saberes. Por ejemplo, entregamos el Premio Fidel Roig a un grupo de la Universidad del Comahue, que con autoridades provinciales y con pymes pesqueras desarrollaron un plan para hacer sostenible la pesquería en el golfo San Matías, en la zona de San Antonio Oeste, en Río Negro. Hoy en día, allí hay un plan concertado entre todos esos actores para el cuidado de la biodiversidad, que asegura la conservación de los recursos marinos. Ese plan surgió a partir de conocimientos científicos. Premiamos que esos conocimientos no hayan quedado guardados en los laboratorios de la universidad.

–Bueno, el asunto no termina cuando los laboratorios producen las semillas del conocimiento. Además deben plantarse.
–Ese es uno de los principales objetivos que tiene la comisión y también este ministerio: avanzar en abrir los laboratorios hacia la transferencia de los conocimientos del sector privado. El ministerio impulsa mucho los proyectos en los cuales se asocia al sector privado con el público en medicamentos, en nanotecnología, en biotecnología, de manera de producir avances concretos que se vean en el mercado y en los beneficios.

–Terminemos con que las investigaciones no se queden en los laboratorios las semillas fabricadas...
–Que los investigadores incorporen el hecho de que sus conocimientos después tienen que ser aplicados, que tienen que tener algún beneficio y reflexionen sobre el contexto en que pueden ser aplicados.

Fuente:Diario Página/12- Miércoles 27 de julio de 2011-www.pagina12.com.ar

A 45 años de los “bastones largos”, hoy el país recupera a sus científicos



Los militares desarmaron a golpes aquel modelo de desarrollo tecnológico
  
 
 
 
El 29 de julio de 1966, la dictadura de Onganía intervino la universidad y la policía apaleó a estudiantes y profesores de Ciencias Exactas, 1400 docentes e investigadores abandonaron el país. Desde 2003, se repatrió a más de 800.
 
Al grito de “¡hay que limpiar esta cueva de marxistas!”, la guardia de Infantería de la Policía Federal entró a los claustros universitarios, apaleó a estudiantes, graduados y profesores y produjo un velo negro en la historia académica argentina, propiciando la “fuga de cerebros” y el desmantelamiento de programas de avanzada. Un costo que el país “sigue pagando” y que planes como el de repatriación de científicos buscan subsanar. El episodio se imprimió en la Historia como La Noche de los Bastones Largos y ocurrió hace hoy exactamente 45 años.
“Sentí bombas que estallaban, que rompían las ventanas, entraban y arrojaban gases. Tuvimos que salir como ratas. Después me recuerdo pasando por la doble fila de la guardia de infantería, ahí nos golpeaban, nos decían de todo”, recuerda el matemático Raúl Carnota, en ese entonces un estudiante que había acompañado la asamblea de autoridades y alumnos en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Esa noche del 29 de julio de 1966, todos los claustros se habían convocado para rechazar la intervención dispuesta por el reciente gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, mediante el decreto 16.912, que atentaba contra la autonomía y la libertad de cátedra. 

Pablo Jacovkis todavía no era graduado en Matemáticas, y faltarían unos años para que fuera profesor y más tarde decano (1998-2006) de la facultad. Con una carrera avanzada, 20 años, y voluntad por defender lo público, terminó un examen con el profesor del MIT, Warren Ambrose, y fue desde la Ciudad Universitaria hasta la sede de Perú 222, donde hoy funciona la Manzana de las Luces. “Fuimos con un conjunto de estudiantes y presenciamos una reunión del Consejo Directivo, en la que se decidió no aceptar cargos según la norma, porque les restringía a los decanos su autoridad. La UBA no los aceptó. Ni el rector (Hilario Fernández Long), que había firmado una dura declaración contra el golpe de Estado, ni ninguna autoridad”, recuerda hoy.

Carnota cursaba el 5º año en el Colegio Nacional Buenos Aires, ubicado justo a la vuelta del edificio donde funcionaba Exactas. Pertenecía a la Federación Juvenil Comunista, que tenía intervención en el Centro de Estudiantes. Esa vocación lo llevó a unirse a la resistencia y acabar golpeado y detenido, al igual que unas 150 personas esa noche. “Habré estado toda la noche en la comisaría, hasta la madrugada. A otros los largaban antes, a los que se identificaban como profesores”, aporta Carnota, hoy miembro del Consejo de Administración de la Fundación Sadosky.

