martes, 11 de noviembre de 2025

El facho pobre y las redes sociales

 



Por JaBond

 

                Estamos atravesando una coyuntura donde los sectores económicos, los grandes monopolios empresarios financieros, están avanzando sobre las conquistas sociales con una gran facilidad que se observa en cierta permeabilidad de sus ideas en amplios sectores de la sociedad.

En este sentido, quizás también por la dificultad o incomprensión, solemos recurrir a ciertas bromas o realidades sobre parte de los sectores populares (clases medias, medias bajas y bajas) que se identifican con las ideas libertarias. De esta manera, flexibilización laboral, quita de subsidios, privatizaciones y deshumanización de los sectores populares se vuelve una moneda corriente y de ahí la incomprensión o realidad del planteo del llamado fascista pobre, facho pobre o pobre de derecha

                Ahora bien, este punto merece varias reflexiones: algunas de ellas pueden tener explicaciones previas y otras que se deben a nuevos factores. Entre las prexistentes podemos encontrar aquella que citaba Marx en “La ideología alemana” cuando nos explicaba el concepto de “falsa conciencia” .Es decir, como todos los sectores adquirían las ideas de las clases dominantes solo que el proletariado, sea trabajador, por sus condiciones de vida entendía los intereses divergentes y desde allí desarrollaba la conciencia de clase(propia) en oposición a la burguesía. En este sentido, con escasos obreros industriales esta idea se ve dificultada.

                Otro aspecto lo podemos encontrar en Gramsci en donde su análisis plantea que la clase dominante se convierte en Hegemónica y sus valores hegemónicos se trasladan al resto de la sociedad.

Acompañado a este planteo Althuser desarrolla la idea de aparatos ideológicos que complementa la idea de hegemonía la cual es construida, o sostenida, desde el Estado ya que las clases dominantes tienen muchos sistemas para su reproducción. De esta manera, la escuela, el poder judicial, los medios e incluso la fábrica entre otros son aparatos reproductores del poder dominante y entre ellos el sentido común y el lazo social.

                Ahora llegando a la actualidad podemos encontrar un elemento novedoso, en una época donde todos nos expresamos a través de las redes sociales. Instagram, Tik Tok, Twitter u otras redes sociales se convierten en la forma en que nos presentamos en sociedad o sea ante el otro. Hasta podríamos decir que la comunicación y el lazo social están mediado por estas redes.

Redes en las cuales la mayoría suele presentarse de forma editada, es decir imágenes retocadas, músicas, escenarios montados o reales con una imagen construida o idealizada de uno.

La cual socialmente se busca adaptarse a lo que suele asociarse con lo dominante o con los llamados ganadores. Si el ganador es el millonario que ostenta sus coches lujosos se trata de mostrarse de la misma forma.

                Entonces si esto es lo predominante ¿que nos hace pensar que esto no se traslade a la identidad política? es más, lo común es la disociación de la realidad económica con la identidad social y política.  Por tal motivo, si cuando pensamos la acción política pensamos la identificación debemos pensar cómo tratar esta disociación constante que nos presentan las redes, si no lo más probable es que encontremos una gran frustración.

               

 

 

domingo, 9 de noviembre de 2025

Cuando el lobo se viste de cordero: problemas de la teoría del subjetivismo

 



Por Jabond

A fines de la década de 1960, en un contexto atravesado por la crisis de la guerra fría con sucesos como la primavera de Praga y el mayo francés, millones de jóvenes se sumaban a participar en movimientos de liberación de distinta índole como: movimientos de liberación nacional, descolonización, igualdad de sectores afrodescendientes, libertad sexual y género, entre otros.

En esta situación, con una fuerte crítica a las burocracias, se producía la crisis de los modelos explicativos estructurales de la sociología.

En Latinoamérica se producía la debacle de los modelos estructuralistas sintetizados en el Funcional Estructuralismo de Parson y el marxismo soviético. Siendo sus principales críticas el análisis mecanicista o economicista y con ello la desaparición de los actores.

La crítica, devino en los 80 en la emergencia de teorías que buscaron combinar el enfoque estructural con la mirada del actor con pensadores como Giddens o Bourdie. Sin embargo, años mas tarde con la caída de la URSS esta vinculación entre estructura y actor fue perdiendo lugar y se impusieron las miradas enfocadas en las miradas del actor es decir en la  subjetividad. Entre ellas la principal fue la desarrollada por Bauman en  “La Modernidad Liquida” en donde planteaba las dificultades del ser colectivo a causa de la individualización.

Si bien, esta teoría se estableció plenamente a principios de los 90, ante un fuerte “derrotismo” producto del auge del neoliberalismo, la implosión de los llamados nuevos movimientos sociales que se aglutinaban a partir de demandas donde el movimiento obrero no era el eje central abrió la posibilidad de nuevas líneas de análisis.

La mismas, retomaron, algunos aspectos previos y confluyeron en la llamada “AUTOPERCEPCION DE LOS ACTORES”, la cual analiza al actor social a partir de identificar como se autopercibe.

El enfoque tuvo su practicidad durante un largo periodo, pero en la Argentina con la crisis de las patronales agropecuarias en 2008( llamada crisis de la 125) presento muchas dificultades.

La principal es que desde la concepción subjetivista: pequeños y medianos productores que se habían asociado a las grandes patronales agropecuarias a partir del agronegocio se identificaban como campesinos. Es decir, desde su “autopercepción” se consideraban campesinos, pero desde una mirada estructural no lo eran. Ya que, su forma de producción y societal se asociaba a las grandes multinacionales agropecuarias.

El segundo momento, donde nuevamente podemos encontrar otra problemática, es en los últimos años con el auge de un nuevo neo-emprendedurismo que reapareció en el gobierno de Macri, se potencio con la pandemia y que confluyo en la figura de Milei.

