Por IA
Esta semana,
como en el caso Libra, hemos sido testigos nuevamente de una estafa en la
Argentina por parte del gobierno libertario de Milei y el Ministro de Economía “Toto” Caputo.
En esta ocasión,
la salvedad es que se estafo a parte de lo que podríamos llamar parte del núcleo
duro liberal, el sector agropecuario.
A modo de
querer sumar dólares, para mantener cierta estabilidad del dólar por un mes
hasta llegar a las elecciones, el
gobierno anuncio la baja a 0 de las retenciones
a las exportaciones de los productos agropecuarios entre ellos la soja.
La medida, que
parecía un sueño para muchos productores, genero inmediatamente que miles de productores rurales prepararan sus
equipos para vender su cosecha faltante y hacerse de una ganancia.
Sin embargo,
72hs de su anuncio, ante la mirada de desconcierto y bronca de los ruralistas el
gobierno informaba que el cupo se había cumplido y que la medida llegaba a su
fin. Siendo los grandes exportadores, quizás con alguna información de
antemano, quienes se hacían de todo los ingresos.
Ya que al
parecer había una letra chica en la resolución de baja de retenciones por la
cual había un cupo de 7000 mil millones
de dólares que si se cumplía la medida finalizaba.
Pasadas las
horas se supieron lo motivos, que no eran otra cosa que el reclamo de los farmers
(productores agropecuarios) norteamericanos que se vieron perjudicados por la
medida y presionaron al gobierno para su baja.
De esa manera,
una decisión desde EE.UU sin ningún tipo de descaro, y queja del gobierno,
impactaba en la Argentina.
Ahora bien,
saliendo de todo este berenjenal político que es cierto, quisiéramos reflexionar
sobre un aspecto estructural que posiblemente
este interactuando en esta estafa y que no es otra cosa que el cambio tecnológico.
Cuando
Argentina termina de consolidar sus fronteras y se constituye en el llamado “Granero
del Mundo”, la incorporación de las tierras fértiles de la Pampa Húmeda fueron
un hecho inédito por sus condiciones naturales que impactaba y podríamos decir poseía
cierta autonomía en el mercado mundial ya que era casi el único país con esa riqueza agrícola o por lo menos de estas características.
No queremos
decir que no existieran otros países con riqueza agrícola pero si que el
componente natural daba una fuerte ventaja sobre otros competidores y donde era
muy difícil hacerle sombra ya que dependía de las condiciones naturales.
Hoy con la revolución 4.0 de tecnologías satelitales, inteligencia artificial
y en especial fertilizantes y semillas transgénicas podemos experimentar que
posiblemente ese carácter ventajoso natural
este debilitándose ya que hay miles de tierras que pueden incorporarse a
la producción agrícola.
Es decir, el campo tiene más
competidores que antes y por tal motivo pierde ventajas comparativas.
En este sentido, no queremos decir que el campo pierda su potencial o que pierda ese carácter principal de la producción Argentina pero si que sea necesario pensar estas transformaciones y visualizar que al campo, solo, no le alcanza para el desarrollo económico.
En ese sentido, es la necesidad, nuevamente, de la defensa y el desarrollo industrial local complementándose con el agropecuario
para poder tener y mejorar la competitividad en el mercado internacional y así
también poder mediar ante estos atropellos del exterior.
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