Los palos de esa noche, bajo las órdenes de los jefes de la Side, Eduardo Señorans, y de la Policía Federal, Mario Fonseca, no distinguieron entre alumnos y autoridades. El decano, Rolando García, y el vicedecano, Manuel Sadosky, fueron golpeados con igual violencia que el resto. Así lo recordó en una carta que envió a The New York Times el profesor Ambrose, quien se encontraba en el país invitado por la universidad: “Nos hicieron pasar entre una doble fila de soldados, colocados a una distancia de diez pies entre sí, que nos pegaban con palos o culatas de rifles y que nos pateaban rudamente (…) Debo agregar que los soldados pegaron tan brutalmente como les era posible y yo (como todos los demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo y en donde pudieron alcanzarme. Esta humillación fue sufrida por todos nosotros –mujeres, profesores distinguidos, el decano y vicedecano de la Facultad, auxiliares docentes y estudiantes.”
En una edición especial de la revista Caras y Caretas, de 2006, Felipe Pigna y María Seoane escribieron que “la Guardia de Infantería no ahorró insultos, patadas, golpes de machetes y palazos que por ‘orden superior’ y razones obvias debían apuntar a la cabeza, pero no sólo ahí, como lo demuestra la querella criminal iniciada por el decano Rolando García contra el general”.

La Noche de los Bastones Largos expulsó a casi 1400 docentes que renunciaron o directamente se exiliaron. De los 301 que emigraron, 215 eran científicos, y 86, investigadores en distintas áreas. Al cumplirse recientemente los 50 años de la computación en el país, Tiempo Argentino entrevistó a científicos como Julián Aráoz, quien era responsable del Grupo de Investigación Operativa del Instituto del Cálculo y partió a Europa tras la violencia del onganiato. Programas como el de la computadora Clementina se desvanecieron en poco tiempo tras la fuga de cerebros.  



“Lo que se apagó en La Noche de los Bastones Largos fue un proyecto que pretendía poner a la facultad como un punto de referencia, un faro en matemática aplicada para políticas públicas, para el Estado. En esos años, el Instituto del Cálculo era vanguardia, y esto se perdió abruptamente”, reflexiona Carnota, quien fue profesor del Departamento de Computación.

Jacovkis cree que la herida “se ha cerrado”, aunque “el costo lo seguirá pagando la Argentina durante mucho tiempo. Hay cosas que no se recuperan, todos los científicos que se fueron fue una pérdida grande. De todos modos, hay paliativos. En este momento hay planes para que vengan los investigadores que están afuera, hay programas, es una situación favorable.”  

 Fuente: Diario Tiempo Argentino http://tiempo.elargentino.com/

viernes, 15 de julio de 2011

Bienvenida Tecnópolis


 Por Adrián Paenza

En la Argentina de hoy se están produciendo acontecimientos tan significativos en el ámbito científico, tan distintos de todos los que hemos vivido en las últimas décadas, que merecen una mirada diferente por parte nuestra también. Cualquiera que hubiera vivido en nuestro país durante los últimos 40 años (más o menos) entiende de lo que hablo. La ciencia fue siempre considerada algo exótico, de elite. No me refiero solamente a los presupuestos siempre miserables, sino que lo que cambió es la actitud, la disposición, el interés y por ende la valoración. Hoy hay vasos comunicantes. Hoy hay gente que escucha, pregunta, se interesa, opera y resuelve. Hace un mes fue el tema del satélite que mereció la tapa de este diario (y debió haber sido nota de “tapa” de cualquier medio de comunicación de nuestro país). Hoy es Tecnópolis, que también fue la nota de tapa de Página/12. Pero hay una disposición diferente. Al Poder Ejecutivo le interesa. Hay gente dentro de la clase política que pregunta. No sólo eso: pregunta y luego las respuestas son vinculantes. Es curioso y me dan ganas de escribir inédito, pero no lo hago porque no sería cierto, pero igualmente no estamos acostumbrados a que pase esto: hay gente que está pensando el país, el futuro del país, pero corrido de la coyuntura, pensando en cinco, diez, veinte años hacia adelante. ¿Qué queremos ser? ¿Qué podemos ser? ¿Vamos solamente a seguir exportando carne o soja? ¿Quiénes hacen nanotecnología? ¿En dónde? ¿Por qué nos importa el desarrollo de esa área particular de la física? ¿Quiénes producen software? ¿Quiénes hacen biotecnología? ¿En dónde se hace? ¿Quiénes lo hacen? ¿Qué problemas abordan? ¿Qué pasa con áreas como la computación o la investigación en biología?


