viernes, 22 de noviembre de 2013

¿Cuál es el legado de Guillermo Moreno?

"Contra lo que piensa el kirchnerismo más cristinista, la profundización del modelo no empezó en 2008 sino con su asunción en la Secretaría de Comercio Interior", asegura Horacio Bustingorry.
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Por Horacio Bustingorry
¿Cuál es el legado de Guillermo Moreno? Contra lo que piensa el kirchnerismo más cristinista, la profundización del modelo no empezó en 2008 sino con su asunción en la Secretaría de Comercio Interior. El enorme conflicto suscitado con las patronales agropecuarias no fue un rayo en día sereno, sino un largo proceso gestado desde 2006 en repudio a políticas del gobierno donde Moreno fue un actor fundamental.
La designación del saliente secretario se produjo en abril de 2006, poco tiempo después que el gobierno decidiera prohibir la exportación de carnes. En ese momento la gestión K necesitaba un funcionario adecuado para políticas de ese tenor. A partir de entonces impulsó una batería de medidas de neto corte intervencionista.
Aparte de la prohibición temporal a las exportaciones de carne vacuna se implementó un sistema de cupos y permisos para acceder al mercado internacional. Asimismo, Moreno pasó a controlar el Mercado Central de Buenos Aires y reguló las actividades del Mercado de Liniers, impulsando en ambos casos una lista de “precios sugeridos”. También congeló del precio del trigo a 120 dólares la tonelada y dispuso el cierre temporal de las exportaciones de maíz. Para abaratar el valor en el mercado interno se impulsaron aumentos de las retenciones a la exportación de trigo, maíz, girasol, productos lácteos y harinas y aceites de soja. Ya antes de la famosa Resolución 125 el gobierno aumentó las retenciones a la soja en cuatro puntos en enero de 2007 y en casi ocho en noviembre de ese año.
Moreno también intervino en el mercado petrolero. Impuso un precio máximo a la exportación de petróleo y combustibles y desplegó una activa política para contener las tarifas internas. Uno de sus principales instrumentos fue la revitalización de algunos artículos de la Ley de Abastecimiento de 1974, que preveía duras sanciones sino se garantizaba la provisión de combustible. Entre diciembre de 2006 y junio de 2007 la petrolera Shell fue multada 32 veces con denuncia penal incluida por infringir la normativa mencionada. Moreno también retrotrajo aumentos de precios establecidos por Repsol y Petrobras impidiendo de esa manera el desacato a la resolución 599. Además presionó para  que un directivo de la empresa Metrogas, poco comprometido a acompañar las políticas de abastecimiento de gas, fuese reemplazado.
Hasta 2008 fueron infinidad los productos sujetos a congelamiento de precios. Desde artículos de limpieza, alimentos y bebidas hasta hotelería y  el rubro automotriz. El éxito en la contención de la inflación durante esos años fue innegable. ¿Cuál fue la lógica general de esas intervenciones?
El objetivo era garantizar la oferta en el mercado interno y contener el aumento de precios. La provisión barata de artículos de consumo para los trabajadores apuntaba en varias direcciones. Por un lado, mejorar su calidad de vida accediendo a mayores bienes y servicios. La menor destinación de dinero para artículos de primera necesidad permitía adquirir otros bienes y de esa manera reactivar la demanda, la producción y la creación de fuentes de trabajo.
Este mecanismo también facilitaba una disminución del costo laboral al resultar menos onerosa la reproducción de los trabajadores. Condiciones favorables para la inversión productiva impulsaban la creación de empleo, un mayor consumo y la reanudación del círculo virtuoso. Este fue el éxito del modelo kirchnerista en esos años con su correspondiente repunte de la actividad económica y disminución de los índices de desocupación, pobreza e indigencia. La fórmula no era más que la recreación de la clásica alianza peronista entre el capital industrial y el trabajo, sostenida sobre el control de la burguesía agraria y, en la etapa kirchnerista, sobre las empresas privatizadas de servicios públicos. Moreno fue clave en esa política que recibiría inmediatamente la contestación de parte del arco patronal.
Reacción patronal
Las críticas a Moreno comenzaron de manera inmediata a su gestión. La enemistad empresarial y la desaprobación de los grandes medios se sintetizaron en la acusación de autoritarismo al intervencionismo estatal. A la cabeza de los reclamos estuvieron las organizaciones campestres.
En julio y noviembre de 2006 algunas medidas de fuerza preanunciaron el agitado fin de año. En diciembre, la Sociedad Rural, Coninagro y Federación Agraria Argentina realizaron un lock out de 9 días con asambleas, cortes de ruta, tractorazos y la no entrega de productos a los mercados. En abril de 2007 Carbap impulsó otro lock out pero de 15 días que implicó el no envío de hacienda y granos al punto de provocar desabastecimiento. Por entonces el inefable Alfredo de Ángeli ya daba rienda suelta a sus tropelías.
Los reclamos de las organizaciones fueron típicos. Pedían el fin de la intervención oficial en materia de precios interno, la derogación de la limitación de las exportaciones, la eliminación de las retenciones a los productos lácteos, disminuir la presión impositiva y otros similares. Bajo ese contexto el gobierno anunció la famosa Resolución 125 el día 11 de marzo de 2008.
La medida en sí no fue tan contundente en comparación con lo que se venía haciendo. Lo novedoso no fue el aumento de las retenciones sino el grado de confrontación que se alcanzó. La profundización vino de quienes se oponían kirchnerismo, a través de una ofensiva generalizada para repudiar el conjunto de la política agropecuaria. Fue la culminación de un movimiento de protesta que se venía gestando desde el mismo momento en que Moreno asumió su cargo. Esta vez el funcionario no solo defendió el gobierno a través de la gestión sino también desde la militancia en las calles.
Hoy Moreno ya no está. En el último tiempo su labor se fue desdibujando al calor de cierto repliegue de la política kirchnerista. No obstante su figura continuó siendo una referencia ineludible para pensar un Estado interventor con perfil popular. Su última apuesta para congelar los precios intentó retomar lo mejor de sus políticas, pero no pudo ser. Si con Moreno empezó la profundización del proyecto nacional, esperemos que su salida no signifique la clausura definitiva del modelo.
Fuente: Página/12

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