jueves, 29 de noviembre de 2012

“Libertad cambiaria”MITOS ECONOMICOS: FUNDAMENTOS DEL REGIMEN DE CONTROL Y ADMINISTRACION DE DIVISAS


Por Andres Asiain y Lorena Putero

Una parte de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y de las demás urbes del país suelen considerarse ciudadanos de un mundo cuya carta de ciudadanía global es el billete norteamericano. Por esa razón, las últimas regulaciones del mercado de cambios se le presentan como un intento autoritario por cercenar sus libertades individuales. Pero en la aldea global forjada por el neoliberalismo, la libertad cotiza en la Bolsa. Y es así como, detrás del reclamo libertario de la clase media, se esconden fuertes intereses económicos que especulan con hacerse una diferencia a su costa.
Están en primer lugar aquellos grupos económicos que comenzaron a atesorar moneda extranjera a finales del 2007, y que ya llevan cinco años perdiendo dinero. Mientras que el dólar rindió un 8 por ciento anual, en la plaza local podrían haber colocado esos fondos financiando créditos al consumo a un 30 por ciento o más. Desesperados por una devaluación que no llega, se dedican a devaluar al ahorrista medio asustándolo con profecías apocalípticas para terminar vendiéndole los dólares a precios excesivos en alguna cueva. También esperan ansiosos la liberación cambiaria los exportadores que obtienen ingresos en moneda extranjera y pagan salarios en moneda nacional. Un alza del dólar ensancharía la diferencia entre ambos, con su consecuente impacto en los beneficios. Por último están los que apuestan a la desestabilización. Sin chances electorales ni posibilidad de golpear cuarteles como sucedía décadas atrás, apuestan al golpe de mercado y ponen a su servicio todo su poder económico y mediático.
De esta combinación de factores resultó una fuga de capitales que sumó desde comienzos de 2007 unos 67.000 millones de dólares. A esa presión sobre el mercado de divisas se le agregó –en el último año– la contracción de los mercados donde colocar nuestros productos industriales por el impacto de la crisis externa y una sequía que redujo la producción agrícola exportable. Ante esa situación, se implementó una serie de medidas destinadas a cuidar las divisas y privilegiar su utilización para el sostenimiento de la actividad económica (que requiere de la importación de insumos y maquinarias que no se fabrican en el país). Se termina con el régimen de privilegio de las mineras y petroleras y se les exige liquidar los dólares por sus exportaciones en el Banco Central. Se obliga a las aseguradoras a traer los fondos invertidos en el exterior. Se restringe la remisión de utilidades de las multinacionales y se expropia el 51 por ciento del paquete accionario de la mayor empresa del país para revertir el déficit energético. Se instrumenta una serie de papeleríos destinados a evitar importaciones de productos que se pueden fabricar localmente, imponiendo como condición para el acceso al dólar por parte de las empresas que amplíen sus exportaciones.
También se regula la compra de dólares por particulares, dificultando el ahorro en moneda extranjera o el turismo fuera del país. Pero si bien estas regulaciones pueden molestar a ciertos sectores medios, la alternativa de libertad cambiaria podría haber derivado en un caos económico, con fuerte devaluación del peso, aceleración de la inflación y derrumbe del empleo. En ese caso, muy pocos tendrían ingresos suficientes para ahorrar siquiera en pesos, ni para pasear aun dentro del país. Eso sí, muchos se agolparían en Ezeiza pero no para irse de vacaciones como lo hacen actualmente (aun con las restricciones), sino para escaparse de la crisis y probar suerte en otro lugar, tal como sucedía hace apenas diez años
Fuente: Página/12

Ricardo Carpani, la construcción de un arte nacional-latinoamericano y popular



[


Por Juan Godoy*

"En países como el nuestro, la posición de un verdadero artista revolucionario supone el enfrentamiento con las viejas fuerzas de la oligarquía y el imperialismo. Y ello implica no una simple postura ideológica, sino sobre todo una serie de actos indisolublemente unidos a las grandes luchas sociales de nuestra época”.
Carpani, Ricardo. (2011). La política en el arte.  Buenos Aires: Peña Lillo-Continente, página 66.

“Un arte nacional no significa cerrazón frente a Europa, sino en la medida en que lo extranjero penetra y disuelve, a través de la colonización mental de la clase dirigente, el patrimonio intransferible y colectivo de la propia cultura nacional. Cultura es resistencia, pero también asimilación (…) el arte no escapa a la política”.
Hernández Arregui, Juan José. (1962). Prólogo a Carpani, Ricardo. (2011). Op. Cit., páginas 8 y 15.

“El arte está íntimamente vinculado con lo que nos rodea y sino no es arte, podrá ser algún ejercicio personal de alguien pero tiene que estar directamente vinculado (…) Ricardo Carpani, también pintor argentino, pintor comprometido, creo que el primer Carpani no lo vi en un cuadro, lo vi en la portada de "La formación de la conciencia nacional" (…) Doris donó los tres Carpani que están en esa escalera que lleva ahora sí el nombre de ese gran argentino que fue Ricardo Carpani. Escalera Ricardo Carpani en una Casa de Gobierno que tiene a sus Mujeres Argentinas, a sus Científicos, a sus Patriotas latinoamericanos, a sus Escritores y Pensadores, a sus Pintores, porque nos parecía que estaba bien la escalera Francia y la escalera Italia, que fue el agradecimiento de las cosas que nos habían donado en el Centenario, pero nosotros en el Bicentenario nos quisimos hacer cargo de los argentinos, así que como nos hicimos cargo de los argentinos nos dedicamos a recordar toda las buenas cosas que habían hecho argentinos y argentinas”.
Fernández de Kirchner, Cristina. Palabras en la Inauguración de la Escalera Carpani y el Salón de los Pintores y Pinturas Argentinas. 8 de abril de 2011. Disponible en www.presidencia.gob.ar

     Consideramos aquí que afortunadamente, en los últimos años se ha dado una revalorización de la obra de Ricardo Carpani, expresada en la inauguración de diferentes muestras, ya sean itinerantes o estables, ya sean en espacios privados o en la esfera pública, entre estos últimos es destacable la tarea de reivindicación de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, o en la difusión de diferentes  charlas, o en la re-edición de varios de sus libros. Quien escribe, estima que una de las claves para comprender esta “vuelta a Carpani” se liga al proceso de re-industrialización y de politización creciente, ambos procesos dados desde el año 2003. Destacamos que en la militancia política, sindical, cultural, etc. se mantuvo, con afiches, volantes, banderas, etc. en alto a través de todos los años.
¿Por qué sostenemos esta relación? porque la obra de Carpani había tenido difusión hacia fines de la década del 60 y comienzos de los 70, donde se observaban características similares en tanto estas cuestiones, pues el proceso de Industrialización por sustitución de importaciones acelerado en los primeros dos gobiernos de Juan Perón, se mantenía erguido todavía no habían logrado destruirlo diferentes experiencias anti-populares, y fruto de un conjunto de factores internos y externos se observaba una politización creciente de amplias capas de la sociedad argentina. El periodo en que la obra de Carpani es “dejada de lado”, comienza en la larga noche comenzada con la última dictadura cívico militar, donde se comienza con un modelo económico de valorización financiera, profundizado por el modelo neoliberal del menemato y el delarruismo[i].
De esta forma se explica entonces la aparición fuerte de Carpani en los dos momentos consignados, porque su obra se encuentra íntimamente ligada por un lado, a los sectores trabajadores, y por el otro, y en relación a aquel, a la politización de la sociedad argentina. Los dos períodos donde se dan estos factores son entonces una de las causas para la valorización de la obra, el largo periodo donde la patria se ligaba a la “timba financiera”, y se des-ligaba de lo que le pasaba a sus compatriotas, dejando tendales de trabajadores desocupados, flexibilización laboral, precarización del trabajo, pobreza, indigencia, etc. Ricardo Carpani no encuentra cause en una sociedad sin industrias, sin amplios sectores de la población laburando, y luchando por la liberación nacional. No será rescatado ni una ni otra vez, por la superestructura cultural de colonización pedagógica, para ésta, Carpani seguirá siendo “un maldito”[ii].