Cuando la gente de la NASA invita a la gente de Invap y a los distintos organismos públicos, estatales... (sí, ¡estatales!) para que hagamos “a medias” un satélite, y pongamos adentro cinco de los ocho instrumentos que lleva incorporados, cuando lo hacemos con ellos como pares, es porque estamos en condiciones de hacerlo. No nos están haciendo un favor. Les interesa que estemos. Los españoles, por ejemplo, también tienen buenos jugadores de fútbol. Es más: sin jugadores extranjeros (porque no se puede) salieron campeones del mundo. Sin embargo, quieren tener a Messi. Lo quieren, lo miman, lo valoran. En el mundo de la ciencia, que obviamente no entiende de fronteras, cuando hacen falta gente de ciertas calidades, se “pelea” por ellos. La Argentina produce ciencia de calidad internacional. Y se nota.

Por eso Tecnópolis es algo más que una muestra extraordinaria que va a acompañar por cinco semanas. Es un mensaje que no sólo se lo mandan a la comunidad científica, sino a la sociedad toda. Como si alguien estuviera diciendo: “No sólo nos importan. Vengan y ayúdennos, porque sin ustedes ¡no se puede!”. La Argentina no puede crecer sin sus científicos. Podrá hacer algunos negocios, no necesariamente malos tampoco. Pero como país-país, no podrá avanzar sin producir su propia ciencia, básica y aplicada. Por eso, no sólo disfruto del acontecimiento Tecnópolis, sino que disfruto del momento que vivimos. Casi sin darnos cuenta, se están sentando las bases para el futuro. Nadie más podrá gobernar en adelante ignorando este presente. Y no lo va a poder hacer porque la comunidad científica primero y la sociedad en general han advertido la importancia. Por lo tanto, cualquier intento de retroceso y vuelta a la oscuridad será resistido de manera distinta.

Mientras tanto, recordemos este camino. Ahora, peleemos por mejor presupuesto, por mayor inversión, por más y mejores sueldos, por mejor equipamiento, por mejores edificios, por más becas. Más aún: peleemos para que haya inclusión de todos los estamentos de la sociedad, para que la universidad pública no sea sólo para las clases más solventes económicamente, sino que sea para todos. Pero al mismo tiempo también reconozcamos la enorme e impactante diferencia con lo que la Argentina vivía hasta hace nada más que siete años. Sólo hacía falta que hubiera gente a la que le importe. Y eso, hoy, se nota.

Bienvenida Tecnópolis. Ojalá que ahora haya una aluvión de personas que la recorran y que la disfruten. Es de la gente, es de todos. Es suya. Es de ustedes: recórranla, denla vuelta tanto como puedan. Pregunten, discutan, desafíen. Peléense con los científicos que están allí. Pregunten hasta entender, o hasta demostrarles que los que no entienden son ellos.

Fuente: Diario Página/12

Tecnópolis será la expresión de 200 años de ciencia argentina

Tecnópolis será la expresión de 200 años de ciencia argentina








    

Por Christian Boyanovsky Bazán
Se inaugurará el próximo jueves en un terreno de 50 hectáreas, ubicado en Villa Martelli. Esta muestra que “aúna y potencia” el trabajo público y privado en tecnología, se extenderá durante cinco semanas, con entrada libre.
 
Doscientos años de desarrollo científico y tecnológico de Argentina quedarán plasmados en la megamuestra Tecnópolis, que se inaugurará este jueves. La exposición, organizada por la Unidad Bicentenario del gobierno nacional, ocupará un predio de 50 hectáreas en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, linderas con la Avenida General Paz, donde estaba emplazado el Batallón 601. Se extenderá por cinco semanas, en el horario de 12 a 21, con entrada libre y gratuita. Culminará con la presentación del Parque Temático Tecnópolis, que funcionará allí y se terminará de construir en 2012.
“No se trata sólo de una muestra de tecnología de punta sino de un espacio donde se aúnan y potencian las posibilidades del trabajo del sector público, privado y de la sociedad civil, es por eso que la convocatoria reunió a distintos sectores, incluyendo organismos públicos, empresas privadas y participación internacional”, explicaron desde la organización.
Tecnópolis estará dividida en cinco áreas temáticas, que los organizadores denominaron “continentes”, que representarán a los cuatro elementos Agua, Tierra, Aire, Fuego y a la Imaginación. “Cada uno con su edificio icónico, donde podrán verse los desarrollos que se han realizado en las distintas áreas temáticas de la ciencia y la tecnología. El continente Imaginación estará reservado a los proyectos que se realizan con vistas al futuro”, se informó.
La exposición está montada en un extenso terreno frente a la Ciudad de Buenos Aires, delimitado por las calles La Salle, Manso, Zufriategui y la Avenida De los Constituyentes. Hace días que sus enormes estructuras se aprecian desde la autopista que separa la capital de la provincia. En la muestra participarán diversos organismos oficiales y universidades, y se podrá ver desde el Tronador II, primer lanzador espacial desarrollado completamente en el país, hasta un simulador de la Antártida con temperaturas de -7°C, al que se podrá acceder con trajes especiales. Habrá también un centro de exposiciones con cine 3D y muestras de robótica, videojuegos, y videoesculturas tridimensionales que representarán a criaturas fantásticas de la mitología popular argentino-latinoamericana. Para los más jóvenes, se ofrecerá un espacio para fomentar el aprendizaje y el intercambio colectivo “Sub30 Festival Creativo”. Los más chicos tendrán recorridos en escenarios naturales y espectáculos 3D.
Tecnópolis iba a realizarse en la Capital en noviembre de 2010 pero el jefe de gobierno, Mauricio Macri, desautorizó su emplazamiento en la Avenida Figueroa Alcorta. 

