miércoles, 28 de noviembre de 2018

“Un gobierno que defienda el trabajo”


En un acto en Atlanta, las organizaciones plantearon la necesidad de construir una agenda alternativa para enfrentar el modelo macrista. También hablaron de la construcción de un frente de unidad que represente a los sectores más humildes.
Según los organizadores, hubo 50 mil personas en Atlanta y otras 20 mil quedaron afuera.
Según los organizadores, hubo 50 mil personas en Atlanta y otras 20 mil quedaron afuera. 
“La solución no es irnos del G-20 sino volver a tener un gobierno que defienda el trabajo de los argentinos. La prioridad del próximo gobierno tiene que ser fortalecer la economía popular y defender el trabajo”, sostuvo ayer el diputado y aspirante a la presidencia Felipe Solá, uno de los oradores en el multitudinario acto que los movimientos sociales realizaron ayer en el estadio de Atlanta para decirle “No al G-20”, la cumbre de líderes que se reunirá el próximo viernes y sábado en Buenos Aires. El eje de la convocatoria fue la necesidad de construir una agenda política alternativa para enfrentar al modelo macrista.

Según informaron los organizadores, hubo 50 mil personas colmando las instalaciones de Atlanta y otras 20 mil quedaron afuera siguiendo las alternativas del escenario donde colgada una bandera gigantesca con la consigna “No al G-20 - Fuera FMI”. Ante la concurrencia, Felipe Solá aseguró: “Pretenden que nos quedemos quietos, que caminemos cada vez menos, que la movilización sea menos espontánea y menos frecuente, pretenden que tengamos miedo, pretenden que sea legítimo y democrático tener una policía más preparada para pegarle a aquel que proteste, aunque sea en paz”.
El encargado del discurso de cierre fue Emilio Pérsico, secretario general del Movimiento Evita. “Estamos construyendo nuestro 17 de Octubre, la oleada de participación de los movimientos populares en la política para lograr una democracia más participativa, donde los humildes recuperen su lugar de mayoría, expresó Pérsico. 

Junto al Evita se movilizaron una larga lista de organizaciones y partidos: Somos-Barrios de Pie, Partido Comunista Revolucionario-Partido del Trabajo y del Pueblo-Corriente Clasista y Combativa, Unidad Popular, Octubres, Martín Fierro, MUP, Seamos Libres, Frente Popular Venceremos, Barrios Peronistas, Peronismo 26 de Julio, MNCI-Vía Campesina, Corriente Peronista Chacho Peñaloza y la Federación Nacional Campesina. En la convocatoria plantearon “enfrentar a este modelo de saqueo, dependencia y exclusión que concentra cada día más riquezas en menos manos y descarta a las trabajadoras y trabajadores, sometiendo a los pueblos al hambre y la desocupación”. La idea del agrupamiento es aportar a un frente nacional de unidad para derrotar a Cambiemos en 2019. En ese frente incluyen a la ex presidenta Cristina Kirchner pero también a otros sectores del campo nacional y popular.  

“Los movimientos populares están llamados a representar los intereses de las argentinas y argentinos que quedaron excluidos del sistema”, sostuvo en esa dirección la diputada Victoria Donda. “Junto al movimiento feminista son los protagonistas centrales de la reconstrucción de la Argentina luego de que el desastre neoliberal del gobierno macrista deje a nuestro país en ruinas”, agregó. Donda se diferencia de Cristina Kirchner que había planteado que dentro del frente de unidad había espacio para los pañuelos verdes y los celestes, en referencia a los sectores pro y anti abortistas. “Tenemos que defender la vida, basta de clandestinidad”, sostuvo. 
El referente de Unidad Popular, el ex diputado Claudio Lozano planteó que “quienes estamos en este acto somos los que hemos llenado las calles desde que asumió este gobierno, tenemos una agenda de futuro, somos los que sabemos que no hay política de transformación sin organización popular”. 
En tres filas de sillas, se ubicaron sobre el escenario los dirigentes que apoyaron el encuentro. Por ejemplo, los diputados Facundo Moyano, Daniel Arroyo, Leonardo Grosso y Lucila de Ponti, los sindicalistas Víctor Santa María, Juan Carlos Schmid, Víctor de Gennaro y Hugo “Cachorro” Godoy y los dirigentes Daniel Menéndez, Gildo Onorato, Patricia Cubría, Jonathan Thea, Marina Cardelli, Elena Hanono, Kito Aragón, Nicolás Harispe, Ricardo Fierro, Cristina Cabib (Madres de Plaza de Mayo de Quilmes), Jorge Mario Smith, Luis Tiscornia y Roberto Solano.
Fuente:Pagina/12

martes, 27 de noviembre de 2018

La fantasía de ignorar al otro


Apartheid es la palabra más difundida de una lengua que hablan pocos, el afrikaans, idioma de la tribu blanca de Sudáfrica. Y se difundió porque define con exactitud una tecnología social, una manera de reprimir. Es el mismo caso que nuestra palabra “desaparecido”, que se usa en chino como en inglés porque engloba lo siniestro de una manera de matar mañera, cruel.
El significado literal de apartheid es nada más que separación. La fama le vino en los cincuenta, cuando los nacionalistas que habían tomado el poder en 1949 comenzaron las dos tareas con que soñaban desde hacía medio siglo: liquidar toda conexión con los odiados ingleses y mantener a los negros en su lugar. Lo primero fue fácil, con la proclamación de una república y la salida del Commonwealth. Lo segundo fue dañino, largo y al final inútil.
La Sudáfrica tradicional era de un racismo paternalista, en la que cada uno conocía su lugar y se quedaba ahí. Era un país rural, de a caballo, con ciudades pequeñas y simples, con una población agauchada, protestante de la manera más rígida posible, violenta. Como los boers eran pocos, grandes territorios eran efectivamente reinos africanos autónomos en los que nadie se metía y con los que se comerciaba ganado. En las tierras que los blancos sí habían tomado, los nativos eran mano de obra o gente que vivía de prestado hasta que hubiera que echarlos. El nativo “integrado” era el que hablaba afrikaans, usaba pantalones, saludaba con un humilde “baas” –jefe– y no andaba pidiendo salarios.
Para 1949 el sistema había estallado. Sudáfrica era una sociedad que se industrializaba, donde ya no había tierra que no se usara, urbanizada, con autos y crímenes. Ya no funcionaba el viejo sistema donde cada uno tenía un lugar y donde no hacía falta andar viéndose. Los blancos vivían entre negros, rodeados de negros, superados por los negros. Con lo que se pasó un sistema de leyes draconiano y simple: nada de matrimonios mixtos, nada de sexo entre razas, nada de barrios multirraciales, nada de compartir espacios. Las calles estaban abiertas de seis de la mañana a seis de la tarde, cuando sonaban sirenas y el que estuviera en el barrio equivocado iba preso. La noche era aparte, como los cines, los bares, los restaurantes, el transporte público, la escuela, la plaza. La idea del sistema era que las razas se encontraran sólo como patrones y empleados, señoras y sirvientas. Que jamás se conocieran, que no se tomaran un trago ni se contaran un chiste. El amor de colores distintos pasó a ser algo sencillamente irreal: las razas eran como especies que ocupaban un mismo espacio pero sin tocarse. La represión más feroz hacía el resto, aceitaba el sistema donde hiciera ruido. La mucama que tenía que hacer un mandado después de las seis llevaba un “pase” firmado por la patrona para que la policía no la llevara. El trabajador de turno nocturno comía en la fábrica y no salía ni a fumar antes de las seis de la mañana. El que se hacía el gallito terminaba como mínimo con la cara rota en el peor calabozo de la peor comisaría. Y es notable que en Sudáfrica casi no haya mulatos.
El resultado fue una ceguera notable, de la un sociedad donde tantos ni miraban a los demás, no los querían oír ni conocer, no tenían la menor idea de lo que era el de al lado. El apartheid funciona así por acá también, entre blancos no tan blancos y marrones no tan negros, entre patrones y empleados, entre señoras y sirvientas. Son construcciones para no ver al otro, no oírlo, no entenderlo.
Fuente:Pagina/12
 