Abordaremos aquí, algunas consideraciones acerca del desarrollo del arte que realiza Ricardo Carpani, su relación con la superestructura cultural predominante, con la cultura nacional, la política, los procesos de cambio, emancipatorios, revolucionarios, etc. Trataremos entonces una faceta menos conocida de Carpani, pues como bien sostiene Juan Carlos Trejo (estimamos seudónimo de Jorge Abelardo Ramos[iii]) “Carpani es un pintor y un teórico, que no ha temido romper con los prejuicios predominantes, según los cuales un pintor se expresa únicamente por lo que pinta y debe desdeñar toda otra expresión de su mundo”[iv]. No indagaremos en la plástica propiamente dicha (más allá que la de Carpani nos parece excelente), ya que no es nuestro tarea. Coincidimos con Hernández Arregui quien argumenta que la obra escrita de Carpani es parte de una serie de trabajos que denuncia las raíces de nuestro coloniaje cultural, “enjuicia” la superestructura cultural de colonización pedagógica.
Carpani aparece en el año 59, formando el “Grupo Espartaco”[v]. Este grupo, buscaba alejarse del arte ajeno a lo que sucede en el seno de la sociedad, del universalismo abstracto, al mismo tiempo rechazaba las manifestaciones artísticas que eran mera “copia” de la realidad. Pretendía un arte profundamente nacional (y critica la superestructura cultural que la obtura), en consonancia y como parte de las luchas del pueblo argentino y latinoamericano. Rechaza al arte encerrado en sí mismo, el artista solo con su caballete, pintando lo que será consumido por las clases altas (dominantes) o medias altas, que al mismo tiempo moldean su estilo artístico, y procuran en su manifiesto (redactado por Carpani[vi]), de modo de oponerse a toda esta “tradición”, que “el arte revolucionario debe surgir, en síntesis, como expresión monumental y pública. El pueblo que lo nutre deberá verlo en su vida cotidiana. De la pintura de caballete, como lujoso vicio solitario, hay que pasar resueltamente al arte de masas, es decir, al arte”.[vii]
Carpani al poco tiempo de armado el “Grupo Espartaco” se irá del mismo, Eduardo Luis Duhalde refiere que quizás este retiro se ligue a su desarrollo ideológico y político, al mismo tiempo que a la personalidad del artista social que buscaba otras formas de expresión alejadas de las galerías y salas de exposiciones[viii]. Galasso pone en consideración dos cuestiones más al respecto: una que ante el cierre de la superestructura cultural algunos miembros pretenden tender lazos hacia quienes otorgan prestigio; y segundo cita a Carpani quien sostiene que “unos éramos de izquierda nacional y otros, todavía estaban adheridos a la izquierda tradicional”[ix].
Nos interesa destacar que Duhalde, establece como influencia importante más importantes a dos autores: Juan José Hernández Arregui, fundamentalmente con el libro editado en 1957 “Imperialismo y cultura”, y el dado a conocer en 1960 “La formación de la conciencia nacional”; y por otro lado, Jorge Abelardo Ramos (quien edita varias obras escritas de Carpani) especialmente por “Crisis y resurrección de la literatura argentina” (1954), y “Revolución y contrarrevolución en la Argentina,” editado por vez primera en 1957. Entre las influencias ligadas a la pintura y al dibujo, Norberto Galasso también consigna a Guillermo Facio Hebecquer, quien dibujaba en un periódico socialista; a Pettoruti con quien estudió y perfeccionó su técnica; a Lino Spilimbergo, y a los muralistas mejicanos[x]. A las cuáles podemos sumar, resaltados por Carpani a Orozco, Siqueiros, Rivera, Guayasamín, etc.
     Así, en consonancia y profundizando lo que venía trabajando en Espartaco, Carpani establecerá su posición como argentino y latinoamericano, expresando las exigencias de la Patria Grande. Pondrá de relevancia la relación entre las manifestaciones artísticas y la realidad social, política y económica de donde surgen las mismas. En la base del surgimiento del arte, de la necesidad del hombre de expresarse estéticamente, aparece al separación del hombre respecto a la naturaleza[xi]. Al mismo tiempo argumenta que el capitalismo, mercantilizó la obra de arte, y la transformó de bien público en mercancía, en objeto de apropiación privada, aislando a ésta y al artista de la comunidad, enajenando a este último de su creación. Para superar esta situación, es necesario romper con las condiciones que la generan, así “mientras el arte esté separado de la sociedad, como lo está el actual arte burgués, el cumplimiento de aquella intencionalidad, su función desalientante (…) y su reinserción activa en la vida social como vía a su realización (…) resulta imposible. Y es esto, precisamente, lo que plantea como necesidad la aparición de un nuevo gran arte, superador del arte burgués. Un arte público e integrado a la sociedad”. [xii] Pues el arte revolucionario tiene que ser arte de masas, por tres cuestiones, a saber: primero, por el público al que se dirige la misma; segundo, por la naturaleza de los problemas que trata; y tercero, por los medios a través de los cuales llega a ese público.
Los procesos emancipatorios del siglo XIX en Nuestra América culminaron con la colonia, pero rápidamente cayeron en la situación semi-colonial, agravada la situación por la segregación en 20 “patrias chicas”. En esta “nueva situación”; la oligarquía supeditada al imperialismo, fue generando una “cultura oficial”, que actúa como “disociadora de una auténtica conciencia nacional y al servicio de la explotación de nuestros pueblos”[xiii]. El carácter dependiente de la cultura se relaciona con la falta de creatividad, de originalidad y con la copia de la “última moda” europea o norteamericana. La especificidad latinoamericana viene dada por su situación semi-colonial y por su rebelión frente a la misma. La generación de una cultura propia, nacional diferenciada de nuestros colonizadores, la elaboración es con y desde el pueblo. Carpani profundiza al respecto en la Revista dirigida por Hernández Arregui, “Peronismo y socialismo”, “el arte, para no perder de vista su vitalidad creativa desconectándose de la realidad, debe asimilarse a la actividad política y social (de hecho, y mal que les pese a los subjetivistas y artepuristas, esa asimilación existe también en sus obras, aunque con signo reaccionario, ya que el apoliticismo es una forma de convalidar pasivamente el sistema). Sin embargo, no basta ya con una participación desde fuera, indirecta o circunstancial del artista y su obra en la lucha política. El arte debe transformarse él mismo en actividad política revolucionaria y asumirse como tal”[xiv]