Publicado el 12 de Julio de 2011 Tiempo Argentino

miércoles, 13 de julio de 2011

El empleo en el centro de la agenda

  El empleo en el centro de la agenda

Los gobiernos de Argentina y Francia organizaron un seminario para reinstalar la idea de que el crecimiento económico es sostenible sólo con empleo de calidad. Es una respuesta a las potencias del G-20, que impulsan la receta ortodoxa.
 Por Tomás Lukin

Los gobiernos de Argentina y Francia trabajan en conjunto para reinsertar al empleo como objetivo central de la política macroeconómica en la agenda de debate del G-20. “El crecimiento económico sin creación de empleo de calidad no es sostenible”, afirmó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, durante el seminario organizado ayer por ambos países en el Palacio San Martín. La reducción del desempleo, la informalidad y la desigualdad como condición necesaria para el crecimiento y desarrollo económico fueron el eje de las sesiones de trabajo donde, además de los países miembro del G-20, participaron especialistas latinoamericanos, europeos y organismos como la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los temas laborales abordados ayer serán retomados por los presidentes en la próxima cumbre del foro multilateral que se realizará en París en noviembre.
“América latina sigue teniendo una enorme volatilidad, pero ganó espacio para hacer políticas macroeconómicas diferentes. Hay que cambiar la jerarquía de la política para alinear los instrumentos fiscales y monetarios hacia el desarrollo productivo y evitar el círculo vicioso que genera la reprimarización de las economías. Además, son necesarias políticas públicas activas con eje en el empleo”, explicó a Página/12 la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena. Durante su exposición en el Palacio San Martín, la funcionaria de Naciones Unidas resaltó que “está en crisis un modelo de crecimiento centrado en la desregulación, en donde el mercado de capitales tuvo mayor margen que el mercado de trabajo. La de-sigualdad conspira contra todos. Es necesario buscar una nueva era de justicia social, donde la actividad productiva y la creación de empleo ocupen el primer plano”.

Por su parte, el ministro Tomada destacó el rol de la creación de empleo en el fortalecimiento de la gobernabilidad y llamó a abandonar los lineamientos neoliberales de la política económica. “Tenemos que profundizar el debate sobre modelos productivos para poner fin al rol del mercado como rector exclusivo de la economía mundial. En países como Argentina las ideas del Consenso de Washington están en retroceso, pero en muchos otros no”, enfatizó el titular de la cartera laboral. El funcionario cuestionó las políticas de ajuste recesivas aplicadas por los países europeos. “Argentina padeció poco la crisis porque existió una decisión política fuerte para mantener el nivel de actividad y el empleo. En vez de ajustar la seguridad social, este gobierno puso en marcha la movilidad social, estatizó el sistema, amplió la cobertura y creó la Asignación Universal por Hijo. Eso es fortalecer la demanda y el mercado interno”, señaló a este diario.
El embajador argentino en Francia, Aldo Ferrer, indicó a Página/12 que “la resolución de los problemas de empleo descansa en la remoción de los obstáculos estructurales. Las políticas de empleo deben ser parte de las políticas de desarrollo y generación de soberanía para poder decidir el rumbo. El país que se deja llevar por la corriente está perdido”. En ese sentido, el economista y miembro del Plan Fénix consideró que “para crear puestos de trabajo se debe modificar la estructura productiva. Las políticas contracíclicas sirven en el corto plazo, pero es necesario profundizar la industrialización, impulsar el cambio tecnológico. Una estructura productiva primaria no genera empleo y menos de calidad”. En tanto, el vocero del presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el G-20, Gilles de Robien, consideró que “los indicadores de empleo deben ser tan importantes para los países como los económicos y financieros. Si la economía ignora lo social, no ganaremos más que una nueva crisis”.

