viernes, 9 de marzo de 2018

MUJERES


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Atilio Boron
 
Este 8 de Marzo, día internacional de la mujer en recuerdo de aquellas que murieron en el incendio de la fábrica de camisas de Nueva York, debe hacernos reflexionar sobre la condición del grupo social de más larga historia de opresión, explotación y discriminación del planeta. Ninguna otra formación social ha padecido estas infamias durante tanto tiempo y tan profundamente. Por eso su emancipación es condición necesaria de la emancipación de todas las clases, grupos y categorías sociales. El proletariado sólo se librará de sus cadenas si al mismo tiempo lo hace la mujer. De no ser así su liberación será más ilusoria que real. Por lo tanto, si un proyecto socialista no instala la emancipación de la mujer como el primer ítem, no negociable, de su agenda revolucionaria estará condenado al fracaso. Lo que construirá será una caricatura de socialismo, pero no el verdadero socialismo.
Una breve referencia histórica puede ayudar a comprender este argumento. Entre los siglos XVI y XVIII se estima, de manera muy conservadora, que sólo en Europa fueron condenadas a la hoguera unas 60.000 mujeres. Sospecho que la cifra real de la “caza de brujas” seguramente fue bastante mayor debido al subregistro que caracteriza esta clase de crímenes. Es decir, prácticamente una mujer por día fue quemada viva durante dos siglos en el afán de someter y disciplinar a las clases y capas subalternas al naciente orden social burgués. No se conoce que lo mismo hubiera ocurrido con los varones, decapitados o ahorcados con esa estremecedora frecuencia cotidiana. Ese período de la acumulación originaria del capitalismo logró someter al naciente proletariado a su dominio en gran medida con el castigo ejemplar que se les aplicaba a las mujeres. Y es que para el capital, ayer tanto como hoy, el potencial subversivo, contestatario, transgresor que amenaza al orden burgués se encuentra mucho más en la mujer que en en el varón. Y los capitalistas actuaron, y actúan hoy, en consecuencia: por eso la perdurabilidad del patriarcado, reforzado con el advenimiento del capitalismo pese a que muchos pensaron que ocurriría lo contrario. De ahí nuestro homenaje a la mujer que porta en su seno las semillas de la revolución, la esperanza y la utopía de una nueva sociedad.

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