Millones de personas, muchos de ellos jóvenes, que tenían trabajos asalariados y que incluso complementaban dicho salario con actividades extra se autopercibian emprendedores o empresarios, por sobre su condición de empleado.

Ya sea revendiendo productos, o quizás con la “inversión” en criptomonedas o activos digitales se identificaban o aspiraban a “ser tu propio jefe” o un emprendedor independientemente de sus capacidades económicas.

Paralelamente, la idea de trabajo y trabajador se camuflaba con la de esfuerzo, cuanto mas esclavizante mejor, y fuentes de ingresos. De forma tal, que todos se volvían trabajadores desde el empleado que desarrollaba la tarea repititiva, simple y con bajo salario hasta el dueño de una multinacional.

Este último planteo, que parece exagerado, lo experimentamos hace pocos días cuando Olmedo, un terrateniente de Salta que incluso se le probó trabajadores en condiciones de esclavitud, se plantea como trabajador y con ello la necesidad de una reforma laboral esclavizante.

Lo cual abre nuevamente el problema ¿es efectivo para definir un actor con la autopercepción?

Ya que, en este caso, si lo miramos desde la autopercepción Olmedo seria un trabajador y no un terrateniente. A su vez un simple empleado, de mantenimiento por dar un ejemplo, sería un empresario emprendedor. Cuando sabemos que Olmedo no es trabajador y el empleado no es un empresario, en base a su capacidad económica.

En este sentido, con una rápida mirada, debemos recordar que este problema no es nuevo para la sociología y que uno de los primeros en retratar esta problemática fue Marx en “La Ideología Alemana”.  Marx observaba como todos los actores se consideraban burgueses capitalistas, pero no lo eran. Fue así que direcciono sus estudios a la conciencia y desde esa perspectiva planteo el concepto de “falsa conciencia” haciendo alusión a este desfasaje o desclasamiento entre identificación y posición social. Lo cual, quizás vuelve a tomar importancia aquellos paradigmas desplazados.

En definitiva, estas líneas, tienen como objetivo tratar de empezar a pensar estas problemáticas para poder debatir, analizar y contribuir a la acción. En especial, en este momento donde también las redes y la confusión son quizás el elemento principal que entorpecen el accionar de los sectores populares.

 

 

viernes, 24 de octubre de 2025

lex J. Wood, sociólogo: “las leyes laborales son para todos, también para los ‘free lance’, así que sus tarifas deberían garantizar el salario mínimo

 


ENTREVISTAS


Por José Álvarez Díaz

Fuente:https://www.equaltimes.org/alex-j-wood-sociologo-las-leyes

 

21 de octubre de 2025

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TRABAJOMUNDO-GLOBALNEGOCIACIÓN COLECTIVATRABAJO DECENTEEXPLOTACIÓNDESARROLLO SOSTENIBLEFUTURO DEL TRABAJO

La figura del ‘free lance’ parece estar en auge: cada vez hay más profesionales que optan por el autoempleo, y cada vez más empresas, sobre todo de servicios, parecen confiarles mayor parte de su carga laboral y así ahorrar costes. Alex J. Wood, sociólogo británico (en la imagen), nos ayuda a entender y navegar el fenómeno.

El autoempleo siempre ha existido en multitud de oficios, pero en los últimos años, sobre todo en los sectores de servicios, parece que cada vez más profesionales se están convirtiendo en free lance, mientras no son pocas las empresas que han ido aumentando la carga de trabajo que subcontratan a personal externo de manera inimaginable hace algunos años. Un cambio de mentalidad parece estar transformando el mundo del trabajo, hacia una gestión cortoplacista y por proyectos, que privilegia las relaciones laborales por encargos puntuales, frente al modelo tradicional de invertir en formar y mantener un personal propio dentro de la estructura y la cultura interna de cada compañía en particular. Cada vez parece más común que el ahorro de costes dicte las decisiones de las empresas, dispuestas a pagar sólo por un trabajo concreto cuando lo necesitan, hasta el punto de que se haya normalizado el combinar personal fijo con la subcontratación de freelancers.

No parecen buenas noticias para la calidad y la estabilidad de los empleos, en lo que parece ser una tendencia que podría estar adelantando hacia qué tipo de futuro laboral nos estamos dirigiendo. Para ayudarnos a entender el fenómeno, en Equal Times le hemos preguntado a uno de los estudiosos que mejor conoce el impacto social y económico de estas transformaciones, el sociólogo británico Alex J. Wood, investigador y profesor de sociología económica en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y antiguo miembro del equipo que creó el Índice Laboral del Trabajo en Línea de la Universidad de Oxford, una herramienta que permitió medir por primera vez, entre 2016 y 2024, la fluctuante actividad laboral de todos los freelancers de las cinco mayores plataformas especializadas en ello del mundo en inglés (y de varios portales más en español y en ruso entre 2020 y 2024), equivalentes a más del 70% del mercado mundial de free lance en activo.

Da la impresión de que cada vez más trabajadores están eligiendo o se están viendo obligados a convertirse en free lance, ¿qué muestran los datos?

Pienso que sí que hay una tendencia al alza a trabajar como free lance en los países capitalistas occidentales, pero también es cierto que el auténtico gran aumento en los números se dio entre el año 2000 y la pandemia de covid-19.

Ahora, en la mayoría de los países, el número de free lance vuelve a aumentar, pero de manera no necesariamente tan alta como antes de la pandemia, ni es uniforme en todas partes. Además, depende de las normativas, los hábitos de negocio y cómo cada economía está regulada en general en cada lugar. En Escandinavia, por ejemplo, suele haber prácticas de empleo menos fragmentadas, con mercados de trabajo muy regulados, así que los negocios tienden mucho menos a utilizar autoempleados.