La inclusión de la problemática laboral en la agenda del G-20, impulsada en septiembre de 2009 por los gobiernos de Argentina y Brasil, fue rápidamente desplazada frente a la emergencia de la crisis estructural de la Zona Euro y la revitalización de los programas de ajuste diseñados por el FMI. Desde que asumió la presidencia del G-20 a comienzos de año, el gobierno de Francia decidió revitalizar el debate sobre el empleo que volverá a ocupar un lugar en la próxima cumbre de presidentes de noviembre. En ese sentido, Tomada lamentó que la inclusión del “empleo en el G-20 todavía está librada a la decisión del país que lo preside. Aunque Francia honró su tradición poniendo como eje de su presidencia las políticas de empleo, corremos el riesgo de que este tema tan caro a todos nosotros no se continúe”.

jueves, 9 de junio de 2011

Resumen actividad Taller de Peronismo

El viernes 3 de junio se realizo un nuevo encuentro del Taller de Peronismo en la Facultad.

En esta oportunidad contamos con la presencia de del Lic. Héctor Angélico, ex-director de la carrera de Relaciones del Trabajo de la  Facultad de Cs. Sociales UBA, y docente de dicha carrera en la materia "Principios de Sociología del Trabajo" junto a Ignacio Politzer, Sociólogo, asesor de la Subsecretaría de Relaciones Laborales del MTEySS y  Director de la Carrera de Historia de la UPMPM.
Con una importante presencia de compañeros estudiantes y militantes, que concurrieron al taller para participar en conjunto de las exposiciones de los compañeros profesores, y para luego debatir sobre los contenidos compartidos.
Desde La Cámpora Sociales estamos convencidos que estos encuentros permiten generar espacios donde se pongan en común las miradas de los compañeros con respecto al Peronismo,  su historia y vigencia, para que nos enriquezcamos y nos permita abrir perspectivas de reflexión y acción desde el campo nacional y popular.
En este encuentro se tuvo la oportunidad de presenciar algo que para muchos de nosotros que militamos en la facultad desde hace tiempo es dificultoso presenciar. La exposición de Héctor Angélico mostró una articulación tan precisa y productiva de dos ámbitos que muchas veces son separados en nuestra casa de estudios, como es la política y lo académico.
Angélico,  desplego una gran cantidad de material en la mesa, pero en su desarrollo  necesito consultarlos muy pocas veces, nos compartió su mirada sociología del Peronismo, sus estudios sobre  el origen del mismo, y fundamentalmente su metodología para abordarlo, que es la investigación desde la mirada de los actores.
Por su parte Ignacio Politzer, comparo las acciones de Perón con las de Néstor Kirchner en relación a cómo supieron ambos leer sus tiempos y como respondieron a los ataques sufridos con la aplicación de políticas sociales. Perón fue quien comprendió entonces que la unidad debía ser la unidad del Pueblo y el Ejercito, también incluyendo a los empresarios nacionales, y en ese sentido fortaleció el proceso de industrialización protegiendo y acrecentando las políticas de fuerte carácter social.
La jornada fue muy pedagógica, desde nuestro lugar se generó una  identificación con nuestros maestros, no solo como estudiantes de ciencias sociales, sino también como militantes populares, y tomamos como propia la última reflexión de Angélico, él nos planteo la necesidad de construcción de sentido a este actual proceso nacional y popular, que se convierte en objetivo programático de nuestros nuevos encuentros.
Al mismo tiempo Angélico realizo en su análisis del peronismo y el kirchenerismo,  nos llamo a la reflexión de tomar en cuenta la unidad y construcción de sentido, como el arma mas sólida para la profundización y la defensa de este proyecto nacional y popular, la unidad de todos aquellos que apostamos y defendemos este modelo mas allá de las ideologías o los orígenes políticos.

La Cámpora Sociales.

viernes, 3 de junio de 2011

Ciclo de Charlas:“CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACION O INDIFERENCIA DEL CIUDADANO EN SU VECINDAD”.