lunes, 26 de noviembre de 2018

"Es mucho más difícil para los pueblos salir de las derrotas culturales que de las electorales"


Resultado de imagen para siglo XXI luchas populares


Lo sostiene el sociólogo Nahuel Sosa, director del Centro de Formación y Pensamiento Génera, que presenta el libro “Emergencias. Repensar el Estado, las subjetividades y la acción política”, una compilación de la que participaron Dora Barrancos, Alejandro Grimson, Elizabeth Gómez Alcorta, Florencia Alcaraz, Diego Sztulwark, Ileana Arduino, Alexandre Roig, Paula Abal Medina, Nicolás Tereschuk y Luciano Galup.

Por Gustavo Montiel
Fuente;Ramble Tamble

Generar nuevas categorías de pensamiento y reelaborar las existentes, con vistas a encarar coordenadas actualizadas de acción política, en un contexto de movimientos y fenómenos socioculturales emergentes asoma como uno de los principales desafíos de los sectores populares y progresistas para intentar torcer el cauce de la ola neoliberal que predomina en gran parte de América Latina y el mundo.
En esa línea, en 2017 un conjunto de jóvenes profesionales crearon el Centro de Formación y Pensamiento Génera, que este lunes, en el Centro Cultural de la Cooperación presentará “Emergencias. Repensar el Estado, las subjetividades y la acción política”, un libro a cargo de los compiladores Nahuel Sosa, Marina Cardelli y Alejandro San Cristóbal, que desde distintos autores, analiza de manera colectiva problemas y fenómenos recientes y urgentes, y a la vez visibiliza a una nueva generación de referentes en diferentes ámbitos.
Algunos de los autores presentes en el libro son Dora Barrancos, Alejandro Grimson, Elizabeth Gómez Alcorta, Florencia Alcaraz, Diego Sztulwark, Ileana Arduino, Alexandre Roig, Paula Abal Medina, Nicolás Tereschuk, Luciano Galup.
Tiempo dialogó con el sociólogo (UBA) y director del Centro de Formación y Pensamiento Génera, Nahuel Sosa, quien desarrolló algunos de los conceptos y temas que atraviesan el libro y el trabajo que desarrolla el Centro. “Una de las premisas que hay que tener en cuenta es que no siempre los triunfos electorales se transforman en triunfos políticos, y no necesariamente en triunfos culturales. Creo que el macrismo ganó una elección, y que en algunas cosas ganó batallas culturales, y en otras no, por ejemplo en los derechos humanos”, analizó.
“Me parece que nosotros tenemos que encarar el 2019 en un formato electoral, pero también lo interesante es que, si nosotros pudiéramos ganar el 2019 electoralmente, sería porque el macrismo no logró ganar culturalmente en estos cuatro años. Creo que en términos culturales, estamos en una situación de disputa, de empate. Y es muy importante que no gane culturalmente, porque es mucho más difícil para los pueblos salir de las derrotas culturales que de las electorales”, marcó.
“Cualquier proyecto nacional, popular, democrático para 2019 tiene que tener en cuenta a los nuevos emergentes. ¿Qué son?. En nuestro país está pasando algo curioso en los últimos años: cada vez uno se encuentra con unidades básicas semivacías, y sin embargo las calles están desbordadas por el feminismo, por los movimientos sociales, por un nuevo sujeto que son los trabajadores y trabajadoras de la economía popular, un fenómeno que llegó para quedarse. Los movimientos sociales no son los de los años ’90. Son movimientos que tienen un pie en la calle pero también un pie en las urnas”, señaló Sosa.
“Entonces, me parece que el desafío es reconstruir un bloque histórico, progresista, popular. Pero que en ese bloque histórico, progresista, popular, esos nuevos emergentes tengan un rol protagónico. No es, ‘hagamos alguna política social para los excluidos, para los cartoneros, para los vendedores ambulantes´. Tenemos que dotarlos de institucionalidad, de derechos”, reclamó.
“Tenemos que pensar en categorías que sean propias del siglo XXI. Por ejemplo, no podríamos pensar a la justicia con categorías del siglo XX. El poder judicial, en el siglo XX, era más bien cómplice de golpes de Estado que hacían los militares. Hoy, esos golpes pueden ser fomentados por una ONG, un partido político, un medio de comunicación. Hoy el poder judicial ya no es cómplice: está en el centro de operaciones. Esta nueva triple alianza del poder financiero, el poder mediático y el judicial, este tridente, de alguna manera es el poder fáctico que condiciona cualquier tipo de democracia”, advirtió el sociólogo.
“Tengo la seguridad que en las próxima oleadas en América Latina, deberemos repensar cómo radicalizamos la democracia, y repensar cómo construimos procesos constituyentes que nos permitan sacarnos el lastre de ese ordenamiento jurídico que impide que los pueblos avancen”, concluyó.
Presentación
“Emergencias. Repensar el Estado, las subjetividades y la acción política” será presentado el lunes 26 de noviembre a las 20 horas en la sala Jacobo Laks del Centro Cultural de la Cooperación, en Avenida Corrientes 1543. Estará a cargo de los compiladores Nahuel Sosa, Marina Cardelli y Alejandro San Cristóbal, y hablarán tres de los autores, Alejandro Grimson, Florencia Alcaraz y Paula Lenguita.
 


Contra la criminalización de la pobreza


Los movimientos sociales se concentrarán esta mañana en Avenida de Mayo y Avenida 9 de Julio para marchar a las casas provinciales de Buenos Aires y de Córdoba.
Marcos Soria fue asesinado en Córdoba. Antes, en La Matanza, la víctima había sido Rodolfo Orellana.
Marcos Soria fue asesinado en Córdoba. Antes, en La Matanza, la víctima había sido Rodolfo Orellana. 
Las organizaciones sociales se movilizarán hoy para reclamar justicia por los militantes asesinados Rodolfo Orellana y Marcos Soria, víctimas de las fuerzas de seguridad de las provincias de Buenos Aires y de Córdoba. “El discurso del Gobierno promoviendo la mano dura y el ajuste brutal está generando esta situación. Convocamos a todas las organizaciones que quieran sumarse para frenarlos con movilizaciones pacíficas”, señaló ayer a PáginaI12 Esteban Castro, secretario general de la Confederación General de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Barrios de Pies y la Corriente Clasista y Combativa ya se sumaron a la marcha.

“Hay una justificación en el discurso del Gobierno de matar a los pobres que luchan”, destacó Castro, mientras organizaba la manifestación de hoy. Los movimientos sociales se citaron en Avenida de Mayo y Avenida 9 de Julio, a las 11, para marchar a la Casa de la Provincia de Buenos Aires y luego a la de Córdoba para exigir justicia por los dos militantes muertos mientras defendían su derecho a la tierra y a la vivienda. “Tenemos que visibilizar esto porque no se puede seguir así. El ajuste genera mayores niveles de precariedad y esto genera mayores necesidades y va ir recrudeciendo”, agregó el dirigente social.

Rodolfo Orellana cayó muerto por una bala en medio de un enfrentamiento con la policía bonaerense en la madrugada del jueves pasado. Orellana se encontraba en un predio ubicado en Villa Celina, La Matanza, organizando con vecinos y militantes una toma de tierras fiscales abandonadas para paliar la necesidad de una vivienda. En medio de la intervención de la policía, Orellana fue alcanzado por un proyectil que ingresó por la espalda. 
Por otro lado, Marcos Soria, también militante de la CTEP, fue asesinado por la policía cordobesa después de haber sido golpeado por los uniformados. Soria trabajaba en la huerta “Entre Todos”, integrante de una de las organizaciones que componen la CTEP. El trabajador intentó escapar de la golpiza y buscó refugiarse en un corral de caballos. Cuando salió del establo, recibió un disparo por la espalda.

“Los cuatro policías que estuvieron en La Matanza, y estos dos en Córdoba, tienen que estar presos”, aseguró el líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, y apuntó directamente a la responsabilidad de las fuerza de seguridad conducidas por Cristian Ritondo, ministro de María Eugenia Vidal, al señalar que “a Orellana lo mató la Policía Bonaerense”. El dirigente peronista hizo foco en la responsabilidad de los ministerios porque “el poder político perdió autoridad sobre las fuerzas de seguridad”, y agregó que “este Gobierno no puede garantizar ni un partido de fútbol”.

Mientras la CTEP aseguró en un comunicado que “la violencia y el desenfreno policial son un elemento más de una política de gobierno que día a día generan exclusión, pobreza y hambre. Violencia que ejercen las fuerzas de seguridad sobre los que no tienen acceso a la tierra, el techo y el trabajo”, la CTA Perón anunció que también participará de la movilización. “Una vez más el gobierno nacional responde con balas a la legítima lucha de los compañeros y compañeras que día a día construyen organización para dar pelea a este modelo de ajuste y de hambre”, señaló en un comunicado, a la vez que denunció que las dos muertes se daban “en un marco de creciente criminalización de la pobreza y la protesta social que impulsa el Gobierno, con las armas de Patricia Bullrich a la cabeza”. La Asociación de Trabajadores del Estado porteña también participará de la movilización.
Fuente:Pagina/12

viernes, 23 de noviembre de 2018

Reflexiones sobre la UniCABA


La Legislatura porteña aprobó finalmente la creación de la UniCABA, con el voto negativo de 9 de los 10 bloques, aquí algunas reflexiones:
  1. Como señala Adriana Puiggrós, el sistema educativo construido y sostenido por liberales, radicales y peronistas desde fines del siglo XIX se asentó en la presencia central del Estado y en la figura del docente. El neoliberalismo de los 90 quiso destituir este sistema mediante vouchers para la libre elección de escuelas y convertir en charters (escuelas bajo licencia) a los establecimientos. El neoliberalismo cool de Macri es más sutil: propone destituir el sistema mediante plataformas virtuales, gamificación, y sustitución progresiva de los docentes profesionales por monotributistas facilitadores, tutores o lideres formados en ONGs y fundaciones empresariales. Es en este marco que se explica la UniCABA: las modalidades semipresencial y virtual de la misma, establecidas en el artículo 27, tienen como fin conveniar con plataformas digitales, cuyos dueños son afines a quienes gobiernan la nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires, trayectos de formación, asociando intereses privados de lucro al sistema educativo universitario.
  2. Siendo la ciudad parte del país es un disparate hacer universitaria solo la formación de parte de las/os futuros maestras/os y profesoras/es en solo una de las 24 provincias. Si lo que se quiere de verdad es hacer universitaria la formación docente debería discutirse y consensuarse en el Congreso nacional una ley que transfiera los más de 1000 institutos de formación docente de todo el país a las universidades nacionales ya existentes o establezca una nueva y única universidad nacional para la formación docente con cientos de sedes regionales, articular y no suprimir es la tarea.
  3. En la página 8 del dictamen se denuncia un exceso de instituciones de formación docente, 1500 en todo el país. Esto se inscribe en la prédica típica del neoliberalismo previo a la crisis de 2001: en noviembre de 2000 la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) presentó el libro “Una educación para el siglo XXI” donde propuso para la educación superior no universitaria el cierre de 850 de los 1100 institutos de formación docente del país. 
  4. La coexistencia de la UniCABA con los 29 institutos de formación docente no es tal: pudiendo brindar la primera títulos universitarios y los segundos títulos terciarios es evidente que la matrícula migrará hacia la UniCABA, produciéndose el cierre por goteo de matrícula de la mayoría de los 29 institutos. La coexistencia es en verdad competencia por la matrícula, otra característica típica del modelo educativo neoliberal. Además la UniCABA no solo competirá con los 29 profesorados porteños, sino también con más de 100 profesorados que tienen su sede en los municipios del Gran Buenos Aires. Ofreciendo la UniCABA títulos universitarios y los profesorados de la ciudad y el conurbano títulos terciarios provocará la migración de matrícula y por efecto dominó el derrumbe de este subsistema en toda la región.
  5. La UniCABA va en contra de la tradición reformista, en tanto se descartan por goteo de matrícula a la mayoría de los 29 institutos cogobernados a la vez que se fortalece una universidad provincial que en ningún artículo de la Ley garantiza la participación de docentes, estudiantes, graduados y no docentes.
  6. La creación de la UniCABA no se consensuó ni con los actores del sistema (autoridades de los profesorados, sindicatos docentes, centros de estudiantes) ni con la Universidad de nuestra ciudad, la UBA, existiendo en ella una Carrera y un Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación.
  7. Contradice la política de Estado de nacionalización de la formación docente, a partir de la extensión de 2 a 4 años de la formación establecida en la Ley 26.206 de Educación Nacional, que sí contó con apoyo de la comunidad educativa y fue votada por oficialistas y opositores en 2006 en el Congreso, de la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), de la creación de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe), y del Plan Nacional de Formación Docente 2007/10.
  8. En tanto plantea crear “carreras innovadoras” y “diversificar la oferta académica de la ciudad” sin contemplar que se evite la competencia con la UBA (la UniCABA podría ofrecer no sólo formación docente sino también carreras que ya ofrece la UBA) abre la posibilidad de abierta competencia entre una universidad nacional cogobernada y presencial y una universidad provincial prereformista con predominio de las modalidades semipresencial y virtual.
  9. Si la comparamos con la única universidad provincial comparable, que es la Universidad Provincial de Córdoba (UPC, creada por ley 9375 de 2007), la UniCABA “es una figura jurídica pública estatal” que se encuentra, a diferencia de la UPC, “en la órbita del Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad” (art. 18) y no contempla el cogobierno, sólo la figura de un Rector Organizador (art. 22). En cambio la UPC integra 8 escuelas de arte, turismo y educación física ya existentes, asegura la representación de docentes, estudiantes, no docentes y graduados en su cogobierno, postula la no competencia con la oferta académica de la Universidad Nacional de Córdoba, y establece un plazo de normalización de cuatro años.
* Doctor en Ciencias de la Educación UNLP.

Fuente:Pagina/12

Callejón sin salida


Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda.
Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda. 
Entre los aportes de Keynes a la teoría económica se encuentra una reflexión que se llama “la paradoja del ahorro”, que enunció de la manera siguiente: si en una situación de recesión las empresas, las familias y el Estado tratan de aumentar la frugalidad, por precaución porque temen que su situación económica se degrade en el futuro, entonces la demanda global disminuirá, lo que acentuará la contracción del Producto. Frente a la caída de la demanda, la oferta se adaptará a la nueva situación y disminuirá a su vez, de tal suerte que el ahorro global será idéntico al nivel anterior, pero con una producción y un consumo inferior. 

En 2009, cuando arreciaba la Gran Recesión, dos economistas del FMI, Evan C. Tanner y Yasser Abdih, trataron, de una manera un tanto burda, de refutar a Keynes afirmando que frente al incremento de fondos disponibles –el ahorro de las familias– las empresas lo invertirían, lo cual quería decir que no había ninguna paradoja. Se olvidaban que las empresas no invierten porque hay fondos disponibles, que siempre existen (para eso están los bancos), sino que lo hacen cuando se despejan sus incertidumbres y anticipan un incremento de la demanda que les permitirá vender lo que se aprestan a producir. 

En esta paradoja, la acción del Estado es la única que no está sometida a la incertidumbre, puesto que el gobierno decide del nivel del gasto en función de su programa político. Keynes se refería a la frugalidad del gasto público activo, es decir a la tentación de aplicar una política de austeridad como la de Macri. 

En efecto, habitualmente una parte del gasto del Estado se compone de los salarios de los maestros, de los policías, de los bomberos, de las enfermeras, en las jubilaciones, en las ayudas sociales, el gasto en salud que incluye el pago de médicos y enfermeras, la inversión pública. Este forma parte del ingreso de los argentinos, utilizado para cubrir sus necesidades comprando bienes y servicios provistos por las empresas, sean estas públicas o privadas, y forma parte del circuito económico. 
La otra parte del gasto del Estado son los reembolsos de la deuda pública en manos de inversores extranjeros y el servicio de la deuda; vale decir los intereses pagados a los bancos extranjeros de tal suerte que una parte de los impuestos que pagan los ciudadanos son remitidos al exterior y no reintegra el circuito económico interno. De hecho, esta parte constituye una disminución neta de la demanda global, a la que se refería Keynes. 

El llamado “déficit primario”, es la diferencia entre los impuestos recaudados o la deuda pública y los gastos realizados en el país, y tiene un impacto positivo en la economía ya que incrementa la demanda agregada. Esto explica entonces que la idea del “déficit primario cero” traerá una disminución de la demanda agregada y es, por lo tanto, una idea desacertada, ya que agiganta la recesión.

Por otro lado, la disminución del gasto público tiene también un impacto negativo vía el multiplicador. Hasta hace unos años, cuando estalló la crisis griega, se suponía que el impacto de la austeridad en el gasto público provocaba solamente una caída de la demanda y que el efecto multiplicador, negativo, era poco significativo. Pero los nuevos cálculos que realizó el FMI luego del fiasco en Grecia y la magnitud de la crisis, mostraron que no era así. El impacto de la disminución del gasto público activo depende del valor del multiplicador. Si el multiplicador es 0,5, como se creía o lo indicaba la propaganda de los medios, esto significa que una disminución de 10 pesos del gasto público producirá una disminución de 50 centavos del PIB. Pero los cálculos indican que en las economías como la Argentina el multiplicador es mayor a 1 y más bien igual a 2 (en los dos primeros años), y esto es así porque la tasa de ahorro es baja (17 por ciento en 2017, según el Indec). Esto significa que para una disminución del gasto público de 10 pesos, la caída del PIB es de 20 pesos. Se deduce entonces que si Macri decide llevar el déficit primario a cero, la disminución del gasto público será de 1,5 o 1,8 por ciento del PIB que, según los datos del Ministerio de Hacienda, será el déficit de 2018. Esto llevaría a una recesión del orden del 3 por ciento del PIB, lo cual es enorme.
En periodos de recesión la disminución del gasto público no constituye una buena política económica.

* Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de París. Autor de El peronismo de Perón a Kirchner, Ed. de L’Harmattan, París 2014. Editado en castellano por Ed. de la Universidad de Lanús, 2015.
Fuente:Pagina/12

jueves, 22 de noviembre de 2018

Entrevista a Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia:“Evo es el único que puede dar continuidad a este proyecto”



García Linera sostiene que, a diferencia de otros países, en Bolivia el modelo económico no está en debate, porque “la derecha no tuvo la capacidad de interpelar las estructuras de crecimiento”. Habla de los desafíos de la izquierda.
Alvaro García Linera participó del Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico que se realiza esta semana.
Alvaro García Linera participó del Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico que se realiza esta semana. 
Este es un corto invierno para las fuerzas progresistas, augura el vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, en conversación con PáginaI12, en su corta y aclamada pasada por Buenos Aires. El pensador boliviano intervino en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico de Clacso y delineó las claves para el regreso de las izquierdas en la región. “En lo práctico las izquierdas tienen que hacer otras combinaciones de gestión económica y en lo político tienen que construir otro relato, otra manera orgánica de concentrar expectativas distintas a las que han prevalecido en las últimas décadas”, afirmó. Linera junto al presidente indígena Evo Morales lideran un proceso transformador en Bolivia que va por su cuarta elección.  
–En estas dos semanas en curso Buenos Aires es sede dos eventos importantes. El primer foro de pensamiento crítico de Clacso, pero también del G-20. ¿Qué cuestiones se disputan en cada uno de esos espacios?
–Yo veo al encuentro convocado por Clacso como un gran escenario de construcción de un horizonte colectivo frente al conjunto de problemas y retrocesos que se presentan en el mundo –y que se irán agudizando–. De este encuentro la izquierda mundial tiene que sacar lecciones tanto de los logros pero también de las derrotas. Y en cambio el encuentro del G-20 va a ser el encuentro de un capitalismo esquizofrénico, carente de horizonte compartido y lleno de confrontaciones porque los países que alaban la iniciativa privada, como Estados Unidos, ahora hablan de protección. Y los países que tenían una fuerte presencia estatal en la economía ahora hablan de globalización y librecambio. Entonces el encuentro de Clacso es en cierta medida el esfuerzo más racional que tenemos hasta ahora de buscar salidas y alternativas, desde el ámbito de lo popular, a este derrumbe de certidumbres y horizontes compartido por parte de las grandes potencias mundiales.
–¿Hace falta una actualización de las categorías para entender este nuevo desorden?
–Necesariamente necesitamos una profunda renovación de los lenguajes que nos permita generar nuevas preguntas donde las antiguas no son suficientes para proponer algo en el mundo. Ahora hay un gran desorden, un caos de sentido y para sobrepasar este momento necesitamos una gran dosis de creatividad. 
–¿A qué se debe la pérdida de horizonte y este caos de sentido?
–Es que se agotó la narrativa y se agotó el combustible de la acumulación neoliberal que surgió en los años 70. La lógica de un mundo dirigido a procesos cada vez más globalizadores y de aperturas de fronteras que se supone que iba a generar bienestar y progreso para todos, no funcionó. Los primeros malestares aparecieron en América Latina donde las fuerzas progresistas intentaron dar una respuesta a ello. Pero después vimos cómo llegaron los descontentos a las articulaciones centrales de la economía mundial. Lo vimos en Grecia, España, Francia e Italia, y últimamente en Gran Bretaña con el Brexit y en Estados Unidos con Trump. Entonces, la idea de que la globalización era el medio mediante el cual la humanidad iba a progresar fracasó, es una promesa fallida. 
–Sin embargo, Bolivia parece ser el único país de América latina que logró mantener un gobierno progresista que además tiene un gran crecimiento económico. ¿Cuáles son las claves para entender este proceso?
–Una de las claves de la sostenibilidad de un gobierno progresista es y tiene que ser la economía. Al mismo tiempo esa es quizás una de las debilidades que se ha mostrado en esta primera oleada. En el caso de Bolivia, parte del éxito radica en esta preocupación de la economía, fruto de que nuestra generación vivió la derrota de la izquierda hace 20 años precisamente por una mala gestión económica que abrió paso a que la derecha avasallara durante 20, 25 años. De aquella experiencia apuntamos cuatro cuestiones centrales. Primero que el Estado controle como propietario los principales sectores generadores de excedente económico: hidrocarburos, electricidad y telecomunicaciones. Segundo: redistribuir la riqueza pero de una manera sostenible de forma que los procesos de reconocimiento y ascenso social de los sectores subalternos populares e indígenas tenga una sostenibilidad en el tiempo. Tercero: apuntalar el mercado interno; cuarto: articulación entre el capital bancario y el productivo, lo que implica que el 60 por ciento de los ahorros de los bancos se dirige al sector productivo, generando mano de obra. Y por último, estabilizamos la moneda y bolivianizamos los ahorros. 
–En el último tiempo aparecieron en escena las fake news.  ¿Qué lectura hace de este fenómeno?
–No considero que las redes fabrican victorias. Si no que lo que hacen las redes es debilitar fortalezas del opositor. Me parece que la pregunta que tenemos que hacernos en este momento es: “¿qué condiciones latentes hay en la sociedad que pueden ser explotadas y radicalizadas mediante las redes?”. Lo que es interpelado con las redes es un conjunto de componentes del sentido común neoliberal: el miedo, el individualismo, la competencia, el gregarismo, el  racismo y la salvación externa. Este sentido común popular está latente desde hace mucho tiempo y el momento progresista no lo pudo anular, simplemente los fracturó temporalmente.
–Además se ve un uso de la información personal con fines políticos...
– Todo ese tema nos agarró a los gobiernos progresistas en pañales, como quien dice. Porque quienes son más hábiles para manejar esos temas son los que usan los algoritmos en las empresas, los que ya hacen negocios. Cuando entras al celular, esas empresas ya saben tus compras, tus preferencias. Hay un algoritmo que es utilizado para incentivar a comprar otra cosa. Mientras nosotros estamos pensando como mostrarnos buenas gentes en las redes, otros supieron utilizar las emociones para generar animadversión contra los compañeros. “¿quiénes tuvieron esa facilidad?”, fueron las personas que se movían ya tiempo atrás en el uso de los algoritmos para fomentar las compras empresariales. Ahí el sector empresarial nos llevaba ventaja por lo menos de media década. Lo que hicieron fue traspasar el uso económico de las redes al uso político, mientras que nosotros recién estábamos descubriendo el uso político de las redes de una manera muy ingenua. Y eso ha contribuido a que estemos atrasados en esta batalla. 
–¿Cómo se puede fortalecer la democracia y no permitir que los gobiernos sean víctimas de golpes blandos como los que sucedieron en la región?
–No puedo hacer consideraciones particulares de lo que sucede en otros gobiernos, pero si sé que no es posible ser permanentemente impune ante los agravios, ante la gente. Los abusos que se están incrementando en América latina no pueden ni van a ser indefinidos. La gente tiene tolerancia, es flexible, pero eso no es un cheque en blanco para un uso indefinido de esas tolerancias morales de la gente. Los agravios se acumulan, los abusos se sedimentan y habrá un momento en que la gente se canse de los abusos y de los maltratos. Y ahí es cuando estallan las protestas, las resistencias y las indignaciones morales que mueven a sociedades. Entonces, todo gobernante tiene que saber que no se puede abusar indefinidamente de la buena fe de las personas y que la gente tarde o temprano despierta, rompe los moldes, las tolerancias y pasa factura al gobernante. 
–El año que viene hay elecciones presidenciales en Bolivia, sin embargo hasta ahora la oposición va fragmentada. ¿Cómo ve ese escenario? 
–Nosotros tenemos una ventaja y es que la derecha en Bolivia no tuvo la capacidad de interpelar las estructuras de crecimiento de nuestro país, es decir que lo que está en debate en las próximas elecciones no es un modelo económico, como si pasa en el resto de la región. Si no que el debate gira en torno a quien le da continuidad a nuestro proyecto económico. Esa es nuestra ventaja y lo que tenemos que transmitir, que Evo es el único que puede garantizar la continuidad. 
–¿Qué opina de Trump?
–Me provoca curiosidad. En cierta medida Trump es una respuesta anómala a un malestar popular y laboral norteamericano que el ala demócrata no supo entender, no supo captar. En el fondo los populismos de derecha son el resultado de una audaz y agresiva política progresista y de izquierda. Y en cierta medida (Bernie) Sanders expresaba lo que se estaba gestando, un malestar frente a la globalización. Un malestar frente al incumplimiento de las expectativas de la globalización y la izquierda en vez de articular ese malestar y canalizarlo progresivamente, se volvió cómplice de esas políticas. Y al hacerlo provocó que el ala de los republicanos canalizara ese malestar pero hacia el ala más pervertida, buscando la explicación de la frustración o de la falta de empleo de cierto sectores no en la globalización sino en los migrantes, en los extranjeros. Algo parecido al fenómeno de Trump, pasó en Italia y estuvo a punto de suceder en Francia. Por eso esto es un llamado más de atención a las fuerzas progresistas porque era la izquierda la llamada a armar un relato movilizador de ese descontento y no lo hizo.
–¿Cree que en la región tenemos para largo rato con la vuelta de estas derechas neoliberales?
–No es lo que esperamos. Este es un corto invierno para nosotros porque la vuelta al mando de las fuerzas neoliberales carece de expectativas de mediano y largo plazo. Los gobiernos que están dirigiendo ahora la política latinoamericana no han fundado su regreso en el diseño de un horizonte de esperanzas, de expectativas, sino que han basado su regreso en una muralla de resentimientos y de odio, y ese no es un combustible que dure mucho. Despierta emociones muy intensas, despierta pasiones muy acentuadas pero también pasiones y emociones efímeras. La derecha está ahora en un momento de impasse histórico. La derecha planetaria y las derechas continentales no saben el rumbo que van a tomar, se apegan de manera casi ciega y desesperada a viejas prácticas y viejas decisiones que están empeorando la economías de sus países -que están generando más malestar que el que quisieron resolver- y no tienen otro libreto. Esta es una derecha tacticista y no puede mantener indefinidamente una sociedad en una situación de incertidumbre estratégica. Ninguna sociedad aguanta. Esta es una derecha sin brillo y que no puede generar adhesiones fuertes y duraderas. 
–¿Qué camino deben tomar ahora las izquierdas? 
– En principio las fuerzas progresistas tienen que crear la capacidad de remontar el ruido y volver a redefinir un camino más o menos claro y preciso de cómo superar este conjunto de adversidades que ahora agobia a la gente. En lo práctico las izquierdas tienen que hacer otras combinaciones de gestión económica y en lo político tienen que construir otro relato, otra manera orgánica de concentrar expectativas distintas a las que han prevalecido en las últimas décadas. Porque la izquierda llega al gobierno con un discurso movilizador agrupando a los agraviados, planteando una reivindicación, pero cuando fruto de sus acciones hay una parte que asciende socialmente, el discurso del desagravio ya no funciona. Y ahí es cuando tienen que complejizar el discurso. Y la otra cuestión clave es que las políticas de movilidad social de los sectores populares tienen que tener una sostenibilidad en el tiempo porque cuando no lo son, los sectores sociales que ascendieron fácilmente pueden adoptar el punto de vista de los sectores más conservadores que desde un inicio se opusieron a estas políticas de movilidad social. Y entonces se da la paradoja que gobiernos progresistas pierden por la votación de personas que habían logrado ascender socialmente gracias a la política económica de los gobiernos progresistas. 
Entrevista: Sofía Solari.
Fuente:Pagina/12

El camino de la universalización

Hoy, nuestro país celebra un nuevo aniversario del Decreto de Gratuidad Universitaria impulsado por el General Juan Domingo Perón en 1949. A 69 años de la medida que cambió para siempre el rumbo de la educación superior en nuestro país, el desafío actual es seguir defendiendo los derechos conquistados y avanzar aún más en materia de universalización del conocimiento.


El 22 de noviembre de 1949 el presidente Juan Domingo Perón firmó el Decreto N° 29.337 de Supresión de Aranceles Universitarios, a partir del cual las universidades nacionales pasaron a ser gratuitas. Desde entonces, la educación superior se constituyó como un derecho universal y dejó de ser un privilegio para pocos, convirtiéndose así en modelo y referente en toda la región.  
El Decreto, que cambió radicalmente el camino del sistema universitario argentino, establecía que “el engrandecimiento y auténtico progreso de un pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que alcance cada uno de los miembros que lo componen”. Al mismo tiempo, declaraba que “una forma racional de propender al alcance de los fines expresados es el establecimiento de la enseñanza universitaria gratuita para todos los jóvenes que anhelen instruirse para el bien del país”.
De modo que la medida impulsada por Perón fomentó la incorporación de sectores hasta entonces alejados del capital cultural y, como consecuencia, provocó un indudable ascenso social y un significativo aumento de la matrícula universitaria. 
No cabe duda de la importancia fundamental del Decreto de Supresión de Aranceles Universitarios en la construcción de un sistema educativo democrático. Sin embargo, este hecho clave en la historia de las universidades argentinas pasó inadvertido hasta que, en 2007, se declaró el 22 de noviembre como el “Día Nacional de la Gratuidad Universitaria”. 
Hasta entonces, sólo solía recordarse a la Reforma Universitaria de 1918 como hito fundamental que cambió la historia de la educación superior en nuestro país, y a menudo fue olvidado el vínculo entre estos reclamos reformistas y el Decreto de gratuidad de 1949. Si la Reforma Universitaria inició el camino hacia la democratización de la enseñanza, la medida de Perón terminó de concretar el viejo anhelo reformista. 
Los protagonistas de la gesta cordobesa de principios de siglo XX discutieron, reclamaron y bregaron por una idea amplia de universidad que incluía transformaciones orientadas a dejar atrás el espíritu elitista que caracterizaba a la educación superior y, a su vez, sentar las bases que se difundirían por toda Latinoamérica.
En 1918 se publicó el célebre Manifiesto Liminar de la Federación Universitaria de Córdoba que establecía los principios y los propósitos de los reformistas. Los jóvenes exigieron su participación en la vida universitaria, el cogobierno, la autonomía, los concursos docentes, la investigación científica, la docencia libre, la periodicidad de la cátedra, la misión social de la universidad y la extensión universitaria.
Sin embargo, pese al espíritu democratizador y de desarrollo de la universidad argentina que se impulsó en Córdoba, la gratuidad de la enseñanza no fue reclamada en aquel entonces como uno de los ejes de la propuesta. Fue necesario esperar a 1949 para que este derecho fuera finalmente implementado a través del Decreto que eliminó el cobro de aranceles en las universidades nacionales.   
Como resultado, junto a la apertura de la Universidad Obrera Nacional en 1953 -antecedente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN)-, la gratuidad abrió las puertas de la universidad a un nuevo sector de la sociedad históricamente marginado y aislado de ella.  
Ampliar las posibilidades 
Desde el Decreto implementado por Perón, el camino abierto en materia de democratización del acceso a la educación superior se fue profundizando a partir de la creación de universidades públicas que se fueron extendiendo por todo el territorio nacional.
Durante las últimas décadas, nuestro país fue escenario de la apertura de numerosas instituciones de educación superior de gestión estatal. Como consecuencia, hoy cada provincia argentina cuenta con al menos una universidad pública, hecho que amplía aún más las alternativas de estudio para muchos sectores de la sociedad.
Así, la Reforma Universitaria de 1918, el Decreto de gratuidad de 1949 y la creación de nuevas universidades públicas, dieron como resultado la construcción del sistema universitario actual, integrado por 66 instituciones alojadas en todo el país: 57 universidades nacionales, cuatro provinciales, cuatro institutos universitarios nacionales y uno provincial. 
Se trata, sin duda, de un sistema universitario nacional que viene resistiendo cualquier intento de arancelamiento, dado que, tal como proclamaba el Decreto de 1949, “es función social del Estado amparar la enseñanza universitaria” y “son las universidades especialmente las encargadas de difundir la cultura y formar la juventud; por ello debe ser primordial preocupación del Estado disponer de todos los medios a su alcance para cimentar las bases del saber, fomentando las ciencias, las artes y la técnica en todas sus manifestaciones”. 
Por tal motivo, la inversión en educación, ciencia y tecnología debe ser siempre una prioridad para evitar que las desigualdades sociales se profundicen y las perspectivas de futuro se anulen. En el camino de mantener y profundizar los derechos conquistados en el ámbito de la educación superior, se vuelve necesario recordar, una y otra vez, los propósitos del Decreto de gratuidad universitaria de 1949, como aquel que manifestaba que “el Estado debe prestar todo su apoyo a los jóvenes estudiantes que aspiren a contribuir al bienestar y prosperidad de la Nación, suprimiendo todo obstáculo que les impida o trabe el cumplimiento de tan notable como legítima vocación”.Por



Alberto Barbieri,
rector de la Universidad de Buenos Aires:
“Soy un defensor a ultranza de la gratuidad en la universidad. Provengo de una familia trabajadora, donde fui el primero en graduarme. Es un claro ejemplo de la importancia de la diversidad social en la educación superior y de su carácter inclusivo, que destaca a la UBA en su función de integrar a la sociedad.
Entendemos a la educación como un bien público y un derecho. La gratuidad universitaria está en el ADN del pueblo argentino y es uno de los motivos por los cuales nuestra universidad es un referente tanto en el país como en el exterior.
En la UBA no sólo generamos excelencia académica, sino también conocimiento, donde representamos el 30% de la investigación del país. Estamos involucrados en asistencias a zonas vulnerables, poseemos cinco hospitales universitarios y otros tantos premios Nobel.  Esta es una demostración clara de lo que representa en la transferencia del conocimiento y de los mecanismos de complementación que genera el sistema de universidad autónoma, gratuita, pública, laica y cogobernada. Un modelo que nos enorgullece y que nos indica que vamos por el camino correcto.“



Por Juan José Castelucci, 
rector de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego:
“Desde la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, celebramos un nuevo aniversario del decreto de gratuidad Universitaria. Hoy más que nunca seguimos defendiendo aquellos derechos conquistados en 1949 por el Presidente General Juan Domingo Perón, quien logró que la educación universitaria deje de ser un privilegio para unos pocos para convertirse en un derecho y un bien social, que posibilita la movilidad social ascendente y la democratización del conocimiento.
Renovamos el compromiso de continuar con la lucha por la defensa de nuestras Universidades públicas para garantizar la igualdad de oportunidades y la equidad para que millones de hijos e hijas de trabajadores y trabajadoras sigan accediendo a la Educación Superior de calidad, como herramienta de transformación para la emancipación del pueblo, por la soberanía y el desarrollo de nuestra Nación.”



Por Federico Thea y Mauro Benente, 
rector y director del Instituto Interdisciplinario de Estudios Constitucionales de la Universidad Nacional de José C. Paz:
“El desarancelamiento de los estudios universitarios constituyó uno de los hitos más importantes en la democratización de la educación argentina. O, parafraseando a Ernesto “Che” Guevara, la mayor apertura de las puertas de las universidades que tuvo el pueblo.
La apertura de puertas de las universidades es fundamental para garantizar el derecho humano a la educación superior. O, dicho de otro modo, el derecho humano a la educación superior exige una universidad con puertas abiertas, democratizada, sin aranceles. De todas maneras, el derecho a la educación superior no se agota en la apertura de puertas, sino que requiere de otras medidas para que se vuelva efectivo.
Una política igualitaria de puertas abiertas exige un sistema tributario en el cual los y las que más tienen resignen parte de sus privilegios para garantizar los derechos de todas y todos. Una política igualitaria de puertas abiertas, debe asegurar el desarancelamiento, pero también las condiciones políticas y económicas para que todos y todas puedan traspasar esas puertas abiertas.”
Fuente:Pagina/12

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Identidades, consumos y medios


Roberto Samar sostiene que las audiencias son sometidas a violencia simbólica mediante estímulos al consumo que abonan a la construcción de una cultura hegemónica consumista, que es violenta y excluyente.
Cuando nos pensamos, nos situamos en el mundo, lo hacemos atravesados de discursos hegemónicos que se fortalecen desde los medios masivos de comunicación y la industria del entretenimiento.
Nos bombardean con publicidades en las cuales se reproducen patrones de conducta que refuerzan roles y estereotipos pero, fundamentalmente, nos llevan a asociar la felicidad a la obtención y consumo de objetos. 
Según el sociólogo Zigmun Bauman, vivimos en una sociedad líquida de consumidores. Un tipo de sociedad que “interpela” a sus miembros (vale decir, se dirige a ellos, los llama, los convoca, apela a ellos, los cuestiona, pero también los interrumpe e “irrumpe” en ellos) en especial en cuanto a su capacidad como consumidores. 
Para ser reconocidos, hay que responder a las tentaciones del mercado. Por lo tanto, si la sociedad nos interpela como consumidores, en los consumos excesivos lo que quizás vemos es la búsqueda de la reafirmación de nuestras identidades.
Si analizamos los discursos que circulan en los medios dominantes vemos que recurrentemente se asocia consumir alcohol a una juventud idealizada, a momentos de felicidad grupal y a vínculos sexo afectivos heterosexuales de la masculinidad hegemónica. Una masculinidad atravesada por la lógica del aguante que la cultura patriarcal nos pide reforzar y demostrar en forma constante.
Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar publicada por el Ministerio de Salud de la Nación: se estima que alrededor de 52 mil personas fallecen por causas relacionadas al consumo de sustancias, representando el 16,3 % de las muertes totales del país. Las principales causas son el tabaquismo y el consumo de alcohol y un porcentaje menor el consumo de estupefacientes (0,8%).
Asimismo, según dicha encuesta señala que el “42,7 % de estudiantes manifestó haber visto publicidades de bebidas alcohólicas diaria o casi diariamente en el último mes en videos, revistas, internet, cines, eventos deportivos o conciertos”. 
Es decir, mientras el consumo de alcohol es hiper visibilizado en la agenda publicitaria y en la industria del entretenimiento, es invisibilizado en la agenda informativa como problemática de salud.  
Según la Defensoría del Público de un total de 19.160 (100%) noticias monitoreadas del año 2017, 168 estuvieron relacionadas con el abordaje de consumos problemáticos (equivalente a un 0.87%). De las noticias que abordaron los consumos problemáticos: 141 notas (83.92%) fueron sobre drogas -marihuana, cocaína, paco, éxtasis, heroína, entre otras y solo 27 notas sobre alcohol (16.07%).
Paralelamente, mientras todas y todos somos atravesados por estos mensajes publicitarios, sólo algunos/as pueden disfrutar de la supuesta felicidad que propone el sistema. Cabe preguntarse, ¿qué pasa con las personas estimuladas permanentemente a consumir, a quienes se les construye un deseo imposible de lograr?
Por lo tanto, si una persona es por lo que consume, quien no puede acceder a ese bien, “no es”. Está excluido. Pero no sólo del objeto material, sino de todo lo que se construye alrededor de él.
Esta es una violencia simbólica a la que son sometidos sectores mayoritarios de nuestra población. Así se construye una cultura hegemónica consumista, que es violenta y excluyente.
El monitoreo señalado de la Defensoría del Público sostiene que de las 168 noticias que abordaron consumos problemáticos, 130 (77,3 %) fueron abordadas desde una perspectiva policial, frente a apenas 6 (3,5%) notas que presentaron el tema desde un abordaje de salud.
Recurrentemente esta perspectiva policial de las noticias legitima la criminalización de los consumos de los jóvenes en situación de pobreza.
El periodista especializado en la problemática del uso de drogas, Emilio Ruchansky afirma que “quienes sostienen fervientemente la estrategia represiva argumentan con dogmas, ven esto como una cruzada religiosa en la que no importan los costos humanos, ni aunque superen en creces las muertes atribuibles al consumo problemático. Si tomáramos en cuenta la cantidad de muertes por consumo de alcohol con el mismo ímpetu belicista estaríamos en la tercera guerra mundial”.
Probablemente, una parte de la violencia actual responda a este modelo mediático dominante que idealiza el consumo como única expresión de éxito y felicidad, combinado con la exclusión económica de amplios sectores sociales y una respuesta estatal estigmatizante y criminalizadora.
Es necesario visibilizar los consumos problemáticos desde un enfoque de salud y cuestionar los discursos estigmatizantes y moralistas que recaen sobre todo en los grupos más vulnerables. Asimismo, promover una mirada crítica de las publicidades que presentan el consumo como el único camino a la felicidad.
* Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Docente de la UNRN.
Fuente:Pagina/12