Es decir, ¿cuanto más fuerte es una regulación laboral menor suele ser el número de free lance?

Sí, desde luego, aunque el tipo de sectores que priman en cada economía nacional también es determinante. Por ejemplo, el Reino Unido está muy concentrado en los servicios, lo que supone un gran potencial para que sean ofrecidos a través del autoempleo, mientras que en una economía más enfocada en la producción industrial, como Alemania, hay un potencial mucho menor para eso.

Algunos estudiosos hablan de la tecnología como un disruptor histórico de las condiciones de trabajo. ¿Cómo está influyendo el uso de ésta en la precarización y en la tendencia hacia un mayor número de autoempleados?

La digitalización aumenta la capacidad de fragmentar espacialmente el trabajo, pero también de que personas que no son empleadas, incluso si están repartidas por todo un país o por todo el mundo, contribuyan al proceso laboral. De ahí este gran aumento del autoempleo entre 2000 y la pandemia, por el uso creciente de los ordenadores y la digitalización del trabajo. Tras eso, en los últimos años, llegamos al desarrollo de las plataformas digitales de trabajo como Uber, Just Eat, Deliveroo... y también de las plataformas de free lance, como Upwork y Fiverr. Estas permiten reducir los costes de búsqueda de free lance –a través de sus algoritmos, que aseguran el acceso a mano de obra disponible–. Y eso coincide con un declive tanto de las regulaciones laborales como de la capacidad de los sindicatos para presionar a las empresas para que no subcontraten carga de trabajo a trabajadores no sindicados.

Esta relación entre tecnología y precarización hace pensar en el viejo “divide y vencerás”, ya que, dada esa fragmentación del trabajo, es muy difícil tener representación sindical o negociación colectiva, y la tecnología permite decir a muchas empresas: “funcionamos así, o lo tomas o lo dejas”. ¿Cree que las empresas están utilizando conscientemente la tecnología como elemento disruptor a su favor, en este sentido?

Creo que sí. Hicimos un estudio de los free lance en el Reino Unido con trabajadores autoempleados que utilizaban plataformas como Uber y plataformas de free lance. En el caso de Upwork, nos encontramos con niveles realmente altos de apoyo a los sindicatos, de hecho mucho más altos que los que suelen tener los empleados convencionales. E incluso había trabajadores que decían que querían crear su propio sindicato, así que hay un deseo muy claro de representación sindical. Creo que debemos preguntarles a estos trabajadores si creen que debería haber una especie de consejos de trabajo, similares a los que existen en la industria alemana, pero para trabajadores de plataformas: un consejo para el que algunos trabajadores serían elegidos como representantes, con la idea de que se les consulte y tengan un poder de veto sobre las decisiones importantes. De hecho hay más apoyo hacia esa idea que hacia los sindicatos, porque creo que la gente reconoce que es muy difícil organizar un sindicato de free lance, y con las plataformas, este tipo de consejos sí que puede imaginarse uno cómo podrían funcionar. Necesitamos formas alternativas de representación, que den a los trabajadores una voz eficaz, sin que tenerla o no dependa de que sean capaces de organizar un sindicato.

Las empresas que pasan de tener una fuerza laboral contratada a depender más y más de free lance externos, ¿van hacia una concepción mucho más cortoplacista de su negocio? ¿Por qué cree que prefieren asumir esa volatilidad en lugar de invertir en formar un equipo estable?

Sí que se está dando ese cambio de mentalidad, y creo que una buena parte de eso se debe a que ha habido un declive de lo que el sociólogo Wolfgang Streeck llama constricciones beneficiosas a los empleadores, ya que si se les deja a las empresas elegir, tomarán el camino fácil, porque están concentradas en el precio de sus acciones y en la rentabilidad a corto plazo, aunque eso vaya en su detrimento a largo plazo. Streeck es un alemán que habla de la experiencia alemana, en la que tradicionalmente los consejos de trabajo y los sindicatos lograron constreñir la capacidad de sus empleadores de tomar ese camino fácil, para que se vieran obligados a invertir en sus trabajadores y darles formación: una vez que formas a tus trabajadores, ya tienes un incentivo para darles una mayor seguridad laboral y condiciones laborales de calidad, no quieres que se vayan.

Y sí, hemos visto un auténtico declive de estas constricciones beneficiosas, lo que significa que hay empresas que ven las agencias y plataformas que los proveen de free lance como una manera de reducir inmediatamente sus costos laborales, incluso si eso empeora su productividad. En parte es porque, en los años ochenta y noventa, el precio de las acciones se fue convirtiendo, cada vez más, en la medida con la que las empresas valoraban su rentabilidad a largo plazo. Y claro, una de las maneras de aumentar el precio de las acciones es reducir los costos laborales, aunque en la práctica no sea beneficioso para la empresa. Así que creo que parte de esta historia está en el declive de la regulación de los mercados de capitales y en el creciente recurso a fondos de capital riesgo y fondos de inversiones. Este tipo de saqueadores corporativos de Wall Street ha estado determinando muchas decisiones de gestión –en lugar de dejar que sean los directivos en el lugar de trabajo los que tomen ese tipo de decisiones estratégicas–.

Entonces este cambio de paradigma en las empresas no es que se esté dando ahora, sino que viene de antes de internet, de esta fijación neoliberal por valorar los negocios por el precio de sus acciones, que fluctúa a diario.