La Social Cultural presentará un ciclo de charlas/debate durante los meses de junio y julio, contando con la presencia de reconocidos académicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Las charlas hondarán diferentes temáticas pero el eje esencial de las mismas será “CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACION O INDIFERENCIA DEL CIUDADANO EN SU VECINDAD”.


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 Entre los exponentes estarán:

Federico Schuster: Licenciado en Filosofía. Ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires durante los períodos 2002-2006 y 2006-2010.Actualmente es Profesor Titular de la materia "Filosofía y métodos de las Ciencias Sociales" en la carrera de Ciencia política de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires).

Daniel Albano: Licenciado en Sociología. Asesor de política educativa del Ministerio de Educación de la Nación. Profesor Universitario de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ)

Montenegro:  Licenciado en Sociología (Universidad de Buenos Aires). Profesor Titular en Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ)

CRONOGRAMA

4 de Junio 2011 18.30 hs -
Lic. FEDERICO SHUSTER.   
Tema: “ LA ACCION COLECTIVA  Y LAS REINVINDICACIONES SOCIALES.

18 de Junio 2011 18.30 hs – 
Lic. ALBANO y Lic. MONTENEGRO 
Tema: “EDUCACIÓN Y FORMACIÓN PROFESIONAL”

25 de Junio 2011 18.30 hs – A Confirmar.
 

Julio 2011 18.30 hs (a Confirmar) - Cerrará el Ciclo de Charlas algún referente de la escena local. Dicha charla se anunciará oportunamente.



Todo el ciclo de charlas será llevado a cabo en el club Union y Fuerzas situado en Grigera 945 (Banfield—LdZ)

LA SOCIAL CULTURAL
¿Qué es La Social Cultural? Es una junta de amigos de la vida, del barrio, los cuales decidimos hacer de nuestras charlas y discusiones, un espacio donde poder comprometernos con nuestro presente y sus problemáticas. La Social Cultural le da nombre a un montón de ganas de hacer política. Deseamos descubrir y ejecutar esas ganas, ése, es nuestro gran objetivo. No nos interesa quedarnos anclados en ninguna definición, ni estrategia. Apostamos a poner en funcionamiento nuestras inquietudes y molestias como también hacer circular y afirmar voces que muchas veces quedan silenciadas u obstaculizadas.

E-Mail: lasocialcultural@gmail.com
Dirección: Grigera 945 (Club Unión y Fuerza)

INVITA GRUPO SOCIOLOGÍA

martes, 31 de mayo de 2011

Debate: El lugar de la ciencia social

El crecimiento de la investigación en ciencias sociales plantea la necesidad de evaluar una estrategia de desarrollo que contemple su rol en el sistema científico. El Instituto Gino Germani (UBA) organizó un debate y aquí se presentan las principales exposiciones.