Avanzando en el planteo observamos que Carpani diferencia los nacionalismos de los países centrales, que son nacionalismos expansivos, reaccionarios, burgueses; del nacionalismo de los países del tercer mundo, que luchan contra la opresión de aquellos, por la afirmarse como nación frente al avasallamiento del imperialismo en alianza con la oligarquía. En estos últimos hay una cuestión nacional a resolver, y la formación de una conciencia nacional se revela esencial en la lucha por la liberación. Revelarse y revertir la cultura de los colonizadores. Carpani sostiene entonces que “es la propia lucha de liberación, contra el colonialismo, primero, y contra el imperialismo anglosajón, después, que fue y va conformando nuestra nacionalidad, (…) la historia de una lucha aún inconclusa, como inconclusa está la conformación de nuestra nacionalidad”[xv].
     El arte entonces, en un país semi-colonial, con una conciencia nacional en desarrollo, como un apuntalamiento y reforzamiento de la misma, pues ésta se encuentra íntimamente ligada a la conformación de una cultura nacional-popular “como hecho colectivo generalizado en la cotidianidad de la vida de la sociedad y que se expresa en estilos de vida, modos de pensar y actuar, pautas de conducta, etc., prevalecientes en las masas, por ellas elaborados”[xvi]. El artista aparece aquí como quien puede objetivar esta creación colectiva. Romper con la cultura preconizada desde los sectores dominantes a través de su superestructura cultual. Construir una cultura común que se enfrente a ésta.
     Rechaza Carpani el uso de la idea de un “Arte Americano” en tanto la necesidad de estrechar vínculos artísticos con Estados Unidos, y así conformar una unidad distinta de la europea, pero en términos reales esta concepción termina solamente imitando las corrientes estéticas de moda en los Estados Unidos. Carpani considera un arte situado en la realidad de la cual emerge, sosteniendo que las regiones tienen diferentes niveles de desarrollo, procura entonces un arte nacional, entendiendo lo nacional como lo latinoamericano. El arte aquí cumpliendo un papel que tienda a la unidad de nuestro continente latinoamericano. Por eso los factores disociadores de esta unidad se levantan contra la posibilidad de un arte nacional.
Es un llamado a un arte propio, creativo, “la construcción de una cultura y un arte nacionales no constituye para los latinoamericanos una mera apetencia contingente, sino un imperativo humano y político ineludible”[xvii]. Se aleja al mismo tiempo de la pintura como mero “reflejo”, pues para eso ya existe la fotografía, la cámara filmadora, etc. Hernández Arregui reivindicando el arte de Carpani sostiene que “la imitación puramente formal es academicismo. Arte muerto, aunque se titule moderno”[xviii]. Carpani, según Galasso “recrea a los trabajadores tal cual los siente, ampliando sus dimensiones, acentuando su combatividad, deformando su figura con formas vanguardistas –provenientes del cubismo, del expresionismo- imbuyendo al dibujo de un sentido colectivo y amenazante (…) el hombre no es “un obrero”. Es la clase obrera”[xix],
Carpani también se va a alejar de los artistas que reflejan situaciones de pobreza, de miseria, humillaciones, en tanto estas no movilicen al sujeto popular, sean manifestaciones artísticas despolitizadas, “no basta con el mero anecdotismo, con la simple descripción de hechos o cosas vinculadas con la lucha de clases para concretar un arte tal (revolucionario). No basta con pintar obreros, fábricas, Villas Miseria si a través de esas anécdotas no se comunican emociones e ideas revolucionarias”[xx], la idealización de los sectores populares podrá ser arte social en la concepción de Carpani, pero no arte revolucionario. Asimismo destaca que “hay obras que, utilizando temas revolucionarios, expresan contenidos reaccionarios, y hay otras que, sin desarrollar una anécdota elaborada, simplemente pintando un desnudo o un paisaje, por ejemplo, están cargadas de un profundo contenido revolucionario”.[xxi]
La emprende también con la crítica al denominado “arte puro”, el cual sostiene que no existe, pues “la forma sin contenido no es arte”[xxii]. Acerca del arte abstracto Carpani argumenta que si es manifestación genuina de nuestro proceso histórico-social sería auténtico, pero luego del análisis histórico concluye que el arte abstracto ha surgido en Europa fruto de la crisis del capitalismo, y que “el proceso del arte abstracto no se ha dado en Latinoamérica. Y, por lo tanto, éste no puede surgir espontáneamente, sino como trasplante artificial y en esa medida inauténtico”[xxiii]. Así es expresión de las modas impuestas por el coloniaje cultura. El artista como hombre, como ser social tiene dos posibilidades o está de acuerdo con el orden social imperante o lo quiere modificar.
De lo que venimos desarrollando, ya podemos observar cuál es la concepción de Carpani de la relación entre el arte y la política, pero profundizando éste argumenta “la finalidad de un pintor no es “hacer pintura”, sino, a través de la pintura hacer arte. Pero como el arte es un producto de la realidad, a la cual refleja en sus aspectos más dinámicos, y nuestra realidad posee un creciente carácter revolucionario, nos encontramos con que haciendo arte haremos también política”[xxiv].
     Este arte revolucionario encuentra como lugar propicio para manifestarse, lo monumental y público, el arte-mural, y también el afiche, el panfleto, el cartelón, las ilustraciones, etc. Todas ellas desdeñadas por el universalismo y el arte-purismo, como categorías inferiores al arte, o directamente como lo que no es arte. El arte revolucionario no se construye con “recetarios”, sino que se realiza en íntima relación con la realidad nacional y social, en estrecha comunicación con los sectores populares, que en su lucha anti-imperialista y anti-oligárquica son los forjadores de la cultura nacional, “el arte debe y puede constituirse en un arma de lucha nacional y social de los oprimidos contra la penetración y dominio imperialistas al mismo tiempo que contra las clases dominantes nativas y su cultura colonizada”[xxv]