Sí, sin duda es un cambio que ya estaba ocurriendo en el pasado, tanto en términos de declive de los sindicatos como de estas constricciones beneficiosas, sumado al creciente papel de la desregulación de los mercados de capitales. El economista David Weil, que estaba en la administración de Obama, habla de cómo hay diferentes maneras en que las empresas han respondido a esta focalización en el precio de las acciones, a través, precisamente, de esta fisura del trabajo, es decir, utilizando agencias de empleo temporal (ETTs) y autoempleados. Y entonces llegaron los años 2000, con una creciente digitalización, y ahora en los 2020, con la aparición de plataformas de trabajo, surgen nuevas formas de hacer posible esa fracturación del empleo, mediante el uso de trabajadores de plataformas y de free lance en una escala mucho mayor, porque los costes de buscar empleados, contratarlos y monitorizar su trabajo se han visto muy reducidos gracias a la tecnología.

Del lado de los trabajadores, ¿también hay un cambio de paradigma en su relación con las empresas?

Creo que, a pesar de todo, la gente está tratando constantemente de organizarse y crear comunidades, y que eso conduce a cierto grado de regulación informal. Por ejemplo, vemos cómo hay trabajadores que directamente hacen su propia lista negra con sus peores clientes, y les dicen a otros compañeros que no trabajen para ellos o que nadie debería hacer tal trabajo por menos de tal cantidad. También hay un gran grado de apoyo hacia los sindicatos, aunque es difícil organizarlos en este tipo de trabajos, y creo que muchas de las frustraciones de la gente por su precariedad laboral son las que están conduciendo a que se busquen alternativas que no están siendo ofrecidas por los partidos progresistas, y eso lleva a algunos a ideas de la extrema derecha más populista, y a que la gente achaque erróneamente la caída de sus condiciones de vida a la inmigración.

De hecho, las democracias empezaron a deteriorarse desde la crisis financiera de 2008, y probablemente la mejor manera de defender la democracia sea mantener unas condiciones de trabajo dignas. ¿Vuestros datos sociológicos muestran esto de alguna manera?

Sí, y creo que eso es lo que tenemos que hacer para que a la gente se le dé una alternativa, porque no creo que parar la inmigración vaya a mejorar en nada la calidad de vida de la gente. Y si tenemos que dar esa alternativa, sin duda pasa por que el sistema garantice la democracia en el lugar de trabajo a través de consejos laborales y sindicatos, que es lo que, de hecho, mejorará las condiciones de trabajo de la gente y ofrecerá una mayor seguridad laboral y vital.

Lo curioso es que eso también iría en el interés de las propias empresas. Sin embargo, no hay normas laborales específicas para los free lance. En 2024 la UE aprobó su Directiva sobre el Trabajo de Plataformas, pero sólo se aplicará a los trabajadores de plataformas. ¿Cómo tendríamos que afrontar estas carencias normativas, como sociedad?

Sí, de hecho participé en algunas conversaciones con los legisladores europeos de esta directiva, y les señalé que es bastante buena, pero que sólo se aplica a los trabajadores que se han visto forzosamente definidos como autoempleados en este momento, no a quienes son de verdad free lance. Así que creo que lo que hay que decir es parecido a lo que diríamos ante un caso de evasión fiscal: que una empresa no puede argumentar que, “oh, bueno, es que son autoempleados” o que sólo han subcontratado el trabajo a terceros y que no es su responsabilidad asegurarse de que reciben el salario mínimo. No: si una empresa está creando un tipo de trabajo, está obligada a pagar al menos el salario mínimo, que para eso está establecido, para asegurarnos de que nadie gana menos que esa cantidad, incluidos los free lance.

Y si eres un free lance de una plataforma y no llegas a ganar el salario mínimo con los encargos que recibes de media, creo que deberías tener la capacidad de reclamar que tus tarifas son demasiado bajas y que la plataforma tiene que aumentarlas. Y una manera de hacer que esto pueda funcionar es a través de los consejos de trabajo que mencionábamos antes. Se trata de democratizar las plataformas, pero también del hecho de que los derechos laborales se tienen que aplicar de verdad a todos los trabajadores, también a los free lance. Cualquier persona que esté haciendo cualquier tipo de trabajo pagado tiene que ver satisfechos sus derechos laborales fundamentales, incluido el salario mínimo.

¿Cómo se podría garantizar todo eso?

Creo que las plataformas de trabajo tienen que contar con un consejo elegido por los trabajadores, que sea consultado sobre los cambios que se vayan dando en las plataformas, pero que también pueda revisar los precios y las tarifas que se establezcan para las diferentes tareas, de manera que se garantice que son lo suficientemente altas para cubrir las necesidades de los trabajadores y, desde luego, que cubran el salario mínimo.

¿Eso debería estar garantizado por el Estado, de alguna manera?

Sí, exactamente: lo que tiene que pasar es que esa cobertura legal debe ser extendida a la gente que genuinamente está autoempleada, pero que lo hace trabajando a través de plataformas.

Por último, ¿qué pueden hacer los trabajadores para que esa protección se haga real? ¿Qué le recomendaría a un free lance, para que ayude a empujar las cosas en esa dirección?

Sobre todo que se una a un sindicato, o que cree comunidades de trabajadores, o nuevos sindicatos, que se una a un partido político o cree uno nuevo, y que entonces empuje la situación hacia la protección de más derechos y dé más voz a todos estos trabajadores autoempleados.

 

viernes, 26 de septiembre de 2025

Con el campo ya no alcanza

 



Por IA

Esta semana, como en el caso Libra, hemos sido testigos nuevamente de una estafa en la Argentina por parte del gobierno libertario de Milei y  el Ministro de Economía “Toto” Caputo.

En esta ocasión, la salvedad es que se estafo a parte de lo que podríamos llamar parte del núcleo duro liberal, el sector agropecuario.

A modo de querer sumar dólares, para mantener cierta estabilidad del dólar por un mes hasta llegar a las elecciones,  el gobierno  anuncio la baja a 0 de las retenciones a las exportaciones de los productos agropecuarios entre ellos la soja.

La medida, que parecía un sueño para muchos productores, genero inmediatamente que  miles de productores rurales prepararan sus equipos para vender su cosecha faltante y hacerse de una ganancia.

Sin embargo, 72hs de su anuncio, ante la mirada de desconcierto y bronca de los ruralistas el gobierno informaba que el cupo se había cumplido y que la medida llegaba a su fin. Siendo los grandes exportadores, quizás con alguna información de antemano, quienes se hacían de todo los ingresos.

Ya que al parecer había una letra chica en la resolución de baja de retenciones por la cual había un cupo  de 7000 mil millones de dólares que si se cumplía la medida finalizaba.

Pasadas las horas se supieron lo motivos, que no eran otra cosa que el reclamo de los farmers (productores agropecuarios) norteamericanos que se vieron perjudicados por la medida y presionaron al gobierno para su baja.

De esa manera, una decisión desde EE.UU sin ningún tipo de descaro, y queja del gobierno, impactaba en la Argentina.

Ahora bien, saliendo de todo este berenjenal político que es cierto, quisiéramos reflexionar sobre un aspecto estructural que posiblemente  este interactuando en esta estafa y  que no es otra cosa que el cambio tecnológico.

Cuando Argentina termina de consolidar sus fronteras y se constituye en el llamado “Granero del Mundo”, la incorporación de las tierras fértiles de la Pampa Húmeda fueron un hecho inédito por sus condiciones naturales que impactaba y podríamos decir poseía cierta autonomía en el mercado mundial ya que era casi el único país con esa riqueza agrícola o por lo menos de estas características.

No queremos decir que no existieran otros países con riqueza agrícola pero si que el componente natural daba una fuerte ventaja sobre otros competidores y donde era muy difícil hacerle sombra ya que dependía de las condiciones naturales.

    Hoy con la revolución  4.0 de tecnologías satelitales, inteligencia artificial y en especial fertilizantes y semillas transgénicas podemos experimentar que posiblemente ese carácter ventajoso natural  este debilitándose ya que hay miles de tierras que pueden incorporarse a la producción agrícola.

Es decir, el campo tiene más competidores que antes  y por tal motivo pierde ventajas comparativas.

    En este sentido, no queremos decir que el campo pierda su potencial o que pierda ese carácter principal de la producción Argentina pero si que sea necesario pensar estas transformaciones y  visualizar que al campo, solo, no le alcanza para el desarrollo económico.

    En ese sentido, es la necesidad, nuevamente, de la defensa y el desarrollo industrial local complementándose con el agropecuario para poder tener y mejorar la competitividad en el mercado internacional y así también poder mediar ante estos atropellos del exterior.

 

 

jueves, 14 de agosto de 2025

Las prepagas suben antes de la inflación mientras las obras sociales sostienen la salud de los trabajadores


Por Víctor Santa María

Fuente:Página/12

En estos días, nueve empresas de medicina prepaga decidieron aplicar nuevos aumentos a sus cuotas incluso antes de que se conociera oficialmente el dato de inflación. Lo hicieron con porcentajes que van del 1,6% al 2,9%, adelantándose a cualquier criterio de transparencia y sin esperar la publicación oficial del INDEC.

Una vez más, el negocio de la salud privada demuestra que su lógica no es cuidar la salud, sino blindar sus ganancias.





En contraste, las obras sociales sindicales —esas que el movimiento obrero conquistó y sostiene con el aporte de los trabajadores— no aumentan sus cuotas más allá de lo que indican las paritarias salariales. Es decir: si el salario sube, el aporte crece, pero siempre en relación directa a la capacidad de pago de los trabajadores y trabajadoras, no a la especulación financiera.

El negocio frente al derecho

Las prepagas, amparadas en la desregulación que impulsó el gobierno de Milei, han convertido la salud en una mercancía más. Sus incrementos constantes expulsan a miles de familias que, después de años de pagar, se ven forzadas a abandonar su cobertura. Mientras tanto, las obras sociales sindicales sostienen hospitales, clínicas y centros de atención que atienden a sus afiliados sin discriminar por edad, preexistencias o ingresos.

La diferencia no es menor: para una prepaga, un paciente mayor o con enfermedades crónicas es un “costo”. Para una obra social, es un compañero que merece cuidados y respeto.

Una conquista del movimiento obrero

Las obras sociales no nacieron de la nada: son fruto de décadas de lucha del sindicalismo organizado y del modelo de justicia social que el peronismo puso en pie desde 1945. Son parte de esa red solidaria que hace que un trabajador en Formosa y otro en Tierra del Fuego puedan acceder a atención médica de calidad, porque el sistema es solidario, federal y sin fines de lucro.

Hoy, mientras las prepagas se adelantan a la inflación para maximizar utilidades, las obras sociales siguen priorizando la salud sobre el negocio, a pesar de las dificultades económicas y la caída del poder adquisitivo.

Defender lo nuestro

La avanzada del mercado sobre la salud no es casual: busca quebrar un sistema solidario para reemplazarlo por uno puramente comercial. Los trabajadores debemos entender que cada cuota sindical, cada aporte, es un ladrillo más en la construcción de un sistema que nos pertenece y que debemos defender.

Mientras las prepagas hacen números para sus accionistas, las obras sociales siguen garantizando lo que para nosotros no es un privilegio, sino un derecho humano básico: la salud.

Porque, como enseñó Perón, la verdadera grandeza de un país no se mide por las ganancias de sus empresas, sino por la felicidad y el bienestar de su pueblo.

Víctor Santa María es secretario general del SUTERH

martes, 22 de abril de 2025

Difusión del Libro «Políticas públicas comparadas en América Latina: discusiones teóricas y acción gubernamental en tiempos turbulentos» – Grupo de Investigación en Políticas Públicas Comparadas (GIPPC-ALACIP)

 

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Sinopsis

El libro Políticas públicas comparadas en América Latina: discusiones teóricas y acción gubernamental en tiempos turbulentos es resultado de las I Jornadas de Políticas Públicas Comparadas de América Latina, organizadas por el Grupo de Investigación en Políticas Públicas Comparadas (GIPPC-ALACIP) de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina durante el año 2021.  El libro incluye 16 trabajos, escritos por 31 autores de 9 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Uruguay). La obra se divide en dos grandes secciones. La parte I “El análisis comparado de políticas públicas. Historia, métodos, teorías y enseñanza”, aborda temas teóricos y metodológicos del análisis comparado de políticas públicas, con un foco especial en América Latina. Los artículos incluyen reflexiones sobre la historia del campo, los enfoques teóricos más utilizados, los métodos de investigación, la profesión del análisis de políticas y la docencia en el área. La parte II “Políticas públicas comparadas en América Latina: Estudios empíricos sobre la acción pública en tiempos turbulentos”, presenta las investigaciones realizadas sobre políticas sectoriales en América Latina que utilizan la perspectiva comparativa. Los trabajos analizan las intervenciones sociales del Estado durante la pandemia de COVID-19, en problemáticas vinculadas a los trabajadores de aplicaciones, las percepciones sobre los cuidados a la familia, las políticas sanitarias o las relaciones entre niveles de gobierno en la gestión de la pandemia, entre otros tópicos empíricos.

Francisco y las muertes laborales: el Papa que fustigaba la explotación de los trabajadores

 


Más que el color o la nacionalidad del sucesor, la pregunta es sobre el legado de Francisco, en un momento en el cual campea la negación de un cambio climático que acecha a más de 2.400 millones de trabajadores en el mundo.

En septiembre de 2023 el “Papa argentino”, el “Papa migrante”, el “Papa ecologista” y finalmente el “Papa del fin del mundo” daba un discurso temáticamente sorprendente en la Sala Clementina del Vaticano, en el 80° Aniversario de la fundación de la Asociación Nacional de Trabajadores mutilados e inválidos.


“Cuando el trabajo se deshumaniza –en lugar de ser el instrumento mediante el cual el ser humano se realiza, se convierte en una carrera exasperada por el beneficio–, las tragedias comienzan, porque el objetivo ya no es el hombre sino la productividad que lo convierte en una máquina de producción. La seguridad en el trabajo es como el aire que respiramos: ¡solo nos damos cuenta de su importancia cuando falla trágicamente y siempre es demasiado tarde!”.Lo decía el año en que la Organización Internacional del Trabajo cuantificaba 317 millones de accidentes y 2,4 millones de muertes en el trabajo a escala mundial, cuando la Argentina promediaba más de 300 mil accidentes y 500 personas fallecidas por la misma causa.

Y agregaba, para sorpresa de casi todos (incluso de organizaciones sindicales, empresarias y muchos jefes de Estado): “En el mundo del trabajo seguimos adelante como si nada, entregados a la idolatría del mercado, pero no podemos acostumbrarnos a los accidentes laborales, ni resignarnos indiferentes, no podemos aceptar el despilfarro de vidas humanas. Las muertes y lesiones son un trágico empobrecimiento social que nos afecta a todos, no solo a las empresas y familias implicadas”.
Y cerraba con otra crítica, trazando un horizonte utópico: “La seguridad no sólo está garantizada por una buena legislación, que hay que hacer cumplir, sino también por la capacidad de vivir como hermanos y hermanas en el lugar de trabajo”.

Ya con la encíclica Laudato Si, Francisco se

Un informe del Foro Económico Mundial le pone cifras a la preocupación del Papa: el calor excesivo en el trabajo causó 18.970 muertes y 23 millones de lesiones laborales en 2023.

Un informe del Foro Económico Mundial le pone cifras a la preocupación del Papa: el calor excesivo en el trabajo causó 18.970 muertes y 23 millones de lesiones laborales en 2023.

ponía en la línea de la Rerum Novarum (León XIII), Populorum Progressio (Pablo VI), Mater Magistra (Juan XXIII) o Laborem Exercens (Juan Pablo II); pero ahora se posicionaba enérgicamente sobre un menú de estadísticas sub registradas y normalizadas según una ley universal no escrita, que avala y estimula a cambiar salud por dinero, a trabajar en condiciones de salud física y emocional indignas valorando la condición de empleo en cualquier condición, en un mundo que avanza a la informalidad y la terciarización del trabajo.

Mientras la preocupación y el debate entre cámaras empresarias y asociaciones sindicales se centraba en los costos laborales, la industria del juicio laboral, la ampliación coercitiva o voluntaria de la jornada y la pobreza por ingresos en los segmentos formalizados, el Papa introducía un tema que sólo ranqueaba en agenda los 21 de abril de cada año en nuestro país (cuando se conmemora el Día Nacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo) y los 28 del mismo mes en todo el mundo por iniciativa de la OIT a partir del año 2003.


¿Quién sabe a cuántos y quiénes alcanza el sistema de riesgos del trabajo en Argentina o cualquier otro país? ¿Cuántas veces accidentes y enfermedades laborales son títulos en medios analógicos o digitales en todo el mundo? ¿A cuántos les importa que las enfermedades mentales no estén reconocidas en nuestro país como enfermedades laborales? ¿Cuántos pueden distinguir a un seguro de accidentes laborales del seguro de una casa o un auto? Exactamente, entonces ¿con qué necesidad el Papa plantea un nuevo tema de controversia política y económica?Pues bien, con la necesidad de quien siente cada mutilación o cada fallecimiento como propio e impropio de una institución que se redime de sus pecados en acto, no negándolos, sino reparándolos con hechos concretos y mejorando sus posiciones doctrinales.


En 2015 y durante su visita a Bolivia, Francisco había adelantado mucho al decir ante miles de fieles plurinacionales que “hay múltiples injusticias, en cada actividad laboral, en cada barrio, en cada territorio” y animó a millones en todo el mundo: “Digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras, este sistema ya no se aguanta; no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan los pueblos, no lo aguanta la Madre Tierra”.

Para aliviar culpas, nada como el “carewashing”

Podemos apostar algo a nuestros lectores y lectoras: por todos los medios se dirá de todo, se recortarán cientos de citas textuales de Francisco y de Bergoglio, está instalado el desafío “arma tu propio Papa”; pero el cruce acerca de que el Día de la Salud y la Seguridad Laboral se muere el único Papa que la defendió abiertamente, sólo podrá ser leído en AIRE.

Mérito de un intelectual sorprendente como Francisco, quien supo decir que, para empresarios y políticos de todo el mundo, la seguridad en el trabajo debía ser “el primer deber y la primera forma del bien”, visibilizaba además un anglicanismo, una novedad conceptual: el carewashing (algo así como “lavando descuidos”).

El Papa Francisco fue un férreo defensor de los derechos de los trabajadores y dedicó muchos escritos a ese tema.

La conjunción de palabras refiere a las legislaciones protectivas, a las indemnizaciones tarifadas –cuando existen– de incapacidades o muertes laborales que ocasiona el sistema de producción capitalista; las que a su vez asumen formas diversas y distintas articulaciones público-privadas en todo el mundo.


Eduardo “Vasco” Murúa, presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas, amigo de Francisco, consultado para una nota por este escriba, aseguraba que el Papa ironizaba alterando carwashing por soulwashing, es decir el “lavado de alma”, para luego decir que tenía la sospecha de que “el capitalismo se había quedado sin alma”. Algo que escribió sin metáfora alguna en una Carta a Jóvenes Emprendedores y Empresarios, adonde los invita a un pacto para “cambiar la economía actual y dar un alma a la economía de mañana”.De la impugnación frontal y la tolerancia cero a la pederastía, a la invocación ecológica, política y económica, para proteger “la casa común”; del lavado de pies a migrantes africanos y presos comunes, a la denuncia de la avaricia de los ricos y el “virus” del consumismo; de la cruzada del demonio contra la familia, a los sínodos obispales para debatir el rol de la mujer en la Iglesia Católica y la contención de las diversidades sexuales. Dos valentías “franciscanas” digamos: la de revisar algunas posiciones y la de enfrentar al poder desde el poder. No vamos a entrar en el debate terrenal acerca de si Francisco fue un Papa anticapitalista, socialista o comunista. No hace falta en esta nota, porque para reformular el sistema de producción y el desgaste que produce en la salud física y psicológica de los trabajadores no hace falta ser anticapitalista ni concretar ninguna revolución que expropie a los dueños del capital y la tierra. Con regular y asegurar una mejor la distribución del ingreso y los derechos económicos y sociales, alcanza.


La Semana de la Salud y la Seguridad en el Trabajo recién empieza, con un silencio casi de misa en nuestro país, y el Papa que la ponía en valor recién empieza a faltarnos. Como les faltará protección política y espiritual a las agendas populistas y humanistas que se empecinan en resistir la era de la crueldad.

domingo, 9 de marzo de 2025

Tecno-feudalismo o Anarco-Capitalismo Etapa Superior del Imperialismo

 

 

Imagen: Prol

Por Jabond

En los últimos años, pero especialmente desde la crisis del 2008, el contexto mundial atraviesa una importante cantidad de cambios. Entre los mismos, podemos remarcar el crecimiento de China, los BRICS, la pérdida de hegemonía de EE.UU y en particular tres hechos fundamentales que son:  

-la emergencia de algunos mega-millonarios, cuya riqueza excede con holgura la riqueza de los Estados Nación, que podríamos ejemplificar en   figuras como Elon Musk,  Jeff Bezos, Marck Zuckerfeld con sus diferentes conglomerados de empresas que constituyen monopolios u oligopolios  cuyas actividades prácticamente conducen la economía de varios países, aunque con la característica particular que es la ser poseedores de los servicios de comunicaciones a través de las redes sociales.

-el desarrollo de la revolución 4.0, que abrió el camino al desarrollo de las economías de plataforma, cuyo artefacto principal es el celular. El cual, desde la pandemia vivida entre 2020 y 2022, ha generado que prácticamente todas las personas necesitemos un celular(smarthphne), con carga y datos, para llevar a cabo la mayoría de las actividades de nuestra vida cotidiana independientemente del sector social. Desde el mas rico, hasta el más pobre y desde la actividad mas sofisticada que hace un programador hasta un vendedor ambulante, en el día de hoy, necesita un celular, una cuenta en una billetera virtual para su actividad cotidiana.

-derivado de los dos anteriores, lo que algunos autores han expresado como la financiarización de la economía e incluso la financiarización de los pobres, es decir prácticamente toda actividad que hacemos esta prácticamente mediada por la actividad financiera. En que sentido, en que el uso de las billeteras virtuales, las APP, o mas específicamente las Fintech(bancos “modernos”) hacen que la mayoría de los ingresos que uno genera sea inmediatamente llevados a fondos de inversión los cuales generan una renta financiera de la cual todo usuario saca un relativo provecho. Sin entrar, en los problemas que han ocurrido con estos fondos que no tienen respaldo y escasa regulaciones, casos de retención por tiempos desconocidos del dinero entre otras, lo cierto es que en la actualidad se hace necesario estar asociado a esta ganancia financiera para que los ingresos aumenten y se pueda obtener un ingreso mas para la vida cotidiana.


Este proceso, ha devenido en que estos conglomerados de empresas controlen determinadas regiones, que incluyen a varios países, a través de la posesión de las redes comerciales generadas a partir del comercio electrónico y de los medios de comunicación, en especial las redes sociales como Facebook, tik tok, x, Amazon entre otras.

 

 A este fenómeno, que se lo ha denominado de distinta manera, Varoufakis lo ha caracterizado como tecno-feudalismo. El mismo, consiste en que cada conglomerado multinacional, con su magnate, ejerce un poder feudal sobre cada región mediado por las tecnologías de la revolución 4.0 planteando que ya no estamos en una etapa capitalista a causa de la reconstrucción de feudos que están acompañados por monopolios económicos.

Por otra parte, sectores como los que representa Milei nos hablan de que los estamos transitando es el camino hacia el “Anarco-capitalismo”.  El cual tiene varias aristas, por ejemplo en el caso de  Julio Montero, filósofo, politólogo y profesor asociado en la Universidad de San Andrés (UDESA-Chequeado) nos indica que:

“El anarcocapitalismo cree que no debe existir el Estado y que ninguna autoridad debe utilizar la coacción para implementar leyes o normas. Cada persona tiene la obligación de respetar el derecho de los demás y cada persona tiene el derecho de defender sus derechos frente a potenciales ataques, mediante la contratación de agencias de seguridad privadas”1

Es decir, lo que nos plantearía este anarcocapitalismo es que estaríamos viviendo un proceso en donde el Estado desaparecería y deberíamos ejercer nuestra propia defensa, en caso de que alguien nos ataque o deberíamos contratar una empresa para que nos cuide, en este caso serían estos grandes conglomerados económicos.  Sin embargo, el anarcocapialismo también plantea que su utopía está basada en la libertad de mercado, en donde, si bien desparecería el Estado, prevalecería el derecho a la propiedad privada, lo que implicaría la no desaparición del Estado, ya que es el  garante de la propiedad privada.

Sintéticamente, este sería el contexto en el que estaríamos atravesando. Ahora es interesante agregar algunos puntos para analizar ambas posturas.

En el caso del concepto de Tecnofeudalismo, si bien es interesante la propuesta de construir un concepto fácilmente utilizable, hay un punto quizás contradictorio sobre todo en el que refiere al feudalismo. Ya que el feudalismo fue un sistema que, además del señor feudal, se caracterizó por una reciprocidad entre los estamentos, es decir el señor feudal si bien poseía a los siervos también tenía que protegerlos en mayor o menor medida, así como también había regulaciones en torno a la subsistencia del conjunto social. Mientras, que en la etapa actual eso no ocurre, cada señor feudal se desentiende de lo que pasa con sus “siervos” ya que son “hombres libres”.

Por su parte, en el concepto de anarcocapitalismo, es contradictorio, como remarcamos anteriormente, ya que surge la pregunta ¿Cómo desarticular el concepto de propiedad privada del Estado, que es la base necesaria para el desarrollo del capitalismo?

En este sentido, es interesante retomar un texto escrito hacia principios del Siglo XX por Vladímir Ilich Uliánov llamada “Imperialismo etapa Superior del Capitalismo”, quien nos explicaba que con los albores de la segunda revolución industrial, ante la emergencia de nuevas economías competidoras en el mercado internacional los países capitalistas defensores del libre cambio se volvieron proteccionistas y buscaron garantizar a cada conglomerado económico de su país el control de  zonas económicas por medio del monopolio. Es decir, regresábamos al monopolio de manera colonialista, ya que se coloniza el Africa y Asia, pero también de manera solapada a través del neocolonialismo, como lo denomino Halperin Donghi, en alusión a Latinoamérica. A su vez, esta nueva etapa del capitalismo incorporaba dos características el control de la tecnología, por parte de los monopolios y en particular el nacionalismo.  El cual, fue utilizado de dos maneras por un lado para justificar el avance colonial, y los gastos en armamento para defender los capitales, pero también, hacia el interior de los países colonialistas, construir cierta estabilidad ante el hambre y las malas condiciones de vida de la población y el riesgo revolucionario por parte de los obreros.

En el caso actual del anarcocapitalismo o tecnofeudalismo, podríamos decir que sería un producto de la Globalización ya que, luego de la caída del muro de la URSS, cuando los grandes capitales multinacionales, principalmente de EE.UU, hicieron una expansión mundial ejercieron un poder que prácticamente desdibujaron los Estados Nación, como señala Stiglitz. Sin embargo, la crisis del 2008, entre otros procesos como la reacción ante las políticas neoliberales, llevaron a que los Estados tengan que salir a salvar estos grandes conglomerados, lo que retajo esta estrategia de estos grandes capitales.

En definitiva, lo que podríamos decir las principales diferencias del anarcocapitalismo con otros períodos serían en relación al imperialismo el no uso o del Estado Nación o del nacionalismo para su expansión y con respecto al feudalismo es la falta de reciprocidad. De esta manera, podríamos sintetizar estas ideas en una combinación, parafraseando algún instagramer, donde el “Anarcocapitalismo es la etapa superior del imperialismo” , que no sería otra cosa que la vuelta capitalista al colonialismo de enclave(por zonas) sin el uso del nacionalismo, como estandarte, y sin importarle la población, enmarcado en una idea de “libertad” a través de las redes sociales.

Devenido de este concepto podemos pensar la estrategia actual del gobierno de Milei y de sus jefes que no sería otra cosa que sobre-endeudar a la Argentina quitarle toda capacidad de reacción al Estado para que los grandes capitales luego se queden con las zonas con mayores recursos y nada mas, sin ningún tipo de reciprocidad con la población local, algo similar a lo que esta ocurriendo en Ucrania o en otras regiones como Siria, Ecuador, entre otras.

 

 

1- https://chequeado.com/el-explicador/que-es-el-anarcocapitalismo/