Final del formulario

El desafío de lo global 
Por Andrés Carrasco *

Varsavsky, en 1969, definió la necesidad de politizar la ciencia como la intersección entre conocimiento, sociedad y soberanía para un modelo nacional. Hoy esa discusión sigue vigente, mostrando que no hemos avanzado sino retrocedido. La ciencia sigue siendo cientificista, atemporal y atada al positivismo. La idea de neutralidad no ha variado y es usada para legitimar la subordinación a los intereses del mercado, que provee su sentido productivista, y el retroceso del Estado, que privatiza la política científica.
La integración subordinada del desarrollo científico se encuentra hoy con un elemento que no tenía peso en los ’70. La aparición de la globalización del poder, la rendición de la soberanía, la ausencia de un arbitraje del Estado desligado de la ideología de mercado, transfirió el control a las corporaciones y convirtió al conocimiento en mercancía de los complejos industriales-financieros globales. Al mismo tiempo que la sociedad de mercado y su principal aliada, la sociedad del conocimiento, milagrosa y salvacionista, avanzan sobre el control de las instituciones productoras de conocimiento, desestructuran al sujeto crítico, suprimiendo toda valoración filosófica e ideológica que pudiere desafiar la celebración de la razón técnica.
El conocimiento científico debería ser parte de una construcción que permita el uso de recursos adecuados para sostener un crecimiento cero que modere el consumo a las posibilidades del planeta y permita su sustentabilidad. La globalización exige transferir la decisión integral de modos y razones de explotación de los bienes comunes a manos privadas, apropiándose de la decisión política. La producción de alimentos con medios e instrumentos tecnológicos de un puñado de corporaciones hace imposible pensar que el mundo resuelva el hambre del planeta, sino más bien formas de control del mercado que destruyen la “soberanía alimentaria” instalando un control social que conduce el diseño de un mundo cada vez más injusto. Y las legislaciones que regulan el patentamiento de moléculas y organismos vivos pasan a ser parte de la legitimación de ese control social necesario para el capitalismo. Si la tecnología puede sostener esta impúdica apropiación de la naturaleza para el control de la sociedad humana, no habrá necesidad de ejércitos para mantener la colonialidad. La “industrialización civilizatoria” estará diseñada para aquellos que tengan pasaje en el arca de Noé del día después. El resto, los otros, serán prescindibles.
Nuestro país tiene la oportunidad de crear o imitar. Podemos reeditar la versión neoliberal disfrazada de neodesarrollismo, pero igual de dependiente, o desarrollar un auténtico modelo soberano, al margen de la globalización. El Conicet, INTA, Conea, etc., pueden desplegar políticas que tiendan a desarrollar técnica que genere saberes propios ante las necesidades del pueblo, una elección soberana, o pueden servir a intereses dependientes implantados por concentrados corporativos.
La adopción de tecnologías es tan poderosa y poco inocente como la espada colonial. Con ella se condicionan modos de producción y usos de recursos naturales. Para ello la tecnología es diseñada a medida de las formas productivas hegemónicas de las corporaciones. Los desarrollos científicos y tecnológicos, los mecanismos de financiamiento y la privatización de la decisión política, así como los relatos que se estructuran alrededor de la “sociedad del conocimiento”, resignifican sistemas e instituciones públicas para generar conocimiento-mercancía. El conocimiento entonces pasa a ser no sólo propiedad del demandante, sino el instrumento que permite subordinar modos y estrategias para satisfacer el consumo de las sociedades centrales sin detenerse en los cambios, exclusiones, saqueos que generan a su alrededor.

* Director del Laboratorio de Embriología Molecular (UBA) y ex presidente del Conicet.

Un campo desjerarquizado 

Por Silvia Guemureman *

Cada vez que reflexionamos sobre el lugar de las ciencias sociales en la política y la producción científica constatamos la misma referencia inobjetable: aún están desjerarquizadas respecto a las biomédicas y las duras. Un indicador elocuente es la facultad de rectificación con que se bendice a las dos últimas, pero se condena en las primeras. Que las ciencias duras y sobre todo las biomédicas hayan trabajado por siglos con hipótesis equivocadas, y promovido con valor axiomático certezas que luego cayeron en el desván del desprestigio, no es sino indicador de progreso y avance científico. Lo interesante es que estos “cambios” en el sentido y la dirección de las prescripciones son asimilados a nuevos descubrimientos y estadios científicos superiores. Esta facultad de rectificación les está vedada a las ciencias sociales: cuando volvemos atrás con una argumentación, eso no constituye “sino la mejor demostración de que antes no habíamos sido lo suficientemente rigurosos” y “esto habla a las claras de la poca seriedad del conocimiento producido por metodologías no-científicas”, o sea, no nos cabe el mote de personas que trabajan por el avance de la ciencia y con humildad rectifican caminos erróneos, sino que los nuevos descubrimientos en forma tautológica confirman que los viejos no eran verdaderos, y por ende, ¿por qué darles crédito a los nuevos?
Si bien es cierto que las ciencias sociales vienen ganando terreno en los organismos de ciencia y las universidades nacionales, también es cierto que la mayor participación alcanza sólo a los instrumentos de promoción más básicos (becas de formación científica y subsidios a la investigación con instrumentos poco complejos); las ciencias sociales aún no aplican a instrumentos científicos complejos y mucho mejor financiados. En las ciencias sociales es harto difícil cuantificar “beneficios” productivos. Pero acaso ¿sirven los parámetros de contabilidad para medir calidad? Y esto nos lleva al tema de la evaluación. ¿Es posible en contextos complejos de evaluaciones permanentes tener parámetros eficientes que no se anclen en la contabilidad ejecutiva y mecánica, despojada de lectura y reflexión sobre los contenidos?
Producimos muchas veces en forma compulsiva para completar los múltiples casilleros de los formularios de evaluación, pero ¿cuántas veces esperamos a que nuestros resultados estén maduros para la discusión? Debate, intercambio: ¿qué es eso? Si pocos leen, si incluso los espacios concebidos para el intercambio son, en realidad, desfiles de monólogos donde cada uno, a su turno, expone casi en forma autista. En eso se han convertido los congresos.
La lógica del mercado también atravesó la producción científica: hay mucho para consumir, dificultad para establecer diferencias, mucho marketing que inclina las balanzas en formas falaces. Esos problemas son, seguramente con matices, comunes a todas las disciplinas. Lo preocupante es que los cientistas sociales hemos internalizado tan bien aquello de que para ser científicos de pura cepa teníamos que ser como “ellos”, los duros, que en ese tren copiamos también vicios y deformaciones. Evaluaciones y publicaciones son ejemplos elocuentes. Esta dificultad se reproduce y realimenta con las posiciones objetivas que ocupan los cientistas sociales en las estructuras científicas, y valga como referencia otro observable inobjetable: la mayoría de los secretarios de Ciencia y Técnica en las universidades nacionales proceden de las ciencias duras o biomédicas.
Para avanzar en un cambio, es necesario que haya más debate y más participación de los cientistas sociales, así sea echando mano al recurso de fijar pisos de participación, cuando no de avanzar en la confección de agendas específicas, con problemáticas inherentes a las ciencias sociales.

* Investigadora del Instituto Gino Germani, coordinadora del Piumas UBA.
 
Más expansión y democracia

 Por Dora Barrancos *

Un sistema científico que se precie debe estar regido por el principio de la expansión, hasta con desperdicio, tal como lo han hecho países que han realizado transformaciones decisivas, como Brasil. Pero ese principio suele no ser muy compartido por los propios agentes científicos, que a menudo son muy temerosos de los cambios.
En primer lugar, es necesario reconocer el aumento notable del número de becas que ha permitido una formación frondosa, pero también más rica en calidad. El mayor número de beneficiarios/as de becas del Conicet ha mejorado la calidad de la producción. La política que ha llevado al aumento geométrico de becarios y becarias ha sido solidaria, claro está, con la implantación de estudios de posgrados en universidades. Hace una década era absolutamente menguada la oferta de posgrados en ciencias sociales y hoy nos enfrentamos a un crecimiento exponencial que, desde luego, plantea serias reflexiones acerca del número de egresados que no tendrán ingreso al Conicet y que debe ser sobre todo objeto de un acuerdo entre las universidades y los organismos gubernamentales.
Hace una década, las políticas restrictivas de admisión en la Carrera del Investigador Científico (CIC) habían llevado al grave envejecimiento de la planta y no escapaba aún a los espíritus más retardatarios que se enfrentarían problemas de todo orden de mantenerse esa situación. Fue una decisión política fundamental el incremento del ingreso de científicos en un proceso que también permitió una mejor representación de nuestras ciencias. Durante los últimos años, la capacidad de ingreso al Conicet significó que los/las postulantes positivamente evaluados pudieran hacerlo. Hoy nos enfrentamos a una severa circunstancia y es que, por primera vez en estos años expansivos, el número de quienes se encuentran en condiciones de ingresar a la CIC supera las vacantes disponibles. En efecto, la captación ha estado en torno de 500 nuevos investigadores en los años recientes y en el último concurso hubo cerca de 200 candidatos/as que no pudieron ser incorporados no obstante su buena calificación. Es necesario señalar que no ha disminuido el número de vacantes, que se han mantenido las proporciones distributivas entre las diferentes áreas del conocimiento, y la que corresponde a nuestras disciplinas sociales y humanas se mantiene en torno del 30 por ciento. Pero es urgente reconocer que necesitamos ampliar la disponibilidad de vacantes en al menos un 25 por ciento, ya que no podemos limitar y menos mutilar el desarrollo del conocimiento, fiel al principio de la inexorable expansividad del sistema científico.
Forma parte vertebral de las políticas científicas, si es que hemos de mirar hacia adelante, garantizar la democratización y la equidad, la igualdad de oportunidades en orden a muy diversas dimensiones. Con relación a la perspectiva de género hemos dispuesto que se contemple la maternidad (incluida la adoptiva) como atributo para aplazar por un año la presentación de los informes obligatorios, y hemos comenzado la discusión en materia de plasticidad para las edades límite del sistema de becas cuando se trata de mujeres con hijos. Otro aspecto que concierne a la equidad es mejorar las posibilidades de quienes aplican en áreas de vacancia, sean estas consideradas en orden a espacios geográficos o a problemas del conocimiento. Hay profundas diferencias regionales que deben ser atendidas si es que deseamos una sociedad más integrada y unas ciencias más democráticas.
* Profesora consulta (Sociales-UBA), directora del Conicet por las Ciencias Sociales y Humanas.

FUENTE: DIARIO PÁGINA/12 Viernes, 22 de abril de 2011 | p12