*Sociólogo (UBA). Prof. Sociología (UBA). Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)
juanestebangodoy@hotmail.com                


[i] El sujeto piquetero, trabajador desocupado que ante el avance del neoliberalismo despiadado sale a luchar, generando diferentes lazos de solidaridad, conformándose como colectivo, encuentra un cariz diferente en tanto colectivo, objetivos, etc. que los sectores que tienen trabajo en un proceso que los integra (más o menos) y no los rechaza. Así, este “nuevo actor social” surgido en los 90’s, tendrá sus propias expresiones artísticas, muchas muy interesantes y transformadoras. Pues, desde Carpani mismo, sostenemos la correspondencia y la relación entre el arte y la realidad social. Incluso la obra de Carpani cambia, en la dictadura, durante el exilio (Carpani se encontraba en una exposición en España junto a su compañera, Doris, y ante el consejo de no volver, por el estallido del golpe del 24 de marzo, se exilia), pinta por un lado escenas típicamente argentinas, como las escenas del tango, de bares porteños, de milongas, etc., que tienen un dejo de angustia, de enajenación, y por otro, sigue la lucha denunciando la feroz represión de los militares; mientras que en los 90’s, Carpani pinta laburantes, pero solos, en una ciudad-selva donde impera el neoliberalismo y acechan diferentes animales, sujetos en introspección, listos para luchar contra la entrega.
[ii] Norberto Galasso lo incorpora en compilación de cuatro tomos de “Los Malditos”, y sostiene al respecto que para principios de los 70’s  “el artista, cada vez más conocido por el pueblo y cuyas imágenes aparecen en afiches de luchas populares de varios países latinoamericanos continúa siendo un maldito, para los premios, los salones oficiales, las galerías de arte, las cátedras”. Galasso, Norberto. (2005). Los malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, página 30.
[iii] Juan Carlos Jara refiere que el prólogo de Vida del Chacho de José Hernández editado (al igual que este libro) por Coyoacán en 1963 (y el de Carpani editado en el año 1962) es de Jorge Abelardo Ramos (bajo seudónimo de Juan Carlos Trejo). Jara, J.C. Hernández, el Chacho y los dos federalismos. Disponible en  www.elortiba.org/in_apred1.html
[iv] Prólogo Juan Carlos Trejo (estimamos seudónimo de Jorge Abelardo Ramos) en Carpani, Ricardo. (2011). Arte y revolución en América Latina. Buenos Aires: Peña Lillo: Continente.
[v] Formaban parte del mismo, entre otros, Juan Manuel Sánchez, Pascual Di Bianco, Raúl Lara Torrez, Juana Elena Diz, etc.
[vi] Galasso, Norberto. (2001). Ricardo Carpani. La revolución en el arte y en la vida. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo.
[vii] Manifiesto del Grupo Espartaco. Citado en Prólogo de Norberto Galasso a Carpani, Ricardo. (2010). Arte y militancia. Buenos Aires: Peña Lillo-Continente, 11.
[viii] Prólogo de Eduardo Luis Duhalde a Carpani, Ricardo. (2011). Op. Cit.
[ix] Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit., página 19.
[x] Prólogo de Norberto Galasso a Carpani, Ricardo. (2010). Op. Cit.
[xi] Se nota aquí, como en toda la obra de Carpani que tiene una notoria adscripción teórica al marxismo, y a lo largo de su vida política estará cercano a la corriente de “izquierda nacional”, con un compresión y cercanía al peronismo revolucionario. Participa del Grupo CONDOR (creado 1964) junto con Hernández Arregui, Ortega Peña, etc. Sostiene Carpani al respecto de su filiación ideológica: “Estaba ubicado ideológicamente en la corriente más nacional del troskysmo, la que tenía una comprensión correcta del peronismo, es decir, lo que se llamó genéricamente Izquierda Nacional. En esa izquierda nacional estaban desde Hernández Arregui a John William Cooke y otros, como el mismo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos”. Citado en Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit., página 10. Por otro lado, consideramos que en este caso, Carpani está considerando los manuscritos económico-filosóficos de Carlos Marx, donde el mismo establece la existencia de cuatro tipos de alienación, a saber: 1) la relación del trabajador con el producto de trabajo como un objeto ajeno y que lo domina, 2)la relación del trabajador con su trabajo dentro del acto de producción, 3)La alienación en tanto ser genérico, de su esencia humana, 4)la enajenación del hombre de los demás hombres. En Marx, Carlos. (2006). Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Buenos Aires: Colihue.
[xii] Carpani, Ricardo. (2010). Op. Cit., página 28.
[xiii] Carpani, Ricardo. (2010). Op. Cit., página 53.
[xiv] Carpani, Ricardo. (septiembre 1973). Arte nacional y militancia revolucionaria en América Latina. Peronismo y socialismo. Buenos Aires. Nº 1, página 130. Se trata de la revista dirigida por Hernández Arregui, la misma iba a sacar un solamente un Nº 1 bajo el título “Peronismo y socialismo”, y luego nuevamente, ante el cambio de título, un Nº 1, bajo el título “Peronismo y Liberación”, en agosto de 1974. Los sucesos que transcurren entre la edición de un número y otro pueden explicar el cambio de nombre, no obstante mantiene la misma línea en los dos números. Un mes más tarde, el 22 de septiembre del 74, fallecería en Mar del Plata, Hernández Arregui.
[xv] Carpani, Ricardo. (2010). Op. Cit., página 51.
[xvi]Ibídem, página 35.
[xvii] Ibídem, página 57
[xviii] Hernández Arregui, Juan José. (1962). Prólogo a Carpani, Ricardo. (2011). Op. Cit., páginas 8
[xix] Galasso, Norberto. (2001). Ricardo Carpani. La revolución en el arte y en la vida. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, páginas 6-7.
[xx] Carpani, Ricardo. (2011b). La política en el arte.  Buenos Aires: Peña Lillo-Continente, página 87.
[xxi] Carpani, Ricardo. (2011). Op. Cit., página 37
[xxii] Ibídem, página 40.
[xxiii] Ibídem, página 55.
[xxiv] Carpani, Ricardo. (2011b). Op. Cit., página 43.
[xxv] Carpani, Ricardo. (2010). Op. Cit., páginas 35-36.
Bibliografía

Carpani, Ricardo. (1930-1997). En Galasso, Norberto. (2005). Los malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, páginas 27-31.
Carpani, Ricardo. (2010). Arte y militancia. Buenos Aires: Peña Lillo-Continente.
Carpani, Ricardo. (2011). Arte y revolución en América Latina. Buenos Aires: Peña Lillo: Continente.
Carpani, Ricardo. (2011b). La política en el arte.  Buenos Aires: Peña Lillo-Continente.
Carpani, Ricardo. (septiembre 1973). Arte nacional y militancia revolucionaria en América Latina. Peronismo y socialismo. Buenos Aires. Nº 1, página 130-135
Fernández de Kirchner, Cristina. Palabras en la Inauguración de la Escalera Carpani y el Salón de los Pintores y Pinturas Argentinas. 8 de abril de 2011. Disponible en http://www.presidencia.gob.ar/discursos/6247-inauguracion-de-la-escalera-carpani-y-el-salon-de-los-pintores-y-pinturas-argentinas-discurso-de-la-presidenta-de-la-nacion
Galasso, Norberto. (2001). Ricardo Carpani. La revolución en el arte y en la vida. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo.
Jara, J.C. Hernández, el Chacho y los dos federalismos. Disponible en  www.elortiba.org/in_apred1.html
Marx, Carlos. (2006). Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Buenos Aires: Colihue.










martes, 27 de noviembre de 2012

El repudio cruzó todo el arco periodístico:CRITICAS DE CASTRO, GELBLUNG, TENEMBAUM, RIAL Y FOPEA



