miércoles, 6 de junio de 2018

Sopas con sabor a Latinoamérica

Un test en busca de tu sopa ideal

En Bogotá se destaca el Ajiaco Santafereño, en La Paz el Chairo y en Lima la Parihuela, más conocida como “Levanta Muertos”. Buenos Aires no tiene una receta predilecta que identifique al país o región, por lo que a través del test “Sopa de Recetas" podés descubrir la opción ideal para tu familia entre veinte combinaciones de alimentos autóctonos y latinoamericanos.
Se cree que los caldos, y luego las sopas, cumplieron un rol fundamental en la evolución humana ya que permitieron disminuir la masticación forzada constante necesaria para ablandar los alimentos crudos, permitiendo así el desarrollo de la capacidad craneal y cerebral del hombre por sobre la mandibular.
Lo cierto es que este método de cocción hoy por hoy tan conocido y aplicado tiene la gran virtud de adaptarse a la perfección a las posibilidades y alimentos que se encuentran a disposición en cada región del planeta. Así hoy, encontramos diversos caldos y sopas propios de cada cultura que habita en la tierra.
En Latinoamérica la sopa es considerada uno de los platos predilectos de diversos países y capitales. En algunos casos debido al clima andino que favorece este tipo de preparaciones, a las tradiciones propias y heredadas de las culturas originarias y principalmente a las posibilidades que ofrecen la tierra y el mar en cada lugar para cocinar.
En líneas generales todos los países cuentan con una sopa predilecta, inclusive una en cada región. En Buenos Aires, Argentina, muchas personas eligen cada vez más consumir sopas a lo largo del año, pero no existe una receta predilecta que identifique al país o región. Se utilizan diversos alimentos, mezclas de sabores y condimentos. En este marco, Yelmo empresa de electrodomésticos, armó un test de sopas para descubrir la sopa más adecuada para cada familia. La campaña llamada “Sopa de Recetas” se basa en un chat guiado de Facebook (@yelmoarg) que ayuda a sus seguidores a encontrar su sopa ideal, según sus gustos y preferencias. Hay más de veinte combinaciones de alimentos autóctonos y latinoamericanos para descubrir.
En Bogotá, Colombia, en cambio, se destaca el Ajiaco Santafereño una sopa que contiene pollo, papas, pastusa y sabanera que suele acompañarse con arroz blanco, aguacate, alcaparras y crema de leche. El nombre de este plato tiene varias teorías: la más aceptada dice que se denominó así porque su receta inicial contenía ají. Esta sopa hoy por hoy presente en los más finos restaurantes de la región, tuvo su auge y desarrollo en la época de la colonia y se atribuye a los Muiscas que habitaban originariamente en las zonas de Cundinamarca y Boyacá.
Más al sur, la sopa Limeña por excelencia es la Parihuela o más conocida como “Levanta Muertos”. Es considerada por los costeros, un plato afrodisiaco debido a su alto contenido de fósforo y es muy popular en toda la costa de Perú. Su base son los pescados y mariscos y se elabora generalmente con cabrilla, machete, corvina o cojinova, que al mezclarse con los mariscos, genera un resultado sabroso y contundente. Se cree que la parihuela es originaria del puerto de Callao, donde las personas pobres que vivían cercanas al puerto recogían las maderas desechadas con las que se trasladaban los pescados para hacer fogones y cocinar estos caldos.
Por otra parte, en La Paz, Bolivia, se encuentra el conocido Chairo, un plato que podría decirse, surge de una fusión cultural pero representa a la perfección las raíces andinas. Se consume en platos de barro especial y sus principales ingredientes son las papas deshidratas, más conocidas como “chuño”, carne de cordero, de res y seca macerada con sal. La historia explica que esta sopa, de origen mestiza, es parte de la tradición de la Ciudad sede de Gobierno desde 1781, se estima que 10 de sus 13 ingredientes principales fueron traídos por los españoles y adoptados por los Aymaras y Quechuas, pueblos originarios de la zona.
En definitiva, las sopas representan a cada país, ya que son una herencia que conserva las verdaderas raíces de cada ciudad, pueblo y país. Conocer sus historias nos permitirá que las opciones se diversifiquen y nunca falte en la mesa un caldo nuevo para compartir.
Fuente:Pagina/12

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