Figuras destacadas que trabajan en distintos medios repudiaron la presentación judicial que el Grupo Clarín realizó contra varios periodistas. “Quiero marcar mi disidencia con esta denuncia. No comparto y lo digo desde la posición de la expresión de libertad con la que contamos en este medio”, sostuvo Nelson Castro. Sus colegas Chiche Gelblung, Ernesto Tenembaum y Jorge Rial también criticaron la medida. El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) reclamó que la denuncia sea retirada.
El rechazo generalizado de la prensa a la demanda que hizo Clarín contra los periodistas Roberto Caballero, Sandra Russo, Javier Vicente, Nora Veiras, Orlando Barone y Edgardo Mocca también fue expresado por voces destacadas que se desempeñan en el mutimedios. Durante su programa en Radio Mitre, Nelson Castro afirmó su “disidencia con esta denuncia”. Dijo que a pesar de haber sido “víctima de escraches, insultos en la calle y campañas de difamación realizadas por organizaciones” que responden al oficialismo, desea que la empresa “desista” con la acción legal. Chiche Gelblung coincidió: “Hay una denuncia de Clarín que yo no comparto, me parece que si uno denunciara todas las cosas...”. También hizo público su repudio el periodista Ernesto Tenembaum, quien reflexionó que “los que creemos en la libertad de expresión creemos que debe ser respetada siempre”. Concluyó que “si uno sabe la trayectoria de uno, sabe que va a repudiar o rechazar lo que hizo Clarín, trabaje para quien trabaje”.
Por su parte, el conductor de televisión Jorge Rial pidió a través de su cuenta de Twitter “que ninguna diferencia nos lleve a no repudiar las amenazas de Clarín a periodistas”. Argumentó que “la opinión es mejor que el silencio”.
Distintas organizaciones que reúnen a trabajadores de los medios condenaron el accionar de Clarín. El Consejo de Administración de Diarios y Periódicos Regionales Argentinos (Dypra) consideró que “perseguir a periodistas por las opiniones” es una “inaceptable presión al libre ejercicio de la profesión”. Lo encuadraron en “una antigua práctica autoritaria y antidemocrática por parte de quienes sienten que detentan el poder real en nuestra Argentina”. Fopea emitió un comunicado donde solicita al grupo que “retire la denuncia hecha contra los periodistas” e insta a la Justicia a que “de no ser retirada la demanda, la rechace basándose en los principios de los Tratados Internacionales a los que la Argentina suscriba”.
Fuente: Página/12

Coro de voces en rechazo a la denuncia: MINISTROS, GOBERNADORES, LEGISLADORES Y DIRIGENTES SOCIALES CRITICARON LA DECISION DEL GRUPO CLARIN



Entre quienes salieron a repudiar la presentación, la mayoría consideró que atentaba contra la libertad de expresión. Las críticas al Grupo Clarín se centraron en que sólo buscar mantener su posición predominante en el mercado.

Ministros, gobernadores, funcionarios, legisladores y dirigentes sociales criticaron duramente la denuncia penal del Grupo Clarín contra periodistas y funcionarios, afirmando que la presentación judicial “atenta contra la libertad de expresión”, y acusan al grupo multimedios de intentar sostener por cualquier medio su “posición hegemónica”. Los dirigentes opositores, salvo escasas excepciones, prefirieron el silencio.
- Alicia Kirchner (ministra de Desarrollo Social): “Es un intento de censura por la vía judicial que atenta contra la libertad de expresión, la misma libertad de expresión que, falazmente, la empresa monopólica dice que la ley de medios coarta. Esto pone en evidencia que a Clarín no le interesa en absoluto la libertad de prensa, ni los valores republicanos. Clarín cree que puede aplicar las leyes a su antojo; tiene que entender que la época en que ponía y sacaba presidentes se terminó en 2003”.
- Agustín Rossi (bloque diputados del FpV): “Reafirma lo que venimos diciendo desde hace tiempo: al Grupo Clarín no le interesa en absoluto la libertad de prensa y de expresión. Sólo le interesa mantener la situación hegemónica que ostenta en el campo de la comunicación, a partir de su situación dominante en el sistema de medios. Quienes creemos firmemente en la democracia como forma de vida debemos estar muy atentos: Clarín está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de defender sus intereses”.
- Carlos Heller (diputado Nuevo Encuentro): “Se trata de una avanzada antidemocrática contra trabajadores de prensa, legisladores y funcionarios públicos motorizada desde un grupo económico al que, evidentemente, sólo le interesa seguir conservando un papel monopólico en el mercado de la comunicación audiovisual. Resulta absurdo que quienes debieran defender a los trabajadores de prensa sean quienes los persigan e intenten llevarlos a la cárcel simplemente por expresar sus opiniones”.
- Omar Plaini (diputado FpV-Sindicato de Canillitas-CGT moyanista): “Más allá de las opiniones de los periodistas, estamos en un Estado democrático, tenemos el derecho cada uno de los ciudadanos a expresarnos. Esperemos que la Justicia actúe rápidamente y no permita que esto avance. Desde ya, mi solidaridad con los periodistas. Este es otro atropello de la empresa, a los que estamos acostumbrados los vendedores de diarios”.
- Hugo Yasky (secretario general de CTA): “Denunciar por incitación a la violencia a quienes tienen que hacer cumplir la ley, o a los periodistas que cubren y analizan tales noticias, además de ser un ataque a la libertad de expresión constituye un exabrupto que no persigue otra cosa que seguir embarrando la cancha a medida que nos acercamos al 7D. Las denuncias judiciales del Grupo Clarín son una nueva muestra de sus arrebatos en el intento de impedir que se cumpla plenamente la ley”.
- Daniel Filmus (senador FpV): “La denuncia que acaba de realizar el Grupo Clarín contra periodistas y funcionarios desnuda que el interés de este grupo mediático es frenar la aplicación de la ley de medios y conservar sus privilegios. En un ataque flagrante a la libre expresión, lo que quiere Clarín es amedrentar a quienes piensan distinto y ejercen ese derecho desde la función pública o desde su tarea de periodistas”.
- Gabriel Mariotto (vicegobernador de Buenos Aires): “Estas medidas intempestivas, autoritarias, realmente las advierte todo el mundo. Un medio de comunicación que quiere poner presos a periodistas porque opinan distinto a su línea editorial me parece absurdo. Esta denuncia habla a las claras del concepto que tiene el grupo de democracia y de libertad de expresión. Esta acción judicial me parece absurda y muestra a las claras el perfil que tiene este grupo monopólico”.
- Sergio Urribarri (gobernador de Entre Ríos): “Estamos asistiendo a los últimos días de un imperio mediático construido desde las sombras, que ha encontrado una resistencia inconmovible en un gobierno democrático que, representando al pueblo y sus intereses, ha decidido que en la Argentina el poder está en la gente y no en los poderes ocultos, por definición, contrarios a la democracia. Esta acción indica la voluntad (del Grupo Clarín) de cercenar voces y opiniones que no sean las propias”.
- Gustavo López (subsecretario general de la Presidencia): “La denuncia efectuada por la empresa periodística por el presunto delito de incitación a la violencia pone negro sobre blanco en cuanto a que la única intención de Clarín es silenciar las voces que no puede controlar, para imponer una democracia condicionada. A la presión a la Justicia, al Consejo de la Magistratura, a los partidos políticos y a la manipulación informativa, se suma ahora la denuncia a los periodistas, que forma parte del mismo esquema: maniatar a la democracia y gobernar desde los poderes fácticos”.
- Victoria Donda (diputada Libres del Sur-FAP): “Me parece muy mala señal para el conjunto de nuestra sociedad, tanto la agresividad del gobierno nacional para el Grupo Clarín y algunos periodistas como intentar judicializar, como está haciendo Clarín con esta demanda, una simple discusión o posición política de quien sea, tanto de periodistas, funcionarios o cualquier ciudadano”.
- Mario Oporto (diputado FpV): “Desde 1983 no ha habido por parte del Estado, ni de las empresas periodísticas de la Argentina, ningún plan tan extremo para silenciar trabajadores de prensa. Hasta ahora habíamos tenido debates ideológicos públicos, pero, aun en el desacuerdo, nadie había considerado pasar de la discusión al terreno de la censura, la mordaza judicial o la cárcel. La denuncia penal del Grupo Clarín contra los periodistas es un ataque inédito a la libertad de expresión”
Fuente: Página/12

“Quieren penalizar una opinión”: LA PERIODISTA SANDRA RUSSO ANTE LA DENUNCIA DEL MULTIMEDIOS






La columnista de Página/12 advirtió que la demanda del Grupo Clarín busca una “condena ejemplificadora” dirigida a los trabajadores de la comunicación “para que nadie más hable en contra de ellos”.

Por Ailín Bullentini
Apenas enterada de la demanda que el Grupo Clarín les impuso a ella, a otros comunicadores y a funcionarios por considerarlos “instigadores y determinadores del delito de incitación a la violencia colectiva” en perjuicio de la empresa “y de sus directivos en particular”, la periodista Sandra Russo consideró que la acusación busca una “condena ejemplificadora” hacia todo el colectivo de trabajadores de la comunicación “para que nadie más hable en contra de ellos”. Columnista de este diario y panelista de 6,7,8, Russo relacionó el tema directamente con la puja por la aplicación de la ley de medios audiovisuales: “Denuncian que no hay libertad de expresión y al mismo tiempo persiguen periodistas. No somos estúpidos. Clarín está operando en contra de esa libertad”, denunció.
–¿Cómo se inscribe este episodio en la discusión por la libertad de expresión? –Fue una sorpresa la primera lectura general. Me parece cuanto menos bizarro que Clarín, después de haber hecho su defensa con respecto a la ley de medios con el eje puesto en la falta de libertad de expresión, ahora pida nada menos que cárcel para periodistas. Habría que rastrear en qué país se dio algo así. Seguramente habrá sido en una dictadura, ya que esto no se condice con ningún sistema democrático. En noviembre de 2009 en Argentina se derogó el delito de calumnias e injurias, que fue combatido durante muchos años por haber sido una traba para la investigación periodística y, sin embargo, el delito preveía de un mes a tres años de cárcel; era excarcelable. La figura a la que está remitiéndose Clarín en este momento prevé hasta seis años de prisión lo cual es un despropósito sobre todo porque –por lo que leí en los medios, no vi la querella aún– lo que se me atribuye es una opinión que no incluye absolutamente ninguna incitación a la violencia. Fue un comentario a la violencia que había ocurrido en la marcha del 13 de septiembre. Cuando hablé entonces de veneno me refería a las esvásticas que recorrieron esa marcha, a las amenazas de derrocamiento, a los deseos de muerte a la Presidenta y a los golpes que habían recibido mis compañeros y que después recibieron en Malvinas Argentinas los colegas de Crónica y de Télam. Me estaba refiriendo a ese veneno. No logro detectar con un sentido común normal dónde está la incitación a la violencia. Es simplemente querer penalizar una opinión.
–¿Cree que ése fue el objetivo de la denuncia? –Creo que se relaciona con un ejército de abogados que está trabajando en diferentes estrategias; ya veremos cómo estas partes se irán armando en un relato judicial. Nos atribuyen a mí y a (el ex director de Tiempo Argentino, Roberto) Caballero declaraciones hechas en 6,7,8; a (Javier) Vicente declaraciones en Fútbol para Todos; tiene que ver con negarnos la entidad de periodistas. Ese es el mismo espíritu que, en las últimas marchas, ha permitido que se les pegue a periodistas que no son del Grupo Clarín. Por eso decía, entonces, que no había que naturalizar esas agresiones y que me llamaba la atención que desde las agrupaciones de periodistas y que los trabajadores de la corporación no salieran a decir nada... Los golpes son golpes, la violencia es violencia. Todos los que estamos a favor de la ley de medios jamás hemos llamado ni hemos dicho nada que tenga que ver con que nadie pierda su lugar de trabajo ni con ejercer violencia sobre nadie. Es al revés.
–¿Considera que la denuncia es un paso más en una guerra que comenzó cuando se aprobó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? –Tiene que ver con tratar de mostrar que se está instigando a la violencia contra el Grupo Clarín, cuando lo único que está sucediendo es que gran parte de la sociedad y algunos periodistas –nos incluimos dentro de ese grupo– le está pidiendo al Grupo Clarín que se adecue a la ley.
–¿Cómo afecta el hecho al colectivo de trabajadores de la comunicación? –Eso es lo que más me preocupa. De una vez por todas, ante esta especie de clímax, es un momento importante para hacer una apelación a todos los trabajadores de prensa para que establezcamos todos un límite. Hoy me tocó a mí, pero si esto prospera mañana le puede tocar a otro y entonces estaríamos viviendo en una pesadilla en la que deberíamos cuidarnos de no mencionar al Grupo Clarín en ninguna de nuestras observaciones públicas porque nos podría caer una querella o una denuncia penal.
–Además, marcaría un precedente para todos los casos más chicos y menos resonantes de denuncias de empresas a trabajadores de la comunicación por opinar. –Llegamos a un punto de inflexión en el que las marchas, las reivindicaciones, las columnas de opinión que nos vienen del lado del monopolio tienen que ver con la libertad de expresión y, al mismo tiempo, están persiguiendo periodistas y nos quieren mandar presos. No somos estúpidos. A partir de hoy, el que se hace el estúpido es porque quiere. La realidad es muy clara. Estás a favor de la libertad de expresión o no. Clarín está operando en contra de esa libertad. Salvo que admitamos que los únicos que tienen derecho a expresarse son los empleados del monopolio. Debe haber una condena explícita. Ese es el límite y lo deberán marcar los colectivos periodísticos que no hayan sido cooptados por la patronal, es así de corto. Se tienen que expedir las comisiones internas, me gustaría saber qué piensa Fopea, si está de acuerdo con que se denuncie penalmente a periodistas. Hay muchos trabajadores de Clarín, de Perfil, de La Nación que leen esto como lo que es: una enorme apretada y amenaza a nuestra profesión.
–¿Cómo se aborda el tema teniendo en cuenta el derecho a la información? –Siempre que se ha atacado a 6,7,8 contesté que no somos un programa que genera una opinión que no existe en la sociedad, sino que es el emergente de una posición política, cultural y de medios que existe. Cuando piden que se levante el programa se olvidan de que dejarían a un público sin escuchar a voces que le interesan. Nosotros no pedimos que desaparezcan los programas de TN, lo que pedimos es que hayan otras voces además. En realidad, con la denuncia quisieron que tuviéramos miedo de hablar y que nuestro caso sea una condena ejemplificadora para que nadie más hable en contra de ellos. Lo que está claro después de esta demanda es que a Clarín no le interesa la libertad de expresión. Cuando hablamos de libertad de expresión, hablamos tanto del que opina como yo como del que opina todo lo contrario. Yo pienso todo lo contrario a Clarín y tengo derecho a no sentirme amedrentada por emitir mi opinión públicamente. Estoy a favor de un modelo de país en el que no se calle nadie, en el que me dejen hablar a mí también. Hoy estamos viendo la rémora de un país en el que sólo puede hablar quien obedece a la línea editorial de Clarín.
Fuente: Página/12

viernes, 23 de noviembre de 2012

Quiénes ganan:DEBATE › CRISIS Y ESPECULACION




Por Carlos Andujar *
El economista John Kenneth Galbraith solía decir que si ante una crisis especulativa todos hubiesen perdido, dicha crisis no volvería a repetirse. Siempre existen los especuladores que vendieron “el día anterior” y capitalizaron las “utilidades” y quienes, no habiéndolo hecho, ven en ellos un espejo en donde reflejarse. El éxito económico de “algunos privilegiados” hace pensar a los primeros que pueden siempre dominar y sacar rédito de cualquier situación, y a los segundos, que con esfuerzo y astucia la próxima vez les tocará a ellos. Esta es una de las razones, decía Galbraith, por la cual las crisis especulativas volvían a repetirse cíclicamente. Independientemente de la visión subjetivista, las razones de las crisis especulativas tienen su fundamento en las relaciones sociales que construye el capitalismo financiero.
La zoncera es sencilla y precisamente en su simplicidad radica su efectividad. Desde los medios masivos de comunicación, pero no sólo desde allí, el mundo académico contribuye con el predominio de la perspectiva neoclásica que inunda día a día las aulas de miles de universidades, se construye un discurso en donde toda crisis económica, y la actual crisis mundial no es la excepción, afecta a todos por igual. A ricos y a pobres, a países periféricos y centrales, a pymes y a multinacionales y, lo que es peor, que nadie gana.
Vamos a desenredar el ovillo de la mentira. En la conocida crisis de la estanflación de los años setenta, los países exportadores de petróleo fueron los grandes beneficiados. La aplicación de políticas monetaristas para su solución tampoco fue neutral. Mientras el enfriamiento de la economía derrotaba a la inflación; llevaba a la quiebra a miles de pymes y expulsaba del mundo del trabajo a millones de personas; los grandes grupos concentrados absorbieron mercados, provocaron el retroceso del Estado y una sola actividad, en un mundo donde los precios se debilitaban, veía progresar incesantemente el suyo: la financiera. La hiperinflación del ‘89 deterioraba el poder de compra de los asalariados al tiempo que permitía a los formadores de precios y a los tenedores de dólares, golpe de mercado mediante, tener rentabilidades extraordinarias. El que se vayan todos del 2001 no estuvo dirigido a los grandes inversores que fugaron los dólares, megacanje incluido, antes del corralito, y los trajeron, mientras “la crisis” mataba a Darío y Maxi, para comprar a un tercio de su valor las tierras que los transformarían en los prósperos sojeros de la década venidera.
A las crisis económicas no hay que anticiparlas ni relatarlas sino interpelarlas. ¿Quiénes las provocan? ¿Quiénes se benefician con su existencia? ¿Quiénes están deseosos de que se profundicen? ¿Quiénes pudiendo evitarlas no lo hacen? ¿Quiénes pierden?
No es un interés académico el que debe guiar el análisis de las crisis, sino esencialmente político. Se interpela a las crisis porque se quiere intervenir en ellas. El Estado debe definir a favor de quiénes y en contra de quiénes va a movilizar recursos materiales y simbólicos en la arena de lucha en la que se dirimen todas las políticas públicas. Arena en donde el Estado no está solo sino que existe junto a otros actores que también intentarán imponer en la agenda estatal sus intereses sectoriales disfrazándolos de interés general. Políticas públicas que son el espacio real de poder con el que cuentan las sociedades modernas para mantener o transformar las relaciones sociales. En definitiva, como decía el pedagogo brasileño Paulo Freire, para hacer del mundo malo un mundo bueno
* Docente UNLZ FCS.

Tierra fertil para la especulación: Precio de...


Tapa cash



Por Jayati Ghosh *
Estamos en un período de importantes aumentos en el precio de los alimentos que golpea con fuerza sobre los países en desarrollo que han recibido el impacto durante varios años de la inflación y el desempleo. En diciembre de 2010, el Indice de Precios de los Alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) superó el máximo histórico de junio de 2008, que era considerado como un extremo en la crisis mundial de alimentos. Desde entonces, los precios se mantuvieron en torno de este elevado nivel. En el período reciente, los mayores aumentos han sido en los precios del azúcar y los aceites comestibles (soja o palma). Incluso los precios de los alimentos básicos han mostrado un fuerte incremento, destacándose los precios del trigo y el arroz.
Hoy está claro que la crisis mundial de alimentos no puede ser analizada ni abordada en forma aislada de la crisis financiera internacional. Por el contrario, ambos problemas están íntimamente vinculados, fundamentalmente a través del impacto de la especulación financiera en el precio de los alimentos. Con eso no pretendemos negar la existencia de factores del lado de la economía real que afecten esos precios. Sin embargo, mientras que algunos analistas han apuntado hacia la existencia de desbalances de oferta y demanda, ese argumento no se sostiene ya que han existido pocos cambios en la demanda de alimentos durante los últimos años. Un informe de la FAO evidencia que el ritmo de crecimiento del consumo total de cereales en la década pasada fue considerablemente inferior al registrado en los años ’60 y ’70. La afirmación de que los precios de los granos se dispararon porque hay una mayor demanda de las pujantes China e India es totalmente inválida, ya que el consumo agregado y per cápita de granos en ambos países cayó.
Esto no quiere decir que no existan otros elementos del lado de la demanda que influyan. El auge de los biocombustibles ha tenido un gran impacto en la evolución de la demanda mundial de cereales y aceites vegetales. Asimismo, existen factores del lado de la oferta que son más significativos. No se trata solamente de los efectos de corto plazo que genera el avance de la producción de biodiésel sobre la superficie y producción disponibles para alimentos, sino de factores de mediano plazo como los crecientes costos de los insumos, la menor productividad por el agotamiento del suelo, la insuficiente inversión pública en investigación y extensión de la frontera agrícola, y el impacto del cambio climático que afecta a las cosechas de diferentes maneras.
Otro factor relevante en la determinación de los precios de los alimentos son los precios del petróleo: como el combustible entra directa e indirectamente en la producción de insumos así como en los costos de transporte e irrigación, el precio del petróleo muestra una importante correlación con los precios de los alimentos. Por eso, limitar la volatilidad en la cotización del petróleo ayudaría, en parte, a estabilizar los precios de los alimentos.
Más allá de todo esto, está claro que la reciente volatilidad en los precios mundiales de los alimentos no pueden explicarse en términos de factores de oferta y demanda. La magnitud de la variación de precios en tan poco tiempo evidencia que esos movimientos no pudieron ser creados por la oferta y la demanda. La especulación financiera, fundamentalmente los inversores que operan en los mercados no regulados de futuros –llamados OTC– fue el elemento central en el alza del precio de los commodities. A su vez, las cadenas multinacionales de supermercados también juegan un rol relevante a la hora de explicar el alza y la volatilidad de los precios de los alimentos.

Desregulación financiera

Los mercados de futuros de alimentos, petróleo y otros commodities han sido utilizados históricamente por los productores para asegurarse la estabilidad de sus operaciones y planificar hacia adelante. Los traders compran los productos de los agricultores para entrega a futuro a un precio fijo y así los productores se cubren de los riesgos asociados a la variación en el precio de los commodities que están cultivando. Como sucede con cualquier seguro, los traders asumen el riesgo de los productores por una prima que cobrarán sin importar lo que pase con los precios de los alimentos. Pero los traders también especulan con la posibilidad de lucrar con los cambios en los mercados de futuros.
La desregulación financiera de comienzos de los 2000 catapultó la entrada de nuevos actores en los mercados de comodities. Antes de esa fecha, el mercado norteamericano de futuros de los comodities estaba controlado por la CFTC, que requería a los traders que informaran sus tenencias de cada producto e imponía límites estrictos para esas posiciones con el objetivo de impedir la manipulación del mercado. Esos mercados estaban dominados por los jugadores comerciales que los utilizaban para cubrirse de sus riesgos antes que para especular.
La decisión de eximir a los mercados OTC de la regulación oficial en 2000 abrió el camino para que todos los inversores, incluyendo los hedge funds, fondos de pensión y bancos de inversión se lanzaran a comerciar con contratos futuros de comodities sin ningún mecanismo de control. En 2007, el monto de las operaciones en los mercados desregulados llegó a 9 billones de dólares, más del doble que el valor de los contratos transados en los mercados controlados. A diferencia de los productores y los consumidores que usaban esos mercados como cobertura, las firmas financieras entraron en esos mercados para beneficiarse de los cambios de precio de corto plazo.
Esa dinámica se vio potenciada por una zona gris en la legislación que permitía a los traders usar acuerdos swap para tomar posiciones de largo plazo ya no en contratos de futuro de un producto sino en índices de comodities. De esa forma apareció un importante grupo de traders dedicados exclusivamente a operaciones que no involucraban la posesión física de los comodities en cuestión, sino que solo contemplaban contratos financieros. A su vez, el número de contratos derivados se multiplicó al crecer más de seis veces entre 2002 y 2008, a medida que esos vehículos se convirtieron en un paraíso seguro frente a la crisis de las hipotecas subprime y la crisis financiera internacional.
Por eso, se necesitan controles para evitar que los alimentos sigan siendo en un terreno fértil para la especulación. Esos controles deben incluir límites estrictos y hasta restricciones a la entrada de jugadores financieros en los mercados de futuros de comodities, prohibir esos mercados en los países donde las instituciones públicas juegan un rol importante en el comercio de granos, así como medidas para mejorar la transparencia para que se conozcan con precisión los datos sobre stocks físicos de los distintos productos, requerimientos mínimos de capital para los operadores, la obligación para que los inversores utilicen parte de sus propios recursos además de fondos que toman prestados y el establecimiento de límites para las posiciones financieras que pueden adoptar los operadores y hasta nuevos impuestos, entre otros elementos.

Los supermercados

Para algunos analistas el crecimiento de las grandes cadenas de supermercados trae beneficios al incorporar técnicas más eficientes que reducen los desperdicios y los costos de almacenamiento y distribución, ofrecen más opciones a los consumidores, reducen los márgenes de distribución y proveen bienes más económicos. Además, aseguran que serían mejores para los productores porque reducen el número de intermediarios en la cadena y ofrecen más oportunidades de empleo.
Todas esas afirmaciones son sospechosas y algunas completamente falsas. Esto es así en el caso de la creación de empleo: la experiencia alrededor del mundo evidencia que las grandes compañías desplazan muchos más trabajos en pequeños almacenes que los puestos que crean. Una estimación sugiere que por cada trabajo que crea Walmart en India, destruye 18 puestos en pequeños comercios locales.
El argumento de que las cadenas de supermercados benefician a los productores también es refutable. El creciente poder de mercado que poseen les permitió, en muchos países emergentes y desa-rrollados, agrandar sus márgenes de ganancia y expoliar a los pequeños productores al tener que vender en muchos casos por debajo de sus costos. El Parlamento Europeo afirmó en 2008 que “los grandes supermercados están abusando de su poder de mercado para bajar los precios que les pagan a sus proveedores”.
La idea de que las cámaras de frío para almacenamiento y otras herramientas solo pueden desarrollarse por grandes corporaciones privadas dedicadas a la distribución y venta de alimentos es tonta: la intervención activa del Estado –como lo hizo en muchos países– asegura una mejor conservación a través de incentivos y facilidades para las cooperativas de productores.
Pero existe otra consecuencia del crecimiento de las cadenas de supermercados que suele ser ignorada: la intervención corporativa en el proceso de distribución de alimentos genera cambios en los hábitos de consumo y patrones de cultivo que muchas veces no son sostenibles. A medida que los mercados occidentales se saturan, las empresas de alimentos y bebidas comenzaron a ingresar en los mercados de los países en desarrollo apuntando hacia las familias pobres y modificando sus patrones de consumo. Los alimentos y bebidas altamente procesados son una causa importante en enfermedades como obesidad, problemas cardíacos, alcoholismo y diabetes. En ese sentido, los cambios de política necesarios también requieren limitar el poder de mercado de las empresas transnacionales de alimentos. Las iniciativas existentes son pocas pero en algunos países de Asia como Corea del Sur, China y Tailandia, las autoridades de Defensa de la Competencia ya iniciaron acciones contra Walmart y Carrefour por distintas prácticas abusivas
* El artículo es una versión adaptada y traducida especialmente para el suplemento Cash de “Addressing the Global Food Crisis: Causes, Implications, and Policy Options” realizado por Jayati Ghosh, economista e investigadora del Centre for Economic Studies and Planning, School of Social Sciences, Jawaharlal Nehru University, Nueva